- El próximo 17 de febrero, los 9.000 trabajadores de Ford podrán poner fin a la hegemonía de la casta sindical que ha sacrificado las conquistas de los años 70 y 80 del pasado siglo, a cambio de escandalosos privilegios para sus liberados
La Sección Sindical de CGT se presenta de nuevo a las elecciones al Comité de empresa de Ford Almussafes, y lo hace con una candidatura en la que se complementan la ilusión y la preparación de la juventud que ha ido entrando en la fábrica, con la experiencia de veteranos militantes en la lucha contra esta multinacional del automóvil.
El próximo día 17 de febrero, los aproximadamente 9.000 trabajadores que forman actualmente la plantilla (entre fijos y temporales) están llamados a las urnas para renovar el Comité de empresa, que está vez tendrá 37 miembros (32 en el colegio de obreros y 5 en el de técnicos y administrativos), serán 2 más que en las elecciones de 2011.
La CGT, que ha sido la única central que se ha enfrentado a las políticas de recortes y flexibilidad que la empresa ha venido firmando con UGT y CCOO, se ha convertido en los últimos años en la víctima de la discriminación y la represión de la empresa (con varios despidos, como el de su secretaria general, y numerosas sanciones al resto de delegados), sin que las constantes denuncias a esos ataques al ejercicio de la libertad sindical hayan contado con la solidaridad de los sindicatos de la casta. A pesar de su enorme poder y de sus buenas relaciones con la Administración, dos sentencias de los tribunales valencianos condenaron a Ford a indemnizar a CGT por discriminación sindical.
Pese a esa persecución la CGT ha estado en todo momento al lado de los trabajadores, denunciando las constantes agresiones a la plantilla, tanto colectivamente en convenios y pactos con los sindicatos afines, como individualmente con las amenazas, las sanciones y los despidos a los trabajadores menos sumisos, bajo las más absurdas acusaciones. En estas elecciones, la CGT espera que la plantilla tenga en cuenta las consecuencias que ha tenido dejarse llevar por las falsas promesas, por las presiones y por el miedo impuesto a través del sindicalismo servil y de los propios mandos de la compañía norteamericana.
Razones no faltan, para rechazar los frutos del modelo sindical mayoritario que los trabajadores de Ford estamos sufriendo desde hace años: recortes de derechos, ritmos de trabajo inhumanos, eliminación de comedores, congelación de sueldos, doble escala salarial, cambios del calendario laboral, sábados obligatorios, movilidad arbitraria, prolongación abusiva de la jornada de trabajo… los obreros estamos sometidos, cada vez más, a una presión y unas condiciones de trabajo más tiránicas, que en la mayoría de los casos ha negociado, firmado y gestionado esa mayoría sindical.
Frente a los cantos de sirena lanzados principalmente por los dos últimos líderes de la UGT-Ford (Gonzalo Pino y Carlos Faubel) en los medios de comunicación más incondicionales del “modelo sindical de Ford” la realidad, siempre tozuda, es que la mayoría de sus supuestos logros son inventados o exagerados. Así, respecto a los méritos que estos ex operarios de producción (puesto que llevan décadas liberados) se atribuyen en la ampliación de la plantilla, hay que recordar que el origen de la adjudicación de modelos nuevos a Ford no es obra de Pino; se debe al cierre de Ford Bélgica, que produjo miles de despidos. En cuanto a la mejora de las ventas y la subida de la producción en Almussafes, también hay que aclarar que ésta es general en todo el sector y tiene mucho que ver con los cientos de millones de euros con los que el Gobierno está subvencionando indirectamente a las empresas de la automoción.
Pero lo más lamentable es que se diga que el empleo creado en Ford Valencia es de calidad. Para darse cuenta de su error Faubel, Pino y el amplio colectivo de liberados sindicales solamente tendrían que ponerse una temporada a trabajar en la cadena. Entonces comprenderían la angustia, los trastornos físicos y psíquicos, el miedo, etc. que sufren muchos trabajadores jóvenes a los que ellos aconsejan que traguen con todo y no protesten. Eso por no hablar de las condiciones en que UGT y CCOO han dejado a los nuevos empleados: salarios muy inferiores por el mismo trabajo, antigüedad limitada, pluses suprimidos, plan de jubilación eliminado, etc.
Y, por si lo resumido más arriba fuera poco, desde CGT queremos desmentir la afirmación hecha por el actual líder de UGT en Ford en uno de esos diarios amigos, según la cual los comedores siguen abiertos. Hace falta tener pocos escrúpulos para decir que no nos han quitado el servicio de comedores, cuando los de Tapicerías, Prensas y Pinturas están ya ocupados por otros servicios (precisamente en el de Pinturas está el nuevo local de UGT) y el resto, aun siguiendo en funcionamiento, únicamente pueden ser usados por el personal de oficinas y por delegados del sindicalismo mayoritario, que disponen del tiempo que quieran para comer; al resto de trabajadores sólo se les han dejado 15 minutos de pausa, que son insuficientes para la mayoría de la plantilla incluso para el realizar el recorrido de ida y vuelta al comedor más cercano, no digamos ya para comer.
Otro de los aspectos que más indigna a muchos trabajadores es la proliferación de casos en que uno de los muchos parientes que estos delegados de la casta han colocado en Ford es asignado, al poco tiempo de entrar en la fábrica, a un puesto de trabajo de los considerados menos malos, y por tanto indicado para trabajadores con más edad o con alguna limitación médica, desplazando los mandos cómplices a compañeros que tenían asignados esos puestos desde hacía años y, muchas veces, por padecer alguna dolencia.
Por enfrentarse a esta bochornosa situación, que ningún medio ha querido ver ni investigar, es por lo que otros sindicatos, especialmente la CGT, nos vemos perseguidos y zancadilleados en el ejercicio de la acción sindical. Si a ello se añade que UGT, con su mayoría absoluta, tiene secuestrado el Comité de empresa, impidiendo su normal funcionamiento y reduciendo sus reuniones a la mínima expresión, generalmente destinadas a ratificar los pactos que ya han alcanzado con la dirección en negociaciones secretas, podremos tener una idea aproximada de cuál es el tipo de sindicalismo que Ford y UGT-CCOO proponen para los próximos años.
Frente a este panorama, desde CGT se propone la ruptura con la pasividad, la sumisión y el miedo. Se invita a toda la plantilla a apostar por un sindicalismo participativo, independiente de la dirección de Ford, solidario y reivindicativo, mediante la práctica del cual podamos recuperar los derechos arrebatados y se mejoren las condiciones laborales, económicas y sociales de todos los trabajadores; sin exclusiones ni discriminaciones.
Sección Sindical de CGT en Ford
5 febrero 2015