Artículo de opinión de la delegada de personal de CGT-FGV publicado en Levante-EMV.
En las siguientes líneas, la versión íntegra:
Leemos en Levante-EMV, el martes 4 de septiembre, el titular: “Empleados de FGV se niegan a ayudar a un niño en silla de ruedas a bajar las escaleras”, un titular del que luego se han hecho eco otros medios de comunicación.
Se aborda así el caso de una viajera acompañada de su sobrino que ha interpuesto una denuncia contra Metrovalencia por la imposibilidad de acceder a sus instalaciones a consecuencia de la avería del ascensor de la estación de metro Xàtiva.
Hasta ahí la primera parte. El caso es que, ante dicha imposibilidad, la solución de los empleados fue que lo hiciera por la estación más próxima en la que el ascensor funcionase correctamente. En la noticia se recoge que ésta es la recomendación que FGV da a sus empleados para que deriven a los usuarios a otras estaciones en casos de averías como estas.
Llama sin embargo la atención que el periodismo que con estos datos se realiza, tenga los mimbres de las noticias humanas que no transcienden más allá: ni en lo que se refiere a lo sucedido, ni en lo que hay de social, político y económico detrás.
Y es que el relato se basa en el trato poco humano que dan los empleados y en la gran labor que realiza el Cuerpo Nacional de Policías cuando acude a rescatar al niño tras una llamada al 091 y cargan con la silla de ruedas del menor escaleras abajo.
La falta de empatía, en la que podremos o no entrar y en la que también habría que escuchar a la otra parte antes de dar la noticia (incluso antes de lamentar el trato sufrido y de decir que se tomarán las medidas para que no se repita) es el centro de un suceso que, afirmamos desde el sindicato de CGT-FGV, va mucho más allá de esa óptica tan “humana” que se nos presenta.
El caso es que si a esta usuaria esto le hubiera pasado en la población en la que vive y ha puesto la denuncia, ni siquiera hubiera tropezado con un empleado con el que empatizar. Hubiera podido contactar con una voz a través de un interfono que le hubiera dado la misma respuesta.
Esta es la realidad de Metrovalencia, que venimos denunciado la plantilla desde hace tiempo. Sabemos que a los usuarios no les parece bien la falta de personal (como también sabemos lo impopulares que son nuestras movilizaciones). Pero la cuestión que una y otra vez ponemos sobre la mesa es la de hacia dónde va esta empresa pública y si quienes nos gobiernan quieren defenderla y devolvérsela saneada a la ciudadanía o dejarla caer para hacer creer que lo mejor es la privatización.
Los servicios y protocolos que da FGV no tienen muchas veces el respaldo de los empleados; tampoco cómo se gestiona todo lo relacionado con la atención a los viajeros que desde lo más alto se empeñan en llamar Clientela (lo cual ya dice bastante de cómo se quiere transformar el derecho en mercancía).
La falta de personal, de soluciones rápidas ante las máquinas que no funcionan, la agilidad para poner en marcha escaleras o para prestar ayuda a quienes quieren acceder en estaciones todavía no adaptadas, para dar esa atención personalizada que FGV quiere vender, pero que no puede ofrecer si no apuesta por dotarse de recursos humanos… todo ello son problemas que venimos luchando por sacar a la luz pública. Emplazamos a que se apueste por ello.
Carmen Jareño Peris
Delegada de Personal de CGT-FGV