«En beneficio de la Humanidad» Entrevista a John Lydon.


Entrevista realizada por la revista mondosonoro,

al cantante John Lydon, acerca de

su último disco «This Is PIL”  entre otras muchas cosas.   Pillamos al también frontman de Sex Pistols

de un sorprendente buen humor.

 (Johnny Rotten) ¿Hola?

(MondoSonoro) Hola, buenos días, ¿John?
¡Buenos días!
Te habla Daniel, desde España,

¿todo bien?
¡Qué viiiiva Españaaaaa!!! (risas). 

Antes de nada, felicidades por el nuevo

álbum. Es excelente.
¡Gracias!

No es exactamente lo que me esperaba, lo cual es

cojonudo.
¡Bien! Ya sabes, si tienes un mínimo de sensatez, estarías esperando algo bueno, ¡y ahí lo tienes!

(más risas).

Sí. Imagino que mucha gente estaría deseando ponerle las manos encima sólo para ponerlo a

parir, pero parece que se han quedado con las ganas. No he leído una reseña mala, y el álbum ha entrado en las listas. Esta

vez has sido el último en reír.
¿Y por qué pasa eso? ¿Por qué la gente tiene tantas ganas de dar por el culo?

Me resulta muy extraño, porque, no sé, toda mi vida he luchado contra el sistema, y he estado a favor de la gente, y aun

así, ahí tienes a los periodistas, deseando ponerme a caldo y apoyar al sistema. Un mundo extraño este en el que vivimos…

Yo qué sé. Hay, mucho mediocre aburrido ahí fuera…
Sí, ¡así es la vida, tío!

Bueno, ha merecido la espera. He leído que todo ha sido por obligaciones contractuales. No me hago a la idea de

cuán frustrante debe haber sido esperar casi veinte años para poder publicar nuevo material.
Sí, he tenido

que aprender a adquirir la paciencia de un santo. Pero ha sido un precio que ha merecido la pena pagar, porque nunca me

permitiría ser absorbido por la corrupción que representa la forma de pensar empresarial, el rollo de las compañías

discográficas. Ha sido doloroso, sí, y me ha causado mucha angustia, pero soy lo bastante fuerte (risas).

Genial. Me pregunto si, de no ser por este hiato forzoso, hubiésemos podido disfrutar de las reuniones de los Sex

Pistols.
Claro que sí. Sex Pistols se encontraban bajo las mismas restricciones (risas). Mis dos bandas han

sido víctimas de la industria discográfica. He luchado desde dos frentes por el mismo objetivo: la LIBERTAD.

Cuando empezaste en el negocio de la música, no querías fichar por un sello pequeño. Treinta y tantos años

después, parece que ya estás en posición de sacar tú mismo tus discos, con mayor éxito si cabe.
Bueno, debes

entender que cuando empecé no fui yo el que negoció los contratos de mi banda, y todo lo firmado estaba sujeto a lo que se

negoció cuando los Pistols, así que estaba atrapado. Pero yo no he sacado un disco malo en mi vida, y sin embargo

financieramente, los acuerdos eran tan pobres que resultó mucho más saludable ponerse en huelga, y así hemos tenido que

estar hasta hoy.

Ya veo. Bueno, el disco «This Is PIL» tiene un aura muy optimista y esperanzadora, lo

que no es habitual, dados los tiempos que vivimos…
¿Y?

Joder, pues que es de agradecer.

Has declarado varias veces que podemos revertir esta desgraciada situación, es mejor mensaje que el que transmiten los

políticos y los medios de comunicación, que insisten incansablemente en que no tenemos futuro, que nuestros hijos vivirán

peor que nosotros y nos tenemos que resignar.
Estoy sorprendido y consternado de que el maravilloso mundo de

la música sea tan cerrado, es de una mentalidad tan empresarial…y todo el mundo prefiere creer que no hay esperanza. Y

por supuesto que hay esperanza. «Viva la revolución» (lo dice en castellano, N. del E.), ¿no? Y la revolución no se lleva a

cabo en diez minutos, yo creo en los proyectos a largo plazo. Cuanto más esperas, más profunda y más intelectualmente

certera y correcta es tu causa.

Alguna vez has manifestado que no crees en las conspiraciones, que todo

es un caos vagamente organizado. Pero esta crisis económica, más allá del resultado de una gestión desastrosa, parece

perfectamente premeditada para redefinir un nuevo orden mundial en el que los ricos sean menos y más ricos, y los pobres,

más pobres.
Sí que está premeditado. Es global, ¿no? Está sucediendo en todo el mundo. Cada vez es más

evidente y real que somos nosotros contra una minúscula minoría.

