El Ministerio de Trabajo y Economía Social ha confirmado este lunes que la cifra de trabajadores fallecidos en accidente laboral en los nueve primeros meses de este año es de 524, 99 menos que en igual periodo de 2022. En términos relativos, esto implica un descenso del 15,9%. Teniendo estos datos como provisionales para CGT a fecha de noviembre, tenemos contabilizados 595 trabajadores fallecidos, unos datos que tristemente aumentaran a finales de 2023.
Según datos ofrecidos por el Ministerio de Trabajo y Economía Social y analizando los datos por sector de actividad, los accidentes de trabajo con baja en jornada laboral, siguen la misma tendencia que en 2022, con la excepción del sector de actividades sanitarias y servicios sociales, donde se ha registrado un descenso cercano al 50 %. El resto de sectores nos deja las siguientes cifras:
- Industria manufacturera: 71.672
- Construcción: 63.671
- Comercio y reparaciones de vehículos: 52.808
Por otro lado, los accidentes mortales, por sector de actividad, aún teniendo en cuenta el descenso en la cifra de fallecidos, sigue concentrándose en los mismos sectores:
- Construcción: 92
- Transporte y almacenamiento: 78
- Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca: 57
Si continuamos analizando la Estadística de Accidentes de Trabajo, de los accidentes con baja, se produjeron 405.724 en jornada de trabajo y 62.351 accidentes in itinere. La variación en relación al mismo periodo del año anterior se situó en el -2,3 % para los accidentes en jornada y en el 8,8 % para los in itinere.
La construcción es un sector que, históricamente, ha acumulado las cifras más altas en cuanto a siniestralidad laboral se refiere. A pesar de contar con normativa específica adaptada a las características de la actividad, sigue manteniendo el liderazgo.
Las actividades de transporte y almacenamiento, con el aumento experimentado en los últimos años, concentran condiciones laborales más precarias, lo que se traduce en una aplicación escasa de la normativa en Prevención. Este sector requiere un análisis profundo por parte de los agentes implicados para poder realizar un control efectivo de los riesgos que se encuentran en esta actividad.
En cuanto a las actividades de ganadería, pesca, agricultura y silvicultura, al tratarse, mayoritariamente de actividades localizadas en núcleos de población dispersos y aislados, hace más complicado su control. Esta realidad nos lleva a la reflexión de la existencia de la necesidad de impulsar la seguridad y salud en el trabajo desde los entes locales o provinciales que son los que, por proximidad y conocimiento de la realidad laboral de la región, pueden conseguir una efectiva aplicación de la norma y una concienciación de las personas trabajadoras.
De los 524 trabajadores fallecidos, 52 eran autónomos
La estadística de Trabajo revela además que de los 524 trabajadores que perdieron la vida en un accidente laboral hasta septiembre, 472 eran asalariados (-15,7%) y 52 eran trabajadores autónomos, un 17,5% menos que en los nueve primeros meses del año pasado.
Del total de autónomos que perdieron la vida en accidente laboral, 51 lo hicieron en su centro de trabajo, siete menos respecto al mismo periodo de 2022 (-12,1%), mientras que uno falleció en un siniestro ‘in itínere’, cuatro menos que hasta agosto del año pasado (-80%).
Asimismo, según los datos provisionales del Ministerio, hasta septiembre se notificaron 423.550 accidentes sin baja laboral, un 1% más que en igual periodo de 2022.
Para CGT el desglose de los datos, tanto a nivel de accidentes en jornada con baja como con resultado de fallecimiento, continua con la misma tendencia preocupante, reclamamos un control más riguroso y exhaustivo de la aplicación y cumplimiento de las normas vigentes en las empresas.