“El pleno empleo nunca existió”…

Según la encuesta de población activa, casi tres millones de personas son catalogadas como inactivas ya que se

dedican a tareas en el hogar. 2,6 millones son mujeres.

Eduardo Pérez

(Redacción)

Martes 18 de septiembre de 2012.  Número 181 Diagonal
 
De acuerdo a los datos de la Encuesta de Población Activa, 2,9 millones

de personas, de las que 2,6 son mujeres, se dedican a las labores del hogar. Por ello, son catalogadas como “inactivas”. El

Colectivo Ioé indica que “entre los criterios político-ideológicos de su metodología destaca el concepto de trabajo, que se

restringe al mercantil-monetario y excluye como tal al no mercantil”. Desde Ioé se apunta que, según la encuesta de empleo,

en el Estado español, el tiempo dedicado a trabajo doméstico superaba en un 23% al dedicado a trabajo extradoméstico, por lo

que “considerar ‘inactivas’ a las personas que trabajan en el hogar es una desvalorización social de dicho

trabajo”.

En la misma línea, el miembro del Instituto de Ciencias

Económicas y de la Autogestión, José Luis Carretero, indica que la exclusión de este sector social es “paradójica por una

parte, pues se consideraría no desempleadas a personas a las que, sin embargo, no se daría un acceso directo a las

prestaciones de la Seguridad Social, sino uno limitado ymediado por su relación personal con los cotizantes efectivos, lo que

nos lleva a la carga patriarcal: el trabajo de cuidados no mediado por el mercado capitalista desaparecería como ‘actividad’,

y pasaría a estar enmarcado en el mundo ‘doméstico’ y ‘familiar’ y, por lo tanto, sería inhábil para generar derechos

públicos (prestaciones de Seguridad Social, desempleo, etc.), alimentando la dependencia de sus autoras con respecto a las

cambiantes y muchas veces asfixiantes determinaciones de relaciones personales que no siempre funcionan”. Por otro lado, la

feminista y economista Amaia Pérez Orozco señala que “las estadísticas se han centrado en la experiencia masculina en el

mercado laboral. ¡Siempre ha habido mujeres de clase obrera! La diferencia es que las experiencias laborales (mercantiles) de

las mujeres son más móviles, más flexibles, de entrada y salida. Y por eso se ha criticado siempre que las estadísticas

laborales nunca han dado cuenta de la actividad laboral real de las mujeres”.

Estos apuntes ayudan a entender el “pleno empleo” existente en zonas de Occidente durante la época del “Estado

de bienestar”, con la mitad de la población excluida del mercado laboral y no computada dentro del desempleo. Pérez Orozco

explica que “por eso, desde los feminismos, decimos que el pleno empleo nunca existió. Es más, decimos que es imposible que

exista, porque el empleo (el trabajo de mercado) siempre necesita un montón de trabajo de fuera de mercado para

sostenerse”.