La supuesta falta de la autorización administrativa exigida por la Ley 14/2010, de la Generalitat Valenciana, de 3 de diciembre, de Espectáculos Públicos de la Comunidad Valenciana fue denunciada la pasada semana ante la Agencia de Emergencias, dependiente de la Presidencia de la Generalitat, competente en materia de autorización y control de espectáculos públicos; así como ante la Fiscalía el pasado viernes 14 de julio, dada la trascendencia de la supuesta infracción y su evidente repercusión en las diligencias penales que se instruyen por la muerte de un trabajador que realizaba las tareas de montaje de las gradas.
El sindicato solicita a la Generalitat que adopte como medida cautelar la suspensión de los conciertos que se desarrollan en los Viveros, en tanto no se acredite la existencia de la correspondiente autorización, y a la Fiscalía que se depuren las responsabilidades penales, por presuntos delitos contra la seguridad de los trabajadores, conforme a los artículos 316 y siguientes del Código Penal, que podrían ser atribuidas a la entidad promotora, así como a las autoridades y funcionarios que ordenaron la realización de la actividad y no exigieron supuestamente la obtención de la autorización.
La falta de autorización habría supuesto la ausencia de control sobre la actividad festiva por parte de las Administraciones implicadas, tanto el Ayuntamiento de Valencia como la Generalitat.
La CGT hace un llamamiento a la reflexión sobre la muerte del trabajador como consecuencia de la precariedad archiconocida de las condiciones laborales de los trabajadores del sector, y la pasividad y complicidad administrativa que siempre beneficia al explotador y perjudica de forma descarada al trabajador.
Las bacanales eran las famosas orgías romanas, fiestas en honor a Baco, el dios del vino, hoy lo sería del “gintonic”, el “cubata” y el “jaggersprite”. Era costumbre celebrarlas varias veces al mes pese a la aparente reticencia de los censores de turno.
Sin embargo, nada de esto podría haber sido posible sin la asistencia de los “esclavos de bacanal”, absolutamente a disposición de la diversión de sus amos de todas las formas y maneras imaginables.
Pues hoy existen “esclavos de bacanal”: técnicos de sonido, ajustadores, “roadies”, “jumpers”, “escafos” y demás gente del “back line”. Y montadores de escenario. Montadores que aguantan 12, 18 y 24 horas sin descansar, montadores que trabajan bajo la ola de calor de turno porque tienen que acabar y seguir al siguiente espectáculo, montadores que sufren un golpe de calor y se desvanecen, montadores que caen de una grada mal ajustada, mal protegido y mueren de resultas, montadores que no saben muy bien si trabajan para una empresa privada de promoción musical, para una Administración o para una cadena de radio.
En la CGT sabemos que detrás de la apariencia –falsa- de prosperidad y fiesta sinfín de los veranos mediterráneos hay –y mucha- esclavitud de bacanal, subcontratas de subcontratas y “vista gorda” de la autoridad política y administrativa porque la gente “quiere marcha”, vamos, que quiere “pan y circo”. Pero nosotros, herederos de las grandes rebeliones de los esclavos NO VAMOS A CONSENTIR QUE SE TRAFIQUE CON LA SALUD Y LA VIDA DE LOS TRABAJADORES DE LOS ESPECTÁCULOS. Por consiguiente, para que esta esclavitud disfrazada de fiesta no se siga produciendo, invitamos a todos los trabajadores del sector del espectáculo a que se pongan en contacto con nosotros, porque nosotros actuamos.
Finalmente, CGT manifiesta su contundente repulsa y desprecio hacia quienes, siendo los máximos responsables, desde el Gobierno del Estado, de unas normas de prevención de riesgos laborales y de unos mecanismos de control absolutamente ineficaces, que permiten el incumplimiento sistemático de las mínimas condiciones de trabajo dignas y de las medidas de seguridad laboral, aparecen ahora, ante la muerte de un trabajador, como defensores y garantes de los derechos de los trabajadores.
No tragamos con tanta hipocresía y una actitud tan infame. Con los derechos de los trabajadores y la dignidad de las personas no se juega
CGT-Federación Local de València
17 julio 2017