Sí, no hay dinero, pero sigue

habiéndolo para cosas absurdas, como la celebración de las olimpiadas en tu país.
¡Sí! Sí, y me toca los

cojones, como probablemente sepas. Por eso no me han invitado al jubileo de la reina (risas). Me cago en todas las bandas

que se suman a ese tipo de eventos.

Parece ser que ha habido mucha retrospección en la composición de

este nuevo álbum. ¿Ha sido liberador o doloroso volver a rememorar tantas cosas?
Completamente liberador.

Una experiencia muy saludable, reconocer los acontecimientos pasados que han sido significantes para ti. En este disco no

sólo está recogida mi infancia, también he recordado mi adolescencia y así hasta llegar a mi actual estado como adulto. Todo

son partes valiosas en la construcción del ser que es John Lydon. No renegaría de ninguna experiencia vivida. Mira, durante

mi infancia sufrí enfermedades muy dolorosas, pero precisamente por eso disfruto de la vida como lo que es: algo

absolutamente maravilloso, en lugar de revolcarme en la autocompasión. No tengo paciencia para los llorones, lo siento.

Para mí la vida es un desafío constante, basado en vapulear todo lo establecido en su propio terreno, y por cojones que me

saldré con la mía. Nunca engaño, me gusta la música honesta, clara, directa… humana. Todas mis canciones encierran no

sólo mis experiencias personales, sino que son un reflejo de mi entorno, mi historia, mi cultura. Y no sólo las mías, lo

mismo puede decirse del resto de miembros. La banda Public Image actual, los cuatro hemos experimentado la vida de cuatro

maneras totalmente diferentes, pero nos hemos centrado en nuestros puntos en común. Nos respetamos profundamente y

compartimos una sincera amistad, y creo que eso se transmite en las canciones.

Celebro escuchar eso. De

hecho, y a pesar de varios desgraciados acontecimientos a los que has tenido que enfrentarte en los últimos años

(las muertes de su padre e hijastra, la salvación in extremis de su esposa al incendiarse su casa de Londres…N.

del E.), el John Rotten actual es una persona mucho más madura y feliz de lo que lo era en la segunda mitad de los

ochenta y la primera de los noventa, un periodo en el que transmitías una amargura y un cinismo devastadores,

menospreciando tu pasado y denostándolo todo. Parece que te has reconciliado contigo mismo y el mundo.
Bueno,

sí, pero mira, has de darte cuenta de que mucho de ello era pura pose, y el resto no era sino manipulación por parte de un

sector venenoso de la prensa musical, todo ello aderezado por las compañías discográficas. A los sellos en los que he

estado no les gustaba ni les gusto, no me han apoyado, y a veces eso para mí era sinónimo de abrir la veda para cagarme en

todo lo que se me pusiese a tiro. He tenido que afrontar constantemente que se me falte al respeto, se me cuestione, se me

trate con desconfianza. Y nunca le he hecho mal a nadie, nunca he robado a nadie, nunca he mentido. ¡Pero si todo lo que he

hecho ha sido en beneficio de la humanidad, joder! Hola, compañeros humanos, ¿cómo estáis? Yo te diré cómo estamos: al

margen, aún siendo mayoría, vaya situación ridícula. Mira España ahora mismo, «al borde del colapso económico»…¿Sí?,

¿quién cojones lo dice?

Hablando de la humanidad, siempre te has mostrado muy orgulloso de tus raíces

humildes y de pertenecer a la clase obrera. Sin embargo, cuando el punk se hizo omnipresente en la prensa, se trató de

vender el movimiento como algo perteneciente a la clase obrera, pero desde un punto de vista deleznable, como algo propio

de retrasados uniformados, borrachos y violentos.
Ahí lo tienes. ¿Y a quién le interesaba que se propagase

esa puta mierda y se percibiese el punk de esa manera? Nunca he visto que la prensa ataque de esa manera a, por ejemplo,

Madonna, y eso que ella sí se lo merece.

Hubo otras interpretaciones del punk, quizá igualmente

limitadas o dogmáticas, pero mucho más liberadoras o constructivas. ¿Qué opinión te merecen Crass, por ejemplo?


Adoro a Crass, te lo digo totalmente en serio. Pero tengo problemas con las dictaduras derivadas de todo ese

espectro, esa insistencia en vestir todos el mismo uniforme, en seguir todos la misma ideología. No es ese el tipo de mundo

en el que quiero vivir. Quiero vivir en un mundo en el que haya un debate abierto y continuo sobre todo, en el que haya

libertad de opinión. Mis mejores amigos, a veces tienen unas ideas completamente opuestas a las mías, ¿entiendes? Y son las

diferencias lo que nos hace especiales. No tiene ningún sentido predicar a los conversos, todo eso acaba convirtiéndose en

nazismo, en algo que no procede en absoluto.

