Hace escasos días, el Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz se acercó a Lleida para presentar, junto al director de la policía, Ignacio Cosidó, el nuevo DNI electrónico. Esta innovación supone una nueva vuelta de tuerca a la represión contra la clase obrera y los sectores populares.
En un contexto en el cual los trabajadores se van dando cuenta paulatinamente de la necesidad de movilizarse y organizarse en la lucha por sus derechos, los gestores políticos del sistema capitalista están muy ocupados ideando medidas represivas para callar las manifestaciones y huelgas obreras.
Si recientemente se aprobaba la draconiana Ley de Seguridad Ciudadana, que incrementa drásticamente el arsenal represivo contra la clase obrera, ahora el gobierno se pone manos a la obra con una nueva herramienta para mantenernos sometidos: el DNI 3.0.
El anuncio en Lleida se hizo, cómo no, con gran pompa y gran habilidad. Fernández Díaz recalcó algunos aspectos del DNI que, supuestamente, están destinados a hacer más «cómoda» la vida del trabajador, por ejemplo aquellos que facilitan las gestiones on-line que requieran el uso del carné de identidad. No obstante, el ministro se olvidó de mencionar con igual lujo de detalles ciertas características técnicas de los nuevos documentos y algunos usos que de ellas pueden desprenderse.
Sin duda, la novedad más importante es la incorporación al DNI de lo que se conoce como RFID (Radio Frequency Identificacion). Hasta ahora, nuestros carnés disponían de un «chip» que permitía su lectura, previa introducción en una máquina que realizase esa función. Los nuevos documentos dispondrán, además, de un sistema de identificación por radiofrecuencia.
¿Qué significa eso? Pues básicamente que todos los datos asociados a nuestro DNI (su número, nuestro nombre y los apellidos, la fecha de nacimiento, domicilio…) podrán ser obtenidos por la policía a distancia. Esto fue confirmado, de pasada, por el propio ministro Fernández Díaz y es, lógicamente, la característica que más ampollas ha levantado entre los que se han ido enterando de esta nueva información.
La tecnología RFID es la misma que se emplea, por ejemplo, con las mercancías de las superficies comerciales, que suelen llevar adherido un dispositivo que permite a la empresa saber si alguien se lleva ese producto sin comprarlo. También se utiliza para hacer seguimiento del equipaje facturado en vuelos o para leer identificaciones.
Lo cierto es que, si ahora las fuerzas represivas del Estado ya se ensañaban a la hora de usar las identificaciones como método de control y represión, con esta nueva herramienta en su haber lo tendrán más fácil. No necesitarán justificar el porqué de una identificación, porque podrán saber quiénes somos a distancia, sin molestarse a solicitarnos que les mostremos el DNI. En todo momento estaremos vigilados y controlados, muchas veces sin que nosotros mismos nos percatemos.
Las consecuencias de ello podemos imaginarlas. El gobierno, al servicio de los monopolios, podrá usar este nuevo DNI para identificar quién acude a las manifestaciones o a las huelgas y qué hace, creando así inseguridad entre los asistentes a las convocatorias y aumentando sus ficheros ilegales de datos sobre personas organizadas. Ya hace mucho que la policía dejó de molestarse en ocultar de verdad que tiene una base de datos con nombres, apellidos y más información sobre gente con afiliación política y sindical obtenida ilegalmente. Este dispositivo les permitirá incrementar sus datos.
Evidentemente, el proceso de implantación del DNI 3.0 será lento, pues mucha gente no va a renovarse el documento de identidad en breve. Los que acaban de renovárselo hace poco, no tendrán el nuevo carné hasta dentro de diez años.
No obstante, esta nueva vuelta de tuerca a la represión y el control de la clase obrera por parte del Estado capitalista es ya una realidad y debemos afrontarla, rechazándola de plano y caracterizándola como lo que es.
En ese sentido, no podemos dejarnos engañar por los cantos de sirena de los propagandistas del sistema, que insisten en presentar el DNI 3.0 como algo bueno y revolucionario, destacando algunas de sus características y ocultando otras.