Negras tormentas pro-nucleares vuelven a agitar los aires en nuestro país, con la pretensión del Gobierno del Partido Popular y del Consejo de “Seguridad” Nuclear de prolongar hasta los 60 años la vida útil de las centrales y reabrir la Central Nuclear de Santa María de Garoña tras cuatro años de cierre.
El pasado 8 de febrero, el pleno del Consejo de “Seguridad” Nuclear aprobó su informe favorable a la reapertura de Garoña, y ello pese a que la propietaria Nuclenor (Iberdrola y Endesa) no han realizado las inversiones necesarias en seguridad para proceder a dicha reapertura, muchas de ellas medidas fijadas tras el accidente nuclear de la Central de Fukushima. Es más, el informe contó con un voto en contra de uno de los miembros del Consejo. No se cumplen los deberes que ya le habían sido establecidos por los organismos de “control” para su reapertura.
Una vez más se ha evidenciado que el lobby nuclear no cesa en su empeño de mantener sus suculentos beneficios, en intoxicar a la opinión pública ocultando la magnitud del riesgo que supone esta fuente de energía y del potencial radioactivo de sus residuos. A su vez gran parte de tan alta rentabilidad se debe a que la mayor parte de la inversión como la gran parte del coste de la gestión de sus residuos y sus accidentes son pagados con dinero público.
Debemos considerar que hoy día el cese de la central de Garoña no tiene repercusión sobre la garantía de suministro eléctrico para la ciudadanía ya que, dado el cambio estructural en el sector eléctrico producido por el desarrollo de las energías renovables y, la entrada en funcionamiento de las centrales térmicas de ciclo combinado, se ha producido un exceso de capacidad instalada.
En este escenario de exceso de capacidad instalada las centrales nucleares están suponiendo un freno al desarrollo de las energías renovables debido a que su disponibilidad intermitente implicará la aparición de situaciones en que la producción agregada no podrá ser integrada en el sistema. No podemos olvidar que las energías renovables, junto a que la potencialidad de sus impactos y riesgos es mucho menor, son uno de los sectores que más empleo generan.
Es más, la propia Comisión Europea ha establecido un incremento de los objetivos de renovables hasta de 2030 cercanos al 30%. Lo que requiere una firme apuesta en nuestro país por las renovables para acercanos a dicho objetivo.
La CGT ha mostrado su compromiso en las distintas campañas contra las nucleares. Por ello, la Confederación General del Trabajo está por el cierre de todas las centrales nucleares de forma progresiva de aquí a 2020 y su sustitución por energía renovables, así como exige la paralización inmediata y definitiva del proyecto de Almacén Temporal Centralizado de los residuos nucleares.
La CGT insiste en que la Central de Garoña es una tecnología obsoleta, mal mantenida y tan peligrosa como su malograda central gemela de Fukushima Daichi cuyo accidente volvió a demostrar los graves peligros de la energía nuclear. Un nuevo ejemplo de como el medio ambiente, la salud pública y el interés general se sacrifican en pro de los beneficios de las grandes compañías eléctricas y los amigotes colocados en los consejos de administración de estas.
¡NO A LA REAPERTURA DE GAROÑA¡
¡CERREMOS LAS NUCLEARES¡
Secretariado Permanente CGT