- Noticia publicada en Levante-EMV.
- CGT exige la derogación del Real Decreto que deja a los inmigrantes sin atención sanitaria – El sindicato pide a los médicos la insumisión para acabar con el «apartheid sanitario y social».
Dos años con hipertiroidismo y sin médico que le vea, ni receta que llevar a la farmacia para ponerse en tratamiento. Oscar Cusano, tiene 56 años, dos nacionalidades „argentina e italiana„ y desde hace casi tres años forma parte de la legión de miles de «apátridas sanitarios» que fueron excluidos del sistema por ser extranjeros y parados de larga duración o sin recursos. Así fue como el Gobierno de Rajoy decidió en 2012 ahorrar en gasto sanitario: excluir a los no regulados del sistema sanitario, solo entraba la atención para la hora del parto, los niños y las urgencias. Y tampoco eso, como reflejaban mensualmente los informes de Odusalud y de Amnistía Internacional que Levante-EMV publicó puntualmente.
A Oscar le diagnosticaron el hipertiroidismo cuando todavía tenía tarjeta SIP. El primer tratamiento que consistía en una pastilla diaria también le entró, pero cuando el Real Decreto 16/2012 de medidas urgentes para la sostenibilidad del sistema sanitario entró en vigor, en su centro de salud le pidieron la tarjeta y del día a la noche se quedó con su inflamación en la tiroides que regula el metabolismo del cuerpo y huérfano de tratamiento.
Hace unos días, sus compañeros anarquistas del sindicato CGT hicieron una colecta para que Oscar pudiera hacerse un análisis privado para ver cómo evolucionaba su enfermedad. Ahora espera de la «solidaridad» de algún médico para interpretar los resultados y saber qué tratamiento debe seguir para que su enfermedad no se le complique con síntomas nuevos.
CGT ha dado a conocer el caso de Oscar para pedir la derogación del Real Decreto, exigir la regularización de la asistencia a las personas inmigrantes y sin recursos y la insumisión de los profesionales sanitarios ante lo que califican de «apartheid sanitario y social».
Oscar afirma, «estuve tentado de automedicarse pero preferí no hacerlo y no tomar nada sin supervisión médica». Eso le ha llevado a ganar diez kilos y cohabitar con los síntomas. El afectado ha escrito y se ha dirigido a todo el mundo (Conselleria de Sanidad, Parlamento Europeo, Justicia Europea…): «Todos me dicen que tengo razón porque soy ciudadano comunitario pero no ha habido solución», agrega. Se ha dado de bruces con la burocracia.
«Fui a la Seguridad Social, me remitieron al consulado de Italia, de allí al de Barcelona que tiene que certificar que vivo en Valencia para enviar los papeles a Italia para que me hagan una nota diciendo que no se hacen caso de mi porque nunca viví en Italia, ni existí para su SS», explica Oscar que recuerda: «Cuando me quitaron la tarjeta SIP me sentí excluido y en la cuerda floja y solo deseé que no me pasara nada, menos mal que tiré hacia adelante y he podido vivir mi vida lo mejor posible».
«Es un tema de Deechos Humanos»
«La exclusión de las personas de la sanidad pública no es un tema de política, es Derechos Humanos», asegura Oscar Cusano, el italo-argentino de 56 años que perdió su derecho a ser atendido y que ahora va a reclamar la derogación del Real Decreto, uno de los acuerdos del PSOE, Compromís y Podemos.
Oscar recuerda además que ese mismo decreto impide echar de la sanidad a alguien bajo tratamiento, como le ocurrió a él. p. g. b. valencia