Artículo de opinión del Secretario de Acción Social de CGT-PV publicado hoy en Levante-EMV
Qué duda cabe que la corrupción es uno de los principales problemas que
preocupan a la sociedad española. Desayunarse cada mañana con nuevos datos, que confirman lo que la vox populi llevaba años
señalando, es algo que no puede dejar de indignar al ciudadano corriente; ese que trabaja cuando hay trabajo, que ve como
su sueldo o pensión no le llega hasta fin de mes, que paga los pesados impuestos que le imponen unos políticos que nos
están saqueando a todos y al que, encima, se le recortan el conjunto de servicios y prestaciones del sistema público creado
y financiado con sus aportaciones.
Es normal, por tanto,
que las noticias sobre corrupción desaten las reacciones más viscerales contra la casta que nos gobierna. Lo que ya no es
tan normal es que la abundancia de información respecto a los Bárcenas de turno solape las noticias sobre el resto de la
actualidad. La financiación irregular de los grandes partidos no debería ser óbice para que sigan abiertos los debates
sobre el paro, los recortes, las privatizaciones o la grave crisis del propio sistema capitalista.
Pensar que todo es una campaña programada por los cerebros que nos
dirigen, sería suponerles una inteligencia superior a la que han demostrado poseer a lo largo de sus carreras. Pero lo que
no parece tan descabellado especular es que, una vez ha saltado la liebre de cualquier escándalo, las distintas familias
del poder económico (que es el que manda) elaboren sus estrategias para sacar el máximo provecho de la nueva
coyuntura.
Resulta altamente sospechoso que sean
periódicos conservadores y políticos del mismo partido de Rajoy los que estén poniendo más leña en el fuego que consumirá
el menguado apoyo social que le queda tras los salvajes recortes al todavía presidente. Tampoco parece inocente que el resto
de partidos se sume a la ola de denuncias como una forma de desviar la atención de los casos de corrupción que afectan a
sus propias huestes. Diríase que para el verdadero poder Rajoy ya ha prestado los servicios encomendados, se ha quemado en
el empeño y debe ceder el lugar a otro mago que nos ilusione.
Que Rubalcaba rompa sus relaciones con el PP, cuando hace poco rubricó un pacto con el mismísimo Rajoy para
llevar una política común ante la UE, no es más que otra evidencia de lo mucho que se improvisa y lo poco que se reflexiona
en la política española. Las preclaras mentes del PSOE sin duda ya habían leído todo lo que la prensa ha venido publicando
sobre el caso Bárcenas.
Oportunista, por tanto, resulta
que militantes de partidos de la izquierda moderada aparezcan como impulsores de plataformas cívicas que lanzan
movilizaciones ciudadanas para exigir un cambio de gobierno, cuando saben que la crisis política es mucho más profunda, y el
desprestigio por la corrupción acumulada (casos Filesa, GAL, Roldán, Gürtel, Nóos, ERE, etc.) afecta a políticos de todos
los colores (o tonos, porque la política española cada día es más monocromática).
Antonio Pérez Collado
Secretario de Acción Social de CGT-PV