Mas de 56.000 personas en paro, son 56.000 poderosas
razones para impulsar todo tipo de movilizaciones, una huelga general y muchas más.
Una sociedad que tiene a la mitad de las personas jóvenes en paro
(afectando además en mayor medida a las mujeres y a migrantes), es una sociedad en la que algo, mucho, va mal.
Individualmente son vidas que van a quedar recortadas por la imposibilidad de encontrar un trabajo, socialmente suponen el
despilfarro de unos recursos no puestos en valor. Una situación que sería impensable en una sociedad normalizada.
Pero
no somos una sociedad normal, sino perversamente irregular, en la que no cuentan las personas ni su bienestar ni tampoco el
bienestar colectivo, cuenta el salvar a la banca, el pago de deudas no legítimas y, en definitiva, la defensa de los
beneficios de una minoría.
En una sociedad normal cuando algo es escaso se reparte, en nuestra
sociedad anormal, en plena crisis, las desigualdades se incrementan: desahucios, exclusión, recortes en sanidad y educación…
La crisis-estafa la pagan quienes están en peor situación mientras que quienes más tienen se enriquecen más.
En
CGT entendemos la movilización como única forma de respuesta a la realidad y la impulsamos con toda decisión y todas
nuestras fuerzas, procurando fortalecer su carácter social, no solo laboral. Somos conscientes de que la convocatoria del
día 30 ofrece algunos aspectos más que mejorables: división, carencias relativas a la elaboración de los calendarios y de
la definición de objetivos, tendencia a la rutina…. En la medida en que esto se repite, llevamos ya muchas convocatorias
similares, los defectos (no sólo) de forma van pesando más y pueden acabar por convertirse en factores de pasividad y de
retroceso más que de impulso.
No obstante, CGT irá el día 30 de mayo a la huelga en Euskadi ,
aprovechando esta posibilidad de movilización y tratando de llenarla de contenido, por el reparto del trabajo y de los
recursos, combatiendo la deriva que nos hace ser una sociedad cada día más anormalmente injusta y en la que las decisiones
políticas se toman en nuestra contra y a favor de esos intereses particulares.