La Sra Anaïs Menguzzato llegó a Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) con un cargo adjunto, casi por la puerta de atrás. Se incorporó en el 2019 como Directora de Igualdad, Seguridad, Accesibilidad y Relaciones Institucionales. Una Dirección cuya amplia y ancha denominación, sin saber muy bien cuáles fueron sus frutos materiales, le sirvió el nombramiento de Directora Gerente dos años después.
Con su currículum de Igualdad y después de pasar por una Concejalía de Protección Ciudadana donde dijo querer priorizar la convivencia por encima del modelo de sanción, llegó a una Empresa donde tenía materia para lucirse.
Con ese talante de diálogo que la avalaba, parecía abrirse una puerta para revisar un Plan de Igualdad poco ambicioso y convertirlo en modélico. En una empresa de transporte en creciente expansión, la llegada de una persona que manifestaba que las cosas debían hacerse atractivas para quienes prestábamos el servicio los 365 días del año, prometía.
No es que nos lo fuéramos a creer todo porque nos sabemos campo de batalla político para lo bueno y para lo malo, pero ¡caramba! con los talantes progresistas.
La Sra Menguzzatto ascendió y concentró más poder del que habían tenido sus antecesores. Se convirtió en el altavoz de las decisiones que se tomaban en el partido que nos gobernaba (que para eso era su partido y había tenido a bien nombrarla).
Y pasados cuatro años, aquí estamos. A las puertas de unas elecciones, seguimos siendo campo de batalla para noticias más o menos populares o populistas.
No sabemos qué nos va a deparar el día de después, ni si nos van a volver a vender o a regalar. No queremos frivolizar ni sacar la bola de cristal porque, desde luego, tantas Relaciones Institucionales dan para muchas fotos en los medios de comunicación y en las Redes Sociales, pero no dejan tiempo para sentarse a mirar cara a cara a quienes la interpelamos con el único fin de buscar soluciones y hacer, de esta Empresa, un servicio público digno.
Va aquí una tormenta, no de ideas, sino de asuntos pendientes, de caja de Pandora llena de conflictos sin resolver que esta Gerencia ha tenido la suerte de que no le estallaran en la cara. A saber: dobles categorías en muchos puestos de trabajo; gratuidad sin medios, con problemas de seguridad, de saturación, con cargas de trabajo que recaen siempre sobre los trabajadores y a costa de la conciliación; igualdad, más allá de la proporción de hombres/mujeres a medida que se asciende en el organigrama, casada con un sistema de promoción interna a dedo y falto de transparencia; políticas de privatización sin aumentar la plantilla de acuerdo con la explotación y con la continua entrada de empresas; modelos de atención a las personas usuarias en los que la automatización hace desaparecer a los agentes para priorizar más tarde los servicios de seguridad. Y todos estos asuntos, sin tropezarse siquiera con esa persona que llegó avalada por el diálogo, su currículum y sus supuestos logros en las plantillas de bomberos o policías locales.
El que los conflictos se hagan públicos, más que ser deseable, es necesario para que se abra también la brecha por la que pueda ver la luz la esperanza de que ganemos para la ciudadanía un servicio público, social, de calidad, sostenible.
El día de después, la plantilla seguirá. Tal vez, deberíamos hacer algo para que, con la sra Menguzzato o sin ella, entre el aire en FGV y seamos capaces de levantar las alfombras para barrer tanta desesperanza.
Carme Jareño Peris, Secretaria General del Sindicato de Transportes, Comunicaciones y Mar de CGT València
CGT Metro València