UGT y Ford Almussafes han llegado a un acuerdo este jueves, 23 de marzo, para la aplicación de un expediente de regulación temporal de empleo en la planta de motores de la factoría. El ERTE, que deberá pasar el trámite de su aprobación por el comité de empresa (donde UGT goza de mayoría absoluta), afectará a 270 personas y se prolongará desde el presente mes de marzo hasta el mes de abril de 2018. El ajuste laboral, según la empresa, responde a la pérdida de carga de trabajo que supondrá dejar de fabricar para el Grupo Jaguar-Land Rover.
El expediente comenzará el próximo 31 marzo con un primer día de paro, según concreta el secretario general de UGT-Ford, Carlos Faubel. En el mes de abril se producirán 3 paros más, otros 4 en mayo y 6 más en el mes de junio. Y la ultima semana de ese mes la actividad en la planta se verá reducida a un solo turno de fabricación. El turno suspendido no se recuperará hasta abril de 2018, cuando se espera que la fabricación del nuevo motor encargada a la factoría vuelva a dotar a la planta de carga de trabajo.
La fórmula irá acompañada de un suplemento salarial para los empleados. En concreto, el acuerdo contempla «el complemento al 80% del salario bruto –incluidos todos los complementos salariales-, además del 100% de pagas, vacaciones y antigüedad». Según CGT «Los trabajadores van a perder parte de su salario, ya que la empresa ni siquiera ha querido complementarlos hasta el 100%, como en otros ERE anteriores, además de los perjucios que la pérdida de ese 20% puede representar en caso de jubilación, baja laboral o necesidad recurrir al subsidio de paro.»
Por otra parte, el acuerdo recoge que los seis días no trabajados que los empleados deben a la firma «no podrán exceder de tres jornadas recuperables con el pago del correspondiente plus de turnos especiales para sábados, y con fecha tope 31 de octubre de 2018». «El resto correrán a cargo de la empresa, y a partir de esa fecha, de ser necesaria mayor producción por motivo del lanzamiento, se programarán sábados de horas extras», agregan.
La propuesta inicial de la multinacional fue la «recolocación» de 140 empleados de motores en la planta de vehículos, tal y como explicó el propio director de la factoría, Dionisio Campos, en una carta dirigida a la plantilla. Pero la iniciativa no tuvo el éxito esperado. El proceso se llegó a poner en marcha con el intento de reubicación de 40 trabajadores para, ya en el mes de abril, proceder al traslado de otras 90 personas. Pero no hubo voluntarios, según UGT.
Esta fórmula, sin embargo, era la preferida por los sindicatos minoritarios, que abogaban por que los trabajadores pasaran a la planta de vehículos para menguar la carga de trabajo con los compromisos firmes por parte de la empresa de que, pasado el valle productivo, los trabajadores desplazados regresarían a motores -por un lado- y de que se mantendrían los puestos de trabajo eventuales. En consecuencia, CCOO, CGT e IV se opusieron desde el principio a la propuesta del ERTE.
Según explicó la CGT a la plantilla en un comunicado «Es una irresponsabilidad aprobarle un ERE a una empresa con los enormes beneficios que ha tenido Ford en los último años. Había otras propuestas para mantener ocupados a estos 140 empleados que la dirección dice le sobran en motores: reforzar las lineas de montaje, cursos de formación, etc.»
Con este innecesario pacto, la UGT se hace cada día más acreedora al título de «sindicato de la empresa» que muchos trabajadores le aplican.
CGT-FORD