Las fallas
como modelo casposo y regionalista burgués del blaverismo, están en el entredicho, desde las primeras mascletas en la Plz del
Ayuntamiento de valencia, se vienen concentrando ciudadanos que yo no aplauden a los representantes políticos, ahora se les
grita contra la corrupción y los recortes sociales que afectan a la sanidad y a la educación en la ciudad del turia.
Este modelo espontáneo pero reivindicativo bautizado como #Intifalla, esta poniendo en jaque a un modelo de cultura y
política fallera, mas próximo al franquismo, lejos ya y olvidados de lo que realmente en la historia fueron las fallas, antes
de que el franquismo y por supuesto la iglesia lo manipularan a su antojo.
Pero no todo esta bajo control,
queridos amiguitos, en el distrito de Extramurs de Valencia hay una falla que se siente como una isla en medio de un océano.
Nació hace mas de 100 años como cualquier otra comisión que ocupa su tiempo dedicando versos folclóricos a sus reinas y
agasajando con flores a la Virgen de los Desamparados. Hasta que, llegada la transición democrática, un grupo de jóvenes se
adueñó del timón de la nave y decidió que todo eso tenía que cambiar. Que la falla Arrancapins sería distinta. Y vaya si lo
consiguieron.
Desde que Arrancapins emprendió esta revolución interna, sus miembros nunca han participado en la
ofrenda. Los cargos de fallera mayor y fallera mayor infantil se suprimieron en 1991 porque a los responsables de la comisión
les parecían machistas.
El sello alternativo de Arrancapins también se plasma en su monumento. De primeras, porque lo
elaboran los propios falleros. Pero también porque satiriza al poder con menos miramientos que el resto.
La
apuesta de esta y otras fallas por una filosofía progresista, laica y no sexista, que huye de la caspa y del conservadurismo,
y que rompe las barreras de lo convencional, no es tan reciente, en plena republica, 1937 diversos artistas falleros,
intelectuales, alumnos y profesores de Bellas Artes, junto con el famoso Josep Renau., en colaboración con los
sindicatos CNT/UGT, impulsaron desde la base un modelo de fallas bien distinto, donde se ensalzaba la cultura del
pueblo y las consignas antifascistas del periodo revolucionario. Y con un alcalde libertario a la cabeza (1937-1939)
Domingo Torres.
La CNT alegó en defensa de su colocación que eran un buen aparato propagandístico para
expresar las ideas de la revolución, porque hablaban en el mismo lenguaje del pueblo.
Concluida la guerra civil, y
con la victoria del fascismo, el poder franquista y la iglesia l las hizo suyas y controló, prácticamente hasta nuestros
días.
Ahora movimientos como #Intifalla o Arrancapins entre muchos otros, despuntan con aires
renovados contra una cultura mediocre, que utiliza la fiestas falleras como una prolongación del status quo político
valenciano, y donde solo buscan el beneficio económico del turismo.
En opinión del sociólogo Gil-Manuel
Hernàndez, autor del estudio Falles i franquisme a València, todas estas comisiones canalizan el rechazo a los
aspectos «más casposos y rancios» de la fiesta, «una estructura ideológica heredada del franquismo que cuesta mucho de
cambiar». No todas las fallas se ajustan a este patrón, «y algunas, sobre todo en el barrio del Carmen, apuestan por una
estética diferente y contratan a artistas más comprometidos, aunque mantengan unan estructura de falla convencional». Pero la
mayoría, sigue anclada a postulados conservadores. Pero muchos ciudadanos están a favor del cambio, y casos como el de
Arrancapins o #Intifalla son necesarios para demostrