Antonio Pérez Collado escribe paraL´Eixam y dentro de la colección El Tábano un libro que se plantea quien va a ser el (nuestros) representante en las decisiones que se toman a nivel político….De primeras, un libro imprescindible para los susceptibles, remisos, ingobernables, ácratas y demás personal que, muchas veces con el ánimo agriado (pero nunca vencido) nos preguntamos si vale para algo esto de ir a depositar cada “X “tiempo una papeleta en una urna. A menudo pienso que no sirve para nada… ¿por qué y para qué forzar eso de ser cumplidor si no vemos a nadie con capacidad o si nadie nos depara confianza….por seguidismo, por no desmarcarse, por no quedar en el censo como “no tachado”?. A menudo, me entran ganas de enviar todo ello a “la porra” y poder ir haciendo, como ciudadano, dejando a los políticos a su suerte…hasta que la situación, de alguna manera, rompe….como creo que ha pasado. Bueno, el libro es muy interesante porque nos hace reflexionar sobre esto y sobre más cosas:¿por qué es votar, hoy en día, decidir? …¿cuándo votas decides las políticas que deseas que se apliquen de veras?…
Lo que nos dice L´ Eixam ediciones sobre el libro:
El arriesgado y difícil reto que se impone este libro es evitar sobresaltos de última hora al votante cumplidor y voluntarioso, pero incapaz de tomar una decisión tan importante y complicada como decidir quién va a ser la mano ejecutora de su voluntad, la boca por la que durante cuatro años “Juan García” o “Anna Martí” van a opinar y hasta decidir en el hemiciclo.
Esta práctica guía nace con la vocación de ser sumamente útil para la mayoría del electorado que no se apasiona ante cada nueva representación de la llamada “Fiesta de la Democracia”; puesto que hay aproximadamente un tercio de abstencionistas contumaces y otra quinta parte que se espera hasta última hora para decidir en quién confía, o incluso sin confiar en nadie (visto lo visto) a quién da un voto más rutinario que convencido.
Es a estos grupos de los indecisos bienintencionados y de los abstencionistas reincidentes, a los que las encuestas (o mejor dicho, los que las encargan) conceden la oportunidad de cambiar la composición del gobierno que toque renovar en cada ocasión y territorio. Sobre la otra mitad de la población, la que sabe a quién va a votar (incluso antes de que se presenten las candidaturas), ni esta guía ni las encuestas pueden tener mucha influencia en su cita con las urnas.
Para quien está por votar, aunque sea por seguir una costumbre, en la televisión y en los programas de todos los partidos va a encontrar sobradas razones para hacerlo y, encima, sentir ese exultante orgullo de ser como la mayoría.
El autor:
Antonio Pérez Collado nació en El Picazo (Cuenca) en 1953. Tras unos años de estudios en la capital de la provincia emigra a Valencia, como tantos otros miles de castellano-manchegos, andaluces o extremeños, en busca de una salida laboral y de nuevas experiencias culturales y políticas.
Durante más de cuarenta años ha trabajado en diversas empresas valencianas, incluida la multinacional automovilística Ford, en la que inició su militancia sindical y social que no ha cesado hasta ahora. Sindicalmente se ha vinculado a CNT y CGT y en el activismo social participa en el Ateneo Libertario Al Margen y en gran parte de las iniciativas autogestionarias que jalonan la crónica de las luchas contra la injusticia y la explotación en estas tierras: Feria Alternativa, Mostra del Llibre Anarquista, Radio Klara, Jornadas Libertarias de CGT-Valencia, etc.
Forzosamente formado en la escuela franquista y marcado por la omnipresente religión católica, ha evolucionado hacia el pensamiento anarquista gracias a los buenos compañeros y amigos que se han cruzado en el caminar por la vida y a su pasión por los libros, el cine y los viajes. La militancia sindical en una empresa de las dimensiones y la pasada conflictividad de Ford España le empujó a iniciarse en la escritura de manifiestos y comunicados para trabajadores y medios de comunicación.
Con el tiempo pasó a publicar artículos en revistas libertarias y en la prensa convencional (más de 300 hasta el momento) y a colaborar habitualmente en publicaciones como Libre Pensamiento, Al Margen, Rojo y Negro, Noticia Confederal, etc. También ha hecho algún pinito en la poesía y los relatos, pero de estas facetas no hay (de momento) materiales editados.
Ha publicado otros cuatro libros: Artículos perecederos (Ediciones Al Margen, 1995), Breviario para ovejas negras (Ediciones Al Margen, 1997), Queridas cadenas (Ediciones Al Margen, 2001) y De la ilusión a la indignación (L´ Eixam Edicions, 2012).
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http://www.eixamedicions.com/index.php?module=llibre&id=579
Cazarabet conversa con Antonio Pérez Collado:
-Antonio, bueno veo que eres un hombre de lucha, de pensamiento libertario y ácrata ¿Cómo te sientes en los tiempos que estamos viviendo hoy en día?
-Pues depende del momento. La actual situación de recortes, pobreza y represión, así como la falta de respuestas mayoritarias y contundentes de la sociedad -o al menos de la sociedad que sufre estas agresiones- me preocupa e indigna de forma habitual.
Pero, por otro lado, hay evidencias de que esto empieza a cambiar porque mucha gente se va dando cuenta de que sólo nos queda luchar por los derechos que nos arrebatan (Gamonal, Can Vies, sanidad, enseñanza, Panrico, FNAC, etc.) y eso me anima e ilusiona.
-De València y de su región resalta mucho su, llamémosla idiosincrasia de políticos apoltronados, preñados de polillas y con muchos tufos de corrupción y de la gorda…los valencianos y valencianas (yo lo soy, aunque llevo ocho años viviendo en Aragón) no nos lo merecemos, pero las urnas mandan….yo me pregunto:¿qué tiene que pasar más para que se dé un vuelco político, y fíjate que ya no digo solo de cambio, digo político de manera de hacer?
-Si, parece que la Comunidad Valenciana se lleva la mayor parte de los casos de corrupción, pero no podemos dejar de lado que es un mal muy extendido: Andalucía. Madrid, Cataluña, Galicia, Baleares, etc. Es todo el sistema el que está podrido. El PP valenciano ha sabido manipular los símbolos y las emociones del pueblo (bandera, fiestas, religión, etc.) y la izquierda tampoco es que haya estado muy lúcida y combativa en todo este tiempo. De todas formas, creo que la cosa ha llegado tan lejos que tanto Barberá como Fabra perderán muchos apoyos en las próximas elecciones. Aunque un gobierno socialdemócrata tampoco mejorará mucho las cosas.
-¿La incursión social del 15M crees que es la que ha terminado por lanzar al Partido Político, Podemos?
-El 15M surge como respuesta social, abierta y horizontal, a toda una serie de ataques que las clases populares estaban sufriendo. Fue un vendaval de espontaneidad y frescura en el tedioso panorama político. Podemos, por el contrario, es una operación muy preparada para intentar reconducir esa indignación social por el camino de las urnas y el parlamentarismo. Creo que son dos cosas muy distintas; y hasta antagónicas, si me apuras.
-Por cierto: ¿cómo ves al movimiento 15M y a Podemos?
-El 15M en este momento ya no tiene la presencia en las calles y plazas que tuvo hace dos o tres años; eso es evidente. Pero el espíritu que lo impulsó sigue latente en muchos ámbitos: sus formas de organizarse y de decidir han impregnado infinidad de nuevas realidades y han ayudado a que surjan gran cantidad de proyectos nuevos: la PAH, las mareas de sanidad o educación, las asambleas de barrios, los huertos urbanos, las cooperativas de consumo, las redes de apoyo, las asambleas de parados, etc. Ése creo que es el éxito del 15M.
En cuanto a Podemos, me parece una operación que va a tener un relativo éxito en las próximas elecciones. Eso lo reconoce todo el mundo. De lo que no estoy tan seguro es que no se vaya a convertir en un partido más. También corremos el peligro de que mucha gente que no creía ya en la política parlamentaria, ahora confíe en Pablo Iglesias y deje de luchar en la calle y de practicar la autogestión en su entorno.
-¿Un partido político sin militantes y sin tener que agarrarse a las amarras que te pueden atosigar de la banca puede que sea una buena fórmula visto lo visto?
-La verdad es que visto lo visto, cualquier cosa puede ser mejor que lo que hay. Pero yo no tengo claro que Podemos no cuente con el apoyo de una parte del Poder (banca, patronal, medios de comunicación, etc.) que ve como los partidos clásicos se derrumban y busca un relevo para evitar, precisamente, que sea la gente la que se organice al margen del sistema.
-Porque, amigo Antonio, ¿cuándo depositamos la papeleta, tal como están las cosas hoy o tal como lo estaban en las pasadas elecciones municipales y autonómicas (por poner un ejemplo)….sabíamos en realidad a qué estábamos jugando?
-Yo creo que hay una parte importante que va a votar porque lo dice la tele, como va al fútbol o a recibir al Papa. Pero hay otra gente, algo más informada y concienciada, que vota esperando que salga el mal menor, pero sin creerse seriamente que los elegidos vayan a cumplir el programa de su partido.
-¿Hay alternativa a este sistema de “A o B” que solo favorece el juego neoliberal y al capital?
-Dentro del sistema desde luego que no. Es su juego y son ellos los que ponen los medios y las reglas. Pero al margen de este sistema corrupto y explotador, sí que hay alternativas. En cuanto el pueblo se pone a trabajar y a construir libre y solidariamente, vemos los frutos de la autogestión en Chiapas, Argentina, Grecia, etc. Los valores libertarios y la autogestión son la única vía para un cambio de verdad.
-¿Es arriesgado decidir, con todo el derecho del mundo: no ir a votar como herramienta de propuesta ante el poder que, en un momento determinado, tanto nos desasosiega? (me refiero a que dejamos que decidan los de siempre).
-Yo creo que si vamos a votar también están decidiendo los de siempre; son ellos los que han elegido a quién podemos votar (ningún candidato a presidente sale de la nada y sin el respaldo de una parte de los poderosos) y también son los de siempre los que, a través del FMI, el Banco Mundial o la UE, siguen decidiendo los asuntos realmente importantes.
-¿Por qué no se contabiliza la abstención o no se tiene como más en cuenta? (es una pregunta muy ingenua, pero…)
-Por la misma razón por la que no se publican con claridad las cifras de suicidios, de las enfermedades laborales y otros datos que ponen en tela de juicio la bondad del orden establecido. Reconocer que la gente no cree en el sistema y se abstiene de ratificarlo con su voto, sería como aceptar que mandan sin el consenso mayoritario de los ciudadanos. De hecho, en muchos países, ya han impuesto el voto obligatorio…
-¿Tienen los políticos de hoy en día, me refiero a los “tradicionales y tradicionalistas” motivos para sentirse atosigados como con el miedo a “perder el sillón”?
-Ese miedo existe y se empieza a ver con la campaña que la derecha más cerril ha desatado contra Pablo Iglesias (campaña que le está ayudando mucho más a Podemos que al PP, PSOE o IU, por cierto) y por los codazos internos y retiradas de apoyos incondicionales que vemos entre líderes y sectores del PP y del PSOE. Muchos ya no saben a quién hay que apoyar ahora para seguir en el poder.
– ¿A la clase política, qué les ha estado hecho más daño: la corrupción del ladrillo, del poner a gente a dedo, de la prevaricación, de “las mordidas” o los de efectos dominó como las preferentes, los desahucios, la pérdida de lo social en temas como la dependencia…etc, etc…? …Es que, a veces me da la impresión que estamos como ya convencidos que estos (me refiero a muchos políticos) están aquí para “jodernos” y que nosotros como si nos conformásemos…
-Yo creo que no ha sido una cosa sola. En realidad ha sido la suma de todos estos escándalos y su coincidencia con una etapa en la que a la gente se le estaban imponiendo duros recortes de derechos y servicios, lo que ha provocado esta ola de desafección a la casta política.
-A veces por ser tan bienintencionado, voluntarioso y demás el ciudadano se ve como con la obligación de ir a votar… ¿es esta una de las peores situaciones en una democracia?
-Me parece muy triste que lo que muchos llaman “la fiesta de la Democracia” en el fondo no sea más que una rutina, a la que hay que someterse cada cuatro años, pero sin esperar ningún resultado positivo. Es una prueba más de que el sistema está agotado y no sirve de mucho cambiar las candidaturas y los etéreos programas: de lo que se trataría es de cambiar el propio sistema, sustituyéndolo por otro mucho más participativo y solidario. Por eso el libro propone DECIDIR en lugar de resignarse a VOTAR.
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