Rajoy le ha dado un hachazo de más de 41.000 millones de euros en lo que va de legislatura y para 2016 prevé otros 6.000. La mala calidad del empleo y el descenso de los salarios impiden que la Seguridad Social equilibre su presupuesto.
La creación de empleo de la que alardea el Gobierno no está contribuyendo a equilibrar el presupuesto de la Seguridad Social, que desde 2012 cierra con déficit año tras año. Las cotizaciones de trabajadores y empresarios son suficientes para cubrir el coste mensual de las pensiones, pero no las pagas extraordinarias de julio y diciembre, ni las retenciones a cuenta del IRPF que hay que ingresar en Hacienda.
De ahí que Mariano Rajoy venga recurriendo de forma sistemática al Fondo de Reserva, constituido en 2000 con el fin de tener un colchón cuando se empiece a jubilar la cuantiosa generación del baby boom a mediados de la próxima década.
Ese uso de la conocida popularmente como hucha de las pensiones tiene poca relación con su concepción original, lo que no ha impedido que el Gobierno le haya dado un hachazo de más de 41.000 millones de euros durante la legislatura. Como consecuencia de ello, el fondo dispone ahora de 39.520 millones, muy por debajo de la cifra con la que contaba al cierre de 2011.
Los Presupuestos Generales del Estado prevén para el año que viene un nuevo mordisco, esta vez algo más moderado: unos 6.283 millones, aunque todo depende de que lo que suban las aportaciones por cuotas, muy perjudicadas por la baja calidad del empleo y por la caída de los salarios.
La hucha de la pensiones podría acumular ya más de 100.000 millones de euros si el Gobierno hubiera continuado nutriéndola en vez de drenarla para compensar los déficit de los últimos años, que son fruto en buena medida de la brutal destrucción de empleo derivada de la crisis y de las políticas que han contribuido a facilitarla. Esos 100.000 millones darían, en números redondos, para pagar cubrir tres trimestres, mientras que el dinero que queda actualmente en el fondo llegaría a duras penas para sufragar uno. Algunos expertos, además, advierten de que o se acaba con el deterioro del mercado laboral o el fondo corre serio peligro de agotarse antes de 2020, en vísperas del fuerte aumento de beneficiarios por el que fue creado.
De todas formas, la hucha de las pensiones no ha sido utilizada sólo para cuadrar las cuentas de la Seguridad Social, sino también para financiar al Estado en la época en que más reacios eran a hacerlo nuestros habituales prestamistas, a pesar incluso de la existencia de una elevada prima de riesgo. La política de inversiones del fondo, no obstante, es en general muy conservadora, lo que le ha permitido capear con éxito el temporal de la crisis y obtener rentabilidades superiores a otros operadores.
Desde 2001, en que se le dotó con los primeros 600 millones de euros, ha ganado unos 24.000 millones comprando y vendiendo activos. El fondo tiene vetado actuar en el mercado de renta variable, por razones de seguridad y porque su potencia podría ser muy perturbadora para la Bolsa española.
Según datos oficiales correspondientes a junio de este año, de las pensiones de la Seguridad Social dependen 9.293.058 españoles, casi una cuarta parte de la población total. La mayoría de ellos (concretamente, 5.632.018) están jubilados; 2.351.794 cobran por viudedad; 930.888 sufren una incapacidad laboral permanente, y 330.342 son huérfanos.
El presupuesto para 2016 ronda los 135.000 millones, de los que 83.561 irán destinados a las pensiones de jubilación, con un coste medio por beneficiario que no llega a los 15.000 euros anuales.