Deliveroo acaba de salvar su primer ‘match ball’ en España: ha tenido que indemnizar a sus ‘riders’ despedidos, pero evita que un juez dictamine si sus repartidores son o no falsos autónomos.
Iba a ser el primer juicio en el que la ‘app’ de comida a domicilio Deliveroo debatiera sobre una de las mayores polémicas de la economía colaborativa y las ‘apps’ de pequeños servicios: ¿los repartidores de comida a domicilio son empleados de la compañía que les contrata? ¿O su relación es puramente comercial y deben seguir dados de alta como autónomos independientes? Deliveroo, sin embargo, ha evitado el brete tirando de chequera. La compañía, que este jueves tenía un juicio tras la denuncia interpuesta por tres repartidores (‘riders’) recientemente despedidos, ha optado por alcanzar un acuerdo económico, indemnizar a dichos ‘riders’ (con una suma que no ha trascendido) y evitar enfrentarse a un juez.
La llegada de la autodenominada economía colaborativa a España ha traido diversas ventajas a los usuarios, pero también un sinfín de problemas a los trabajadores de estas compañías: el trabajo precario o la ‘uberización’ del empleo vienen siendo una constante desde la implantación de este tipo de plataformas, que funcionan a través de repartidores dados de alta no como empleados, sino como autónomos independientes.
La polémica en torno a Deliveroo arrancó el pasado mes de julio, cuando gran parte de sus repartidores (‘riders’) llevaron a cabo una huelga para visibilizar sus condiciones de trabajo: una retribución de 4,25 euros por pedido para ciclistas y 4,50 euros para motoristas; en el mejor de los casos, 9 euros la hora si el repartidor recibía dos encargos seguidos y la distancia a recorrer era corta, cosa que no siempre ocurría. Desde Deliveroo aseguran que estos datos no son ciertos: «Los ‘riders’ obtienen unos ingresos de 10,5€/hora de media».
Tras la polémica, la compañía cambió ligeramente el modelo: sus 700 repartidores en España son desde agosto trabajadores autónomos económicamente dependientes (Trade), es decir, el 75% de su facturación debe provenir de una misma empresa a cambio de tener cierto nivel de actividad ‘garantizado’. El sistema consiste en limitar el número de ‘riders’ operativos en cada momento para no dejar a nadie sin servicio. Estas nuevas condiciones, sin embargo, siguen sin satisfacer a todos: muchos ‘riders’ creen que no reflejan la realidad de su trabajo, mientras que los sindicatos critican la fórmula de «falsos autónomos»: es la empresa quien fija las condiciones de trabajo, el recorrido, los pedidos y los precios, pero sus colaboradores no son asalariados; deben pagar su cuota mensual de autónomos.
La liebre tenía que saltar antes o después, y eso es precisamente lo que ha pasado. Este jueves, la compañía debía responder ante tres ‘riders’ que, tras no aceptar el nuevo contrato de relación comercial ofrecido, fueron despedidos o ‘desconectados’, según la terminología de la empresa, y ahora luchaban por conseguir que les readmitieran vía contrato laboral. Y es ahí precisamente donde está el debate, en la relación legal entre Deliveroo y sus ‘riders’: ¿son empleados de facto y deben ser dados de alta, como aseguran ellos? ¿O se trata de una vinculación puramente comercial y deben seguir como autónomos, como defiende la compañía?
«Pagan para no debatir su modelo»
Una fuente cercana al juicio asegura a Teknautas que el acuerdo económico alcanzado tiene una justificación evidente: «Muchas empresas pagan a sus empleados despedidos para que la cosa no siga adelante, pero en este caso está claro que Deliveroo, además, no quiere debatir sobre su modelo de contrataciones«.
Y es que «si hubiera habido juicio, estaríamos ante la primera sentencia en España que entra a debatir si los ‘riders’ de Deliveroo son empleados, autónomos o falsos autónomos. Pero si alcanzan un acuerdo y pagan, se evitan que un juez entre en el asunto. Si hubiera sentencia y el juez dijera que los ‘riders’ deben ser empleados y que Deliveroo los tienen ilegalmente como falsos autónomos, se crearía un precedente que la compañía quiere evitar»
El de este jueves habría sido el primer juicio al que se enfrenta Deliveroo en España, pero, en cualquier caso, llegarán más. Según ha podido saber este periódico, otros mensajeros de la compañía en Madrid, Barcelona y Valencia han presentado ya denuncias contra la empresa y se mantienen a la espera de que se fije fecha para los consiguientes juicios.
Saber el número exacto de denuncias y juicios a los que se enfrentará la compañía no es fácil. Por dos motivos: en primer lugar, porque la mayoría de denuncias se están presentando de manera individual, no colectiva; en segundo, porque no solo están denunciando los repartidores que han sido despedidos (o ‘desconectados’, según la terminología de Deliveroo), sino que varios de los mensajeros que en su momento aceptaron ser Trade también están iniciando acciones legales contra la compañía.
La denuncia que originó todo
Tanto el juicio de este jueves (cancelado tras la indemnización) como los que vendrán en los próximos meses tienen un punto de inicio: la denuncia colectiva presentada este verano por un grupo de ‘riders’ por las condiciones de trabajo establecidas por Deliveroo. Fue el pasado 10 de agosto cuando 13 repartidores, agrupados en torno a la sección sindical que CGT estableció en Deliveroo, presentaron una denuncia ante la Inspección de Trabajo, instando a la administración a investigar el asunto, levantar acta de infracción por falta de afiliación y cotización y sancionar a la compañía.
Y es que, pese a que Deliveroo y sus ‘riders’ mantienen una «apariencia fraudulenta de relación puramente mercantil de arrendamiento de servicios», en realidad «la empresa trata de esconder una relación de naturaleza puramente laboral». Es decir, que Deliveroo les estaría imponiendo unas condiciones de trabajo que demuestran que son empleados puros y duros en situación de falsos autónomos. Por ello, los denunciantes solicitaban a Trabajo que se les reconociese como trabajadores y que la empresa les diese de alta en el Régimen General.
Los sindicatos no coinciden con el argumento tradicional de Deliveroo, que califica a sus ‘riders’ como autónomos totalmente independientes. Además de CGT, que está liderando gran parte de las denuncias de los repartidores de Deliveroo, la mayoría de colectivos de trabajadores considera claramente abusivas las condiciones en las que trabajan los ‘riders’.