Hablando de respetar opiniones: hace ya un tiempo

demostraste una gran valentía actuando en Israel, a pesar de todas las críticas que tuviste que soportar por hacerlo.


Porque los judíos son gente también, coño. Y yo no apoyo a ningún gobierno, jamás, nunca lo he hecho, creo

que soy bien conocido por ello (risas). No apoyo ningún régimen, ninguna institución, ningún gobierno. Pero siempre,

SIEMPRE, actuaré para los seres humanos, e Israel está lleno de ellos. Mira, el día que exista democracia en un país árabe a

lo mejor me paro a escuchar a la gente que dice que no debo actuar en Israel. Además, cuando dimos esos conciertos en Tel

Aviv, el público era muy heterogéneo, había árabes y judíos en la misma sala. Toqué esta vieja canción de PIL, que se llama

“Four Enclosed Walls”…

Sí, de “Flowers Of Romance”

Sí, eso es, y el estribillo dice:

“ahhh-Alah-lah”, y ahí tenías a seis mil judíos cantando «Alá» en Tel Aviv. Creo que solo eso ya es una mayor contribución

a la paz de la que han aportado todos esos payasos con pancartas. Una lección para ellos: esta es la forma correcta de hacer

las cosas. No hagas nunca de otro hombre tu enemigo, ningún hombre es tu enemigo. Tus enemigos son los políticos.

“Ellos son los hijos de puta que te obligan a ir a la guerra”, como recuerdo haberte oído decir en un concierto

hace años
¡Sí!, sí, eso es. Y encontré Tel Aviv un lugar muy interesante, MUY interesante. Todas esas razas,

credos y culturas mezcladas. Es una ciudad muy abierta, fue muy emocionante. ¿Me lo voy a perder por escuchar a cuatro

gilipollas con pancartas? Seguro. Y quede claro que no estoy en contra de los palestinos, nada más lejos de la realidad,

nada más lejos… Lo dije en el escenario, y a algunos judíos imagino que les sentaría mal. ¿Por qué va uno a privarse de

propiciar un momento maravilloso desde el punto de vista humano?

Imagino que ahora mismo no tendrás

tiempo para nada que no sea PIL, pero hace no mucho aún te las arreglaste para actuar en esta película “Sons Of Norway”.

¿Qué tal fue?
Fantástico. Un trabajo fantástico, de verdad. Tenía muchas reservas al principio, la verdad,

pero fueron muy persistentes, y una vez que leí el guión, sencillamente me flipó. Fui a Noruega, y quedé muy impresionado

con el director, y con la gente que se encargó de recaudar el dinero para la película, y con el actor, el chavalillo

protagonista: IM-PRE-SIO-NAN-TE. Y está rodada en lengua noruega, lo que me parece muy valiente, porque el mensaje de la

misma traspasa cualquier barrera idiomática, ¿sabes? Relata la experiencia punk desde el prisma de alguien ajeno a

Inglaterra, para mí fue algo genuino. Absolutamente, absolutamente genuino… lágrimas, ¡lágrimas de puro gozo!, derramé

cuando puede ver la película acabada en Canadá. Me sentí tan orgulloso de todos ellos. Una obra excelente. Adoro a los

cineastas independientes tanto como adoro a los músicos independientes.

¿Sueles recibir ofertas para

actuar en películas? Sólo sé de dos en las que hayas salido, y no se te da nada mal…
Sí, recibo mogollón de

ofertas, pero no estoy interesado en ser actor.

Eres exigente.

Sí, mucho. En ese área de

trabajo me siento muy limitado. Y no te queda otra que mantenerte al margen, porque puedes ser absorbido por el «shitstema»

enseguida. Tienes que mantenerte fiel a ti mismo. Mira, yo puedo anunciar mantequilla, vale, pero es un producto británico

dirigido a un público británico. No me voy a poner a anunciar Tampax, porque no los uso (risas), o a ponerme a vender

seguros de coches, porque no conduzco.

Mantequilla en cambio, vendiste a tutiplén
(las ventas

de la marca para la que John Lydon protagonizó un anuncio se dispararon un 80%, N. del E.).
Toda la pasta que saqué la

invertí inmediatamente en reformar PIL, hasta el último céntimo. Nunca he hecho nada para forrarme, probablemente podría

ser una persona muy rica si me dedicase a hacer películas de mierda y a anunciar productos en los que no crea. Pero soy

John, y estoy hecho de una pasta mucho mejor que todo eso. Tienes que mantenerte fiel a tu sistema de valores. No hizo

falta que mi madre o mi padre me enseñasen tal cosa, el entorno del que vengo me hizo así. Provengo de una comunidad muy

mezclada, donde cualquier tipo de racismo es inaceptable.

