La noticia me llegó por vía telefónica : “Te has enterado”, me dijo Jorge. Yo le contesté: “¿De qué…?” Jorge agregó: “Canek ha muerto…” Luego he visto y leído, a través de Google, la noticia y algunos comentarios en diversos medios.
El diario La Jornada, de México, da la noticia con este título: Muere Canek Sánchez Guevara, nieto del ‘Che’, y termina la nota así: “Su muerte, que coincide con el inicio de un histórico dialogo diplomático entre Estados Unidos y Cuba en La Habana, fue resultado de complicaciones de una cirugía cardiovascular, de acuerdo con el portal Café Fuerte.”
La palabra “complicaciones” me hizo recordar de inmediato lo que había sido –sobre todo en estos últimos tiempos- la vida de Canek (“serpiente emplumada negra”).
Su último e-mail era para decirme que estaba en Marsella y que tenía la intención de venir a vernos… Ariane y yo lo esperamos… pero no llegó, las “complicaciones”… No nos sorprendió. Eso había ocurrido ya varias veces desde que a principios del 2000 vino, con su compañera e hijo o hija (no recuerdo bien), a quedarse unos días con nosotros en el piso del barrio de Belville, París, en el que vivíamos.
Las “complicaciones” en su vida hicieron también que quedaran en suspenso algunos de los proyectos que nos propuso para llevarlos adelante desde el entorno del boletín CUBA libertaria…
Las “complicaciones” le llevaron a interrumpir su periplo por Europa y a volver a México, de donde de tanto en tanto nos llegaban noticias sobre él y los proyectos literarios que trataba de realizar…
Ahora, la noticia de su muerte me ha llegado por Jorge Masetti, hijo de otro “héroe” de la Revolución cubana”, y, después de pensarlo un buen rato, me ha parecido que lo más indicado era, de mi parte, concluir estas líneas sobre Canek con la reseña que en 2008 hice a la ocasión de la publicación del libro que él y Jorge Masetti habían escrito para una editorial francesa interesada en editar un libro en el año del cuarenta aniversario de la muerte del “Che”. Libro que aceptaron escribir forzados por las “complicaciones” (sobre todo materiales) en las que se encontraban desde que asumieron públicamente su condición de “disidentes” de izquierda absolutamente independientes.
Los “herederos” del Che : Mito y realidad de una leyenda
En ocasión del 40 aniversario de la muerte de Ernesto Guevara, más conocido por el Che, la editorial francesa Presses de la Cité, ha publicado un libro, Les héritiers du Che, de Canek Sánchez y Jorge Masetti, que se ha agregado a la larga lista de los editados este año con ese pretexto. Una efemérides que, paradójicamente -por lo que pretendidamente representaba el Che- se ha convertido en una de las más comerciales del mundo.
El presidente boliviano René Barrientos debía estar muy lejos de imaginar que, al ordenar la ejecución del Che y hacerlo enterrar secretamente el 8 de octubre de 1967 en los alrededores de un pueblito de la sierra boliviana, lo convertía en mártir y contribuía decisivamente a forjar una de las leyendas más mediatizadas y mundializadas del siglo XX. Una leyenda transformada rápidamente en mito y culto ideológico entre los jóvenes en rebeldía de los cinco continentes ; pero también en una fuente inagotable de explotación mercantil de la idolatría juvenil por los iconos mediáticos que la sociedad de consumo ha extendido por todo el planeta globalizado.
El hecho es que, mientras los homenajes al célebre guerrillero, “heraldo de la lucha contra el capitalismo y el imperialismo”, se han quedado reducidos a los actos que ritualmente organizan los Castro, Chávez y compañía para hacer creer que siguen su senda, la efigie del Che está cada vez más presente en los comercios y mercados del mundo entero, adornando toda clase de objetos y vestimentas : desde pañuelos, bufandas, camisetas, playeras y prendas diversas de los grandes costureros, hasta mecheros, cartas postales, etiquetas de vino y artículos de uso corriente, como platos, cafeteras, bandejas, hueveras, etc.
La paradoja de esta leyenda no es sólo el haberse quedado reducida a una aureola mesiánica sino que, además, el mito es interpretado de mil maneras diferentes y en la mayoría de los casos únicamente por interés partidista o codicia mercantilista. No obstante es verdad también que, para algunos sectores de las nuevas generaciones con conciencia política, el nombre del Che les suena y recuerda un rebelde contra las injusticias de este mundo, y que por ello lo reivindican en sus protestas contra la mundialización capitalista. Inclusive entre los sectores más alérgicos al mesianismo y al dogmatismo marxista suele aún manifestarse esta simpatía hacia el rebelde que, abandonando los privilegios y vanidades del poder instituido en Cuba, fue a morir luchando en los Andes bolivianos para “liberar el continente americano de las garras del imperialismo yanqui”.
Pues bien, aunque ya en algunos libros dedicados anteriormente al Che ha sido puesta en evidencia la personalidad profunda de este icono revolucionario, los testimonios de Canek Sánchez Guevara, nieto del Che, y de Jorge Masetti, hijo de uno de los compañeros de armas más cercano al Che y ex agente de los servicios conspirativos cubanos, aportan informaciones sorprendentes y enfoques muy valiosos sobre este arcángel a doble cara. Sobre todo para no olvidar su rigidez ideológica y una severidad insospechable tras su cara de ángel ; pero también para comprender la verdadera naturaleza del régimen dictatorial cubano, que también era el modelo del régimen que el Che quería instalar en el resto del continente.
En diferentes periodos, Canek y Jorge vivieron en Cuba cuando eran jóvenes y saben por experiencia propia cómo vivía la juventud cubana la realidad cotidiana de esa Revolución impuesta desde arriba, que rápidamente quedó reducida a lemas publicitarios y desfiles para aclamar a sus jefes y a los mártires de la lucha revolucionaria. Lejos de la visión mitológica del Che y del régimen cubano, Canek Sánchez Guevara y Jorge Masetti esbozan una imagen muy diferente de la mitificada por los servicios de propaganda pro castristas, mostrando la dureza implacable de los jefes revolucionarios, las mentiras y timos de la casta de privilegiados y los brutales comportamientos de un mundo policiaco omnipresente y represivo. Sus testimonios revelan la existencia de una sociedad petrificada en un apartheid social y de un sorprendente “underground” en el que los jóvenes rebeldes se identifican más a la cultura rock, punk o hippie que al martirologio oficial y a los códigos de la burguesía castrista. Una juventud que aspira a la libertad y a la que hace reír la gesta guevarista promocionada y explotada por la oligarquía revolucionara para su provecho exclusivo. Estos testimonios hacen caer las máscaras y desmitifican la leyenda del Che y su guerrilla, pero sobre todo la de la Revolución cubana.
Un libro a leer y a recomendar su lectura.
Octavio Alberola