Leyendo el artículo que Amadeu Fabregat publicaba el pasado 15 de mayo en el diario Levante-EMV, lo que se le
ocurre a uno, nada más leer el titular “¿Es el PP un partido anarquista?”, es que el joven Amadeo se pasó las clases de
Historia del Pensamiento en el bar de la Facultad. De otra forma, que no sea el desconocimiento más absoluto del mundo de las
ideas, no se comprende que se pueda relacionar a ningún partido político (y mucho menos al PP) con el ideal libertario.
La idea de acusar al PP de anarquizante no se le ocurre ni al que asó la manteca. Al partido de
Rajoy se le puede tachar de muchas cosas (y más en campaña, donde el insulto y las mentiras no son pecados) pero lo que menos
se merecen es que se dude de su apoyo al sistema. ¿O los ha escuchado Amadeu Fabregat atacar a la Iglesia, las Fuerzas
Armadas, la Corona, la Banca, la CEOE, el FMI o la OTAN? Si ahora hablan mal de algunos jueces o del Gobierno es,
sencillamente, porque éstos no hacen todo lo que a ellos les gustaría.
Me juego una paella con Amadeu a que si
gobierna el PP (cosa que parece probable) sus primeras leyes no serán para acabar con los contratos basura, anular el recorte
de las pensiones, la reforma laboral o las privatizaciones de empresas y servicios públicos iniciadas por el partido que puso
a Fabregat al frente de la RTVV. Y si no está don Mariano por políticas socialdemócratas, mucho menos lo iba a estar por la
autogestión y el comunismo libertario como insinúa el autor de tan desafortunado escrito.
Tampoco parece creíble
que Fabregat lleve todavía dentro ese anarquista que, según nos informa, muchos portamos cual ángel de la guarda, pero que
“no sacamos a la luz porque es una antigualla de los años treinta del siglo pasado”. Como el estudiante Amadeo presuntamente
hizo novillos en las clases de Historia, ha retrasado en casi un siglo los inicios del anarquismo organizado. Pero da lo
mismo, siglo arriba o abajo, para él es una cosa demodé.
Quizás no sea un tema de conversación en los exquisitos
ambientes que frecuenta el ilustre hijo de Torreblanca, pero si alguna idea y alguna bandera siguen atrayendo a la juventud;
ya sea en Londres, Atenas, Paris o la selva Lacandona, esa idea y esa bandera son las libertarias. El pensamiento ácrata
sigue actualizándose, aportando propuestas a la sociedad. Movimientos como el ecologismo, el feminismo, el pacifismo o
alternativas nuevas como el decrecimiento beben en las cristalinas fuentes del anarquismo. No hablamos de siglo XIX ni de
Kropotkin; nos referimos a estos tiempos y a mentes tan lúcidas como Chomsky o, más cerca de nosotros, Carlos Taibo, Rafael
Cid y otros.
La verdad es que no sé qué propone Amadeu Fabregat frente al hundimiento de las ideas que no son unas
antiguallas como el anarquismo. Y como tampoco he leído sus libros, pues sólo tango este artículo para valorar su mensaje
político actual; el pasado ya lo empecé a intuir con la programación de Canal 9 bajo sus órdenes y con la lista de 500
palabras cuyo uso prohibió en los informativos por “demasiado catalanas”.
En fin, que no me he reído con “¿ES EL
PP UN PARTIDO ANARQUISTA?” ni he aprendido nada, porque lo de ser un antiguo ya lo sabía y no me preocupa.
Antonio
Pérez Collado
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Levante-EMV
Secretario General de CGT-PV