Hace 81 años tuvo lugar la matanza de Casa Viejas. Un hecho que sacudió a la sociedad española de su momento y que se ha convertido en un referente de la historia contemporánea española. Como todos los años, desde hace ya unos cuantos, la sociedad casaviejeña los recuerda con un apretado programa de actos.
Desde una representación teatral en el mismo lugar de los hechos, pasando por un debate en forma de tertulia y terminando por una serie de exposiciones en diversos establecimientos hosteleros. Un esfuerzo que, año a año, no sólo se repite sino que va dando nuevos pasos adelante. El programa de este año así lo demuestra. De paso pone de manifiesto el desinterés, salvo cuando no tiene más remedio, de quienes ocupan las instituciones representativas de la localidad. Veamos tres ejemplos: el estado comatoso de la Fundación Casas Viejas 1933, el abandono de las instalaciones del solar de la choza de Seisdedos y la tan anunciada como olvidada declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) de los lugares de la tragedia.
La Fundación, recordemos, nació en el contexto de la polémica que levantó la apertura hace siete años del hotel hoy llamado Utopía y, entonces, Libertaria. Primero fue una iniciativa privada que terminó siendo reconducida hacia otra pública bajo el control del equipo de gobierno del ayuntamiento de Benalup-Casas Viejas. Desde entonces hasta hoy sus actuaciones se han limitado a participar, de forma unas veces más activa que otras, en la conmemoración anual de enero. Pero sobre todo no ha sido capaz de romper los estrechos marcos del control político para convertirse en un vehículo que canalizara las propuestas que desde el mismo pueblo han ido surgiendo. Una muestra más de las distancias que existen entre representantes y representados. Uno de los problemas más importantes del sistema político español que, dicho sea de paso, no parece querer ponérsele solución. Del estado comatoso de la fundación da idea su inactividad, que su patronato apenas se reúna y que su página web no haya sido modificada en los últimos cinco años que lleva “realizando ajustes de programación y cargando sus contenidos iniciales”. Al menos en la consulta realizada la tarde del lunes 30 de diciembre pasado.
Supuesto retrato de María Silva Cruz, Libertaria.
El programa estrella de la Fundación Casas Viejas 1933 era la utilización del solar de la choza de Seisdedos, rescatado de la propiedad privada, mediante la apertura de unas instalaciones que completarían la sede del fondo documental que se iba a establecer en el nuevo el Teatro Municipal. Si de la sede nunca más se ha sabido, en el solar se ha realizado unas reformas, más que discutibles estéticamente, pero que sigue cerrado. Tampoco sabemos ni el coste de la compra del solar ni el de la intervención. La transparencia, otra de las deudas pendientes de las administraciones de este país. Aunque parece que durante estos días va a acoger uno de los actos más esperados de las jornadas previstas. Esperamos que sea el comienzo de una larga y fructífera relación con los vecinos.
Por último está el tema del BIC. Tan publicitado antes y ahora. Recordemos las recientes jornadas de Patrimonio Cultural Europeo. Sin embargo sigue paralizado casi un año después de que el ayuntamiento prometiera públicamente interesarse por su finalización tan abruptamente, como oscura, interrumpida a punto de completarse. Un BIC que se presentaba como ejemplar y, en su momento, entre los más avanzados por las consideraciones sobre los bienes inmateriales que contemplaba. Estos días esperamos oír los mismos deseos de intervención municipal. Pero no sólo oírlos sino verlos hechos realidad y, también, transmitidos al vecindario y al resto de la sociedad española partícipe de unos hechos que la han marcado.
Finalmente quisiera hacer una aportación personal a este octogésimo primero aniversario. Me gustaría divulgar la fotografía que acompaña estas líneas. Un supuesto retrato de María Silva Cruz, Libertaria, la joven que escapó de morir entre las llamas de la choza incendiada de su abuelo. Fue publicado en el diario valenciano Las Provincias enviado por una agencia de prensa madrileña. No tenemos la certeza de que sea ella. Pudiera ser. Lo que es seguro es de que se trata de un recorte de otra de grupo seguramente procedente de la propia Casas Viejas. ¿Cómo la obtuvieron los periodistas madrileños? Lo desconocemos exactamente. Sabemos que aquellos días los reporteros llegados buscaron ansiosamente material gráfico, o lo produjeron, sobre los sucesos. Los primeros de la historia social española en tener una importante difusión gráfica. Sea esta mi aportación a un aspecto de la matanza que todavía está por analizar en profundidad.
José Luis Gutiérrez Molina
Historiador
Fuente: http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/deudas-pendientes/