- 2024 acaba con casi 800 personas trabajadoras muertas en accidentes de trabajo, un incremento del 10,4% respecto al año pasado.
- De enero a diciembre de 2024, 796 personas han perdido la vida en accidentes de trabajo. Son 75 accidentes mortales más que el año anterior, 65 en jornada de trabajo y 10, in itinere.
Según datos del Ministerio de Trabajo, durante todo 2024, el número de accidentes de trabajo con baja fue 628.300 mientras que el de accidentes de trabajo sin baja fue 552.902. En total, 1.181.202 accidentes. Si comparamos las cifras con el mismo periodo del año anterior, los accidentes con baja experimentaron un aumento del 0,5 %. Los accidentes sin baja descendieron el 3 %.
Dentro de los accidentes con baja, se produjeron 540.314 en jornada de trabajo y 87.986 accidentes in itinere. La variación en relación al mismo periodo del año anterior se situó en 0,1 % para los accidentes en jornada y en el 3,1 %, para accidentes in itinere.
De los accidentes con baja en jornada, 3.766 fueron graves y 646, mortales. Son 7 accidentes graves y 65 accidentes mortales más.
En el caso de los accidentes in itinere, en 2024 se registraron 87.986 accidentes con baja, de los que 1.030 fueron graves y 150 accidentes fueron mortales. Comparando estos datos con los del mismo periodo del año anterior, se produjeron 83 accidentes graves y 10 accidentes mortales más.
Industria, construcción y comercio, sectores con mayor siniestralidad laboral
Por sectores de actividad económica, los primeros puestos en cuanto a accidentes de trabajo con baja en jornada, serían para la industria manufacturera (96.463), seguido de construcción (81.697) y, en tercer lugar, comercio y reparaciones de vehículos (71.780). A lo largo de todo 2024, estas tres actividades son las que han copado los tres primeros puestos en cuanto siniestralidad durante la jornada.
Respecto a los accidentes mortales de trabajo, los sectores que lideran éstos son construcción (135), transporte y almacenamiento (138) e industria manufacturera (94).
En el análisis por regiones de la siniestralidad también continúa la misma línea desde inicios de año. Si hablamos de accidentes de trabajo con baja en jornada, los tres primeros puestos serían para Andalucía (89.517), Cataluña (89.093) y Comunidad de Madrid (72.041). En el caso de los accidentes de trabajo mortales en jornada: Andalucía (100), Comunidad Valenciana (81) y Cataluña (78).
Los trabajadores y trabajadoras muertas de este año se suman a los de los años anteriores: en los últimos 30 años, son más de 30.000. En CGT, señalamos que esta sangría tiene culpables. Los accidentes laborales, y más todavía los mortales, no son un acontecimiento fortuito e inevitable, como si se tratase de un fenómeno meteorológico. Son una realidad sobre la que es posible actuar, y que tiene unos responsables directos: el jefe que nos obliga a seguir trabajando a pesar de estar mareados y encontrarnos mal; el que, por ahorrarse algo de dinero, no proporciona el equipo adecuado o mantiene maquinaria en mal estado; la que te insta a ir al trabajo con alerta roja por lluvias; la patronal que los defiende; y los gobiernos y administraciones que les dejan hacer, y en vez de actuar con firmeza para atajar el problema, miran para otro lado al tiempo que proclaman su consternación.
Desde CGT nos negamos a aceptar con resignación estas cifras de accidentes, y exigimos medidas inmediatas que las hagan disminuir. Y no basta con nuevas leyes y medidas, porque sabemos que las propias empresas las ignoran sistemáticamente. Es necesario también más control de las inspecciones de trabajo sobre las empresas, una mayor dotación de efectivos que se traduzca en más rapidez y efectividad de sus actuaciones, una mayor independencia de este organismo y unas sanciones más contundentes contra las empresas infractoras. Pero, sobre todo, es necesario desplegar un mayor control de los trabajadores y trabajadoras sobre la empresa, aumentando la fuerza sindical, que es la única forma de imponer mejoras y garantizar que se cumplen todas las medidas de seguridad. Porque en última instancia, los accidentes responden a una lógica, la del capitalismo, para la que los trabajadores y trabajadoras son mera fuerza de trabajo a disposición de las empresas, a las que sólo les importa aumentar la rentabilidad, y sin alguien que se lo impida, van a seguir primando sus beneficios sobre nuestras vidas. Porque no somos números, porque con nuestra salud y con nuestra vida no se juega.