Nos gustaría que las enseñanzas del Congreso Nacional Indígena (CNI), congregado en La Realidad este agosto en la “Compartición David Ruiz García”, llegasen a sus oídos y así quizás se dieran cuenta de que el camino de la libertad del indígena no es el de combatirse unos a otros.
El pasado 4 de agosto el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (FRAYBA), reportaba en su implacable e imprescindible labor un nuevo ataque, ésta vez a las comunidades autónomas zapatistas de Egipto, El Rosario y Kexil, del Municipio Autónomo Rebelde Zapatista (MAREZ) San Manuel, en el Caracol de la Garrucha.
En el ataque participaron habitantes del Ejido Pojkol, equipados con armas de fuego que usaron para amedrentar a las familias zapatistas y matar parte del ganado de la comunidad. Dicho reporte alertaba de que treinta dos bases de apoyo zapatistas, la mayoría niños y mujeres se habían visto obligados a desplazarse de su hogar debido al riesgo que corre su vida.
La situación nos recuerda a las desplazadas y desplazados de la comunidad zapatista de Comandante Abel que tuvieron que abandonar sus tierras ante las amenazas paramilitares. O a las y los zapatistas desplazados del ejido de Banavil que ya cumplieron 2 años y ocho meses fuera de sus hogares, amenazados por los partidistas que usurparon sus tierras. El despojo y el exilio forzoso se utilizan como castigo a las comunidades que han decidido resistir a las políticas depredadoras de las autoridades mexicanas.
Sería un gravísimo error considerar que el ataque de los ejidatarios a la comunidad zapatista de Egipto fue, como se empeñan en vender los medios afines al gobierno, un conflicto campesino o una disputa entre indígenas. La Junta de Buen Gobierno (JBG) del Caracol III “Resistencia hacia un nuevo amanecer”, denunciaba el pasado 14 de agosto que tras los ataques a las BAEZLN en Egipto se encontraba la organización ORCAO, la cual tiene su origen en el municipio oficial de Ocosingo.
La fecha que fijan como inicio de los ataques es el 25 de julio. Durante los diversos ataques se han sucedido ocupación de territorio zapatista y balaceras hacía las casas de nuestras hermanas y hermanos de lucha durante la madrugada con la finalidad de atemorizar. Refleja así mismo la denuncia que los disparos al aire han sido una constante. Otras técnicas de acoso psicológico como fumigar los potreros y pastos de las zapatistas, tumbar el letrero que la comunidad había levantado en homenaje al compañero Galeano, (asesinado el pasado 2 de mayo en un ataque similar). Más allá han llegado a cometer sustanciales robos e incluso lastimar hasta la muerte a animales que las y los zapatistas crían como parte de su construcción de autonomía. No dejamos de hacernos eco de que también se dedicaron a dejar señales y leyendas amenazantes en tierra recuperada en 1994.
Una agresión la de la ORCAO, destinada como siempre a minar la moral y a desgastar a los que día a día luchan por un futuro mejor que las migajas del gobierno. No estamos tan ciegos como para no ver que este tipo de agresiones se realizan bajo el amparo de los tres niveles de mal gobierno mexicano. Las agresiones constantes a las bases de apoyo zapatista no son fruto de roces o discordias entre las zapatistas y las comunidades vecinas. Son una pura y dura maniobra contrainsurgente elaborada desde las cloacas del poder. Se alienta a organizaciones campesinas e indígenas a que hagan el trabajo sucio del gobierno.
Nos gustaría que las enseñanzas del Congreso Nacional Indígena (CNI), congregado en La Realidad este agosto en la “Compartición David Ruiz García”, llegasen a sus oídos y así quizás se dieran cuenta de que el camino de la libertad del indígena no es el de combatirse unos a otros. Ni enfrentarse a los demás pueblos indígenas para así ganar el favor del mal gobierno. La libertad de los pueblos indígenas se camina cada día con la construcción de autonomía, tal como hacen las zapatistas y los distintos pueblos organizados en torno al CNI.
Condenamos enérgicamente este ataque, y señalamos a los tres niveles de mal gobierno ( municipal, estatal y federal ) como responsables de las continuas amenazas y hostigamientos a las comunidades zapatistas. Denunciamos las operaciones de contrainsurgencia violenta que el poder mexicano lanza contra la pacífica lucha de las y los zapatistas, así como su vil política del “divide y vencerás” sustentada con falsas promesas hacia los pueblos originarios. Tan culpable es el gobierno cuando apoya y orquesta estas acciones como cuando cierra los ojos a ellas y guarda un silencio cómplice y cobarde.
Saludamos a los “medios libres, alternativos, independientes o como se llamen” y celebramos su compromiso para que este tipo de ataques no queden silenciados bajo las cortinas de humo de los medios de paga.
«¡No nos vendemos, no nos rendimos, no claudicamos!»
¡Alto a las agresiones a las comunidades zapatistas!
¡Retorno inmediato de las y los desplazados!
¡Alto a la Guerra del gobierno y multinacionales en Chiapas!
¡Galeano Vive! !David Ruiz Vive! !Comandanta Ramona Vive!
¡Viva el CNI!
¡Viva la autonomía zapatista!
CGT Chiapas