A pesar de que Ford España ya ha sido condenada en firme por los tribunales de justicia por impedir continuadamente el ejercicio de la libertad sindical a la sección de CGT, de nuevo la dirección de la multinacional del auto se decanta por el sindicalismo reformista, para evitar que un modelo reivindicativo y contrario a los recortes tenga las mismas opciones que los sindicatos favoritos de la empresa
Tras la convocatoria oficial de inicio del período de elecciones sindicales para renovar el Comité de empresa en Ford España, el pasado 1 de febrero la CGT procedió a colocar unos carteles de precampaña (tiempo legalmente establecido, en el que todavía no se puede pedir directamente el voto, pero sí difundir análisis y propuestas) que rápidamente fueron arrancados de los espacios en los que la propia dirección establece que son lugares autorizados para la propaganda electoral. Como estrategia de la campaña de CGT, en los primeros carteles no estaban incluidas nuestras siglas, que sí se pusieron en la siguiente pagada del mismo cartel diseñado por nuestros colaboradores gráficos.
En un escrito entregado por la dirección de Recursos Humanos con fecha 3 de febrero de 2015, la empresa se hace responsable de la retirada de los carteles y acusa de la pegada de los mismos a CGT, a pesar de que dice no saber que los había colocado dicha sección sindical, anunciando que seguirá impidiendo su difusión (y eso que en esa fecha ya se había distribuido por la fábrica el segundo cartel, que ya lleva las siglas de nuestra organización) y amenazando con acciones penales contra la CGT-Ford.
Ante este grave y directo ataque a la libertad de expresión y al ejercicio del derecho a la acción sindical en la empresa, claramente reconocidos por las legislaciones española e internacional, la CGT manifiesta su total repulsa a esta continuada política de discriminación y represión a las ideas y proyectos legítimos que representa la CGT, al mismo tiempo que queremos responder a las endebles acusaciones que la dirección de Ford nos imputa.
En primer lugar, hay que aclarar que el hecho de que en el cartel aparezca una persona con una bolsa de plástico en la cabeza, tiene la intencionalidad de representar a una persona (lógicamente un trabajador de Ford, ya que es el espacio en el que estamos actuando) a la que no se le deja respirar por las muchas presiones y hasta opresiones que sufre en su lugar de trabajo. Que Recursos Humanos quiera ver alguna alusión al terrorismo islamista que padece Occidente es fruto de su deformada visión de la realidad. Es evidente que otras personas podrían haber encontrado una vinculación de esa imagen con las torturas a presos en Guantánamo o Abu Ghraib.
Respecto a la opinión de estos directivos sobre el supuesto mal gusto del cartel, respetuosamente nos gustaría preguntarles si no consideran también de mal gusto exponer a los trabajadores de las cadenas de producción a unos ritmos cada vez más abusivos, sin dejarles descansar ni estar con sus familias el tiempo necesario, sometiéndolos a un sistema de descanso y comidas que están deteriorando su salud física y psíquica. Tampoco hemos tenido ocasión de conocer su preocupación por la forma en que se presiona, sin ningún disimulo, a los nuevos empleados para que se afilien al sindicato favorito de la dirección si quieren que les renueven el contrato, ni podemos entender que unas personas tan sensibles hayan establecido que cientos de trabajadores, con la experiencia, profesionalidad y los conocimientos sobradamente demostrados, hayan sido sistemáticamente excluidos de la promoción de grado salarial, castigándolos injustamente por su afiliación sindical a la CGT, como bien se encargaban de recordarles los mandos para animarles a cambiar de sindicato.
Tampoco parece inquietar a la exigente dirección de Ford, que uno de sus directivos forme parte de la dirección de la mutua Asepeyo, sabiendo que las mutuas son ahora entidades que también se dedican a la sanidad, pero más extraño resulta que desde el poder político y sindical se les transfieran competencias que son de la Sanidad Pública. No consideramos de recibo que estas personas sean las que miren con lupa nuestras bajas e historiales médicos, estableciendo estrategias de persecución y presión tratándonos de delincuentes y dedicando a la persecución de las personas de baja los recursos que se niegan para hospitales y tratamientos a enfermos como los de la hepatitis C.
Es lamentable que cuando hace apenas unas semanas que todos los sectores de la sociedad occidental se han manifestado contra el integrismo ideológico y en defensa de la libertad de expresión, con motivo del atentado al semanario francés Charlie Hebdo, comprobemos que esa libertad de expresión sigue amenazada en otros muchos lugares, incluso en países con sistemas democráticos como el nuestro. Por eso insistimos en reivindicar ante Ford España nuestro derecho a ejercer responsablemente esa libertad, con los textos e imágenes que creamos oportunos, sin tener que someternos previamente a la censura del departamento de Recursos Humanos.
No queremos terminar sin señalar que el sistema de capitalismo salvaje también tiene mucho de integrista al seguir defendiendo actividades y valores injustos, que ya han demostrado su peligrosidad para el bien común y la paz, como el culto al dinero, la competitividad, el comercio de armas, el expolio de los recursos naturales o la explotación de la mano de obra.
Si las clases dirigentes, tanto políticas como económicas, han reconocido el derecho de los periodistas y humoristas a publicar textos e imágenes satíricos sobre Mahoma, el Papa o los reyes (aunque esos líderes mundiales no compartan ese estilo, no llegamos a entender cómo se quiere prohibir que se critiquen, con imágenes simbólicas pero muy representativas, las políticas desafortunadas de una empresa determinada o las personas que la dirigen, por muy bien pagadas que estén.
La CGT se declara absolutamente inocente de las acusaciones lanzadas por la dirección de Ford Almussafes, se siente legalmente autorizada a realizar su propia campaña electoral (porque no creemos que tenga que ser la empresa la que imponga lo que tenemos que explicar a la plantilla, que es mucho) y nos reservamos el derecho a actuar judicialmente si la dirección persiste en la actitud de poner trabas a la libertad de expresión y a la libertad sindical.
Sección Sindical de CGT en Ford
6 febrero 2015
El cartel que tanto molesta a Ford