La portada del nuevo disco la has hecho tú. He

escuchado tu interpretación de la misma, y encierra un concepto muy elaborado, que se resume en una apología de la

libertad. ¿Fue premeditado, partiste de una idea clara, o el significado se te reveló a medida que ibas desarrollando el

arte?
Siempre he pintado. Me encanta pintar, y para la portada de este álbum me he basado en las ideas de

Kandinsky, un artista que adoro, mucho, mucho. Es algo que vi la primera vez que estuve en Nueva York. Fui al museo

Guggenheim y me encantó el edificio, y me encantó la manera de exponer los cuadros. Me encantaron los colores y todo el

concepto que encierra lo que a mí me pareció que era, pues eso, el verdadero Kandinsky. Así que de ahí tomé la idea, y la

desarrollé. Siempre he pintado, toda la vida, y me sentí muy identificado con los colores que usaba, porque son los mismos

que a mí me gusta emplear: brillantes, atrevidos, muy vívidos… expresan libertad, ¿vale? Y por eso hay una bestia salvaje

en la portada, que transmite que es feliz así, sin vallas, sin jaula, y si miras a sus ojos, estos te dirán «no invadas mi

espacio»… ¡Eso es PIL!

Ahora que sacas a colación el bisonte de la portada, me vienen a la mente los

documentales de naturaleza que has protagonizado. Te gustan los animales, y eran documentales muy divertidos.
Sí, bueno, los hice a mi manera, que es como entiendo el mundo. Respeto a todas las criaturas vivientes. Ni siquiera puedo

matar una araña, ¡mi casa está llena de insectos! Mi mujer está hasta las narices, pero por lo que a mí respecta, tienen

derecho a vivir por el simple hecho de estar vivos, ¿vale? Pero al mismo tiempo soy un ser humano sensato y me doy cuenta

de que necesitamos proteínas para existir: en mi boca tengo dos tipos de dientes, unos para triturar vegetales, y otros

afilados para poder comer carne (risas).

Chrissie Hynde dijo una vez que una persona tan inteligente

como tú, acabaría haciéndose vegetariana.
(Carcajadas) Creo que lo que te acabo de decir sobre mis dientes

demuestra que estaba equivocada. Como especie, nunca hubiésemos desarrollado el cerebro que tenemos si no hubiésemos comido

carne, si no hubiésemos consumido proteínas, es así de simple. Y conozco demasiados vegetarianos que requieren una dieta

diaria de drogas, pastillas, vitaminas, para poder mantenerse saludables, y es algo que se me antoja insostenible. Pero

estoy absolutamente en contra de la crueldad, y no creo que los animales de granja deban ser tratados de la forma en que

son tratados, ¿sabes? Al mismo tiempo, tampoco es necesario que te atiborres de carne todos los días, necesitas una cantidad

mínima. Pero bueno, al menos Chrissie me considera una persona inteligente, aún hay esperanza para ella. Y para mí (risas).

Aparte de esos documentales, ¿alguna vez te han ofrecido conducir tu propio programa de televisión?


No, lo que pasa es… mira, cuando hice esos documentales de naturaleza, varias compañías se pusieron en

contacto conmigo con contratos sustanciosos, lo cual significaba que no me dejaban ningún margen de maniobra en los

programas que querían que hiciese. Querían que fuese poco más o menos el típico presentador, lo cual es inaceptable para mí.

Yo me lo tengo que creer, tengo que estar emocionalmente involucrado para que funcione, y eso es difícil. Pero así son las

cosas con John. Mis padres me educaron de esa manera. No puedo mentir, no puedo propagar una mentira, así que para qué

atarme a un contrato que me obliga a mentir.

Un tema recurrente en tu carrera ha sido la religión. Has

atacado a menudo lo opresivo y la institucionalización de la misma, pero me pregunto si crees en algo que trascienda el

plano material, no me refiero a ello desde el punto de vista de la religión establecida…
No, si ya te

entiendo. Sí, mira, puedo entender la filosofía que encierra el sentimiento religioso de las personas, pero no soporto la

manipulación humana que transforma la religión en doctrina. Y desde luego, si tengo que elegir entre un dogma religioso y la

ciencia, gana la ciencia de aquí a Lima, vamos. Pero existe un punto y unos propósitos donde ambas, religión y ciencia,

pueden converger. Por ejemplo, ante el misterio del origen de la vida, la creación, de dónde procede todo, cuál es el

origen de la vida… es algo que me intriga mucho. Para algunos todo se debe a Dios, los científicos hablan de la teoría del

big bang. Y para mí, supongo que el big bang es Dios. Es un debate inacabable, y yo desde luego no tengo todas las

respuestas, pero es algo maravilloso que, como especie, podamos debatir acerca del misterio de nuestra existencia.