Estamos hablando de una empresa supersubvencionada con dinero público, la ONCE recibe todos los años decenas de millones de euros y está exenta, entre otras cosas, del pago de la seguridad social de todos sus trabajadores con discapacidad (más de 100 millones de euros) y el año pasado cerró el balance económico, con un beneficio neto de más del 20%. Pese a ello CCOO y UGT han firmado un convenio salvaje en el que entre dan el visto bueno a:
Sancionar incluso con el despido a los vendedores que no lleguen a un mínimo de ventas casi imposible de conseguir, aunque la disminución de esas ventas no sea atribuible al vendedor; congelación salarial para toda la plantilla, no consolidación de trienios (retirada del plus de antigüedad, todo esto mientras salarios y dietas de directivos siguen siendo opacos); se puede cobrar a los vendedores productos que estos no han podido vender; asignación de puntos de ventas y promoción en la empresa sin concurso, sólo a criterio de la empresa; retirada de quioscos de la vía pública; rebaja de un 30% en el salario de todos los trabajadores de nuevo ingreso durante tres años (y de los que lleven menos de 3 años); autorización a la ONCE para que venda sus productos en gasolineras, estancos, quioscos de prensa, Opencor, etc…(más de 1.2000 puestos de venta) lo que significa una competencia desleal y una minoración de ventas para los vendedores; venta directa de todos los productos de la ONCE por Internet; venta de los productos de la ONCE por máquinas de venta; congelación del plus de ruta desde el 2005…
Todo esto y más es lo que han pactado la ONCE, UGT y CCOO a espaldas de los trabajadores, aprovechándose de la condición de discapacitados que tenemos la mayoría de los trabajadores de la ONCE sabiendo que somos un colectivo muy vulnerable y por tanto fácil “de domar”. No sabemos ni por cuanto, ni por qué estos sindicatos nos han vendido pero con este panorama sindical con CCOO y UGT claramente en contra de los trabajadores y el CSIF “tocando el violín” que ni muerde ni ladra, el futuro de los trabajadores de la ONCE se vislumbra marrón oscuro casi negro. O reaccionamos dando la espalda a estos sindicatos o estamos perdidos. La única y última trinchera que nos queda es unirnos todos a CGT ya que este sindicato sólo se debe a sus afiliados y afiliadas.
Adolfo Martínez Gómez, Vendedor de la ONCE, miembro del Comité de Empresa en Valencia y afiliado a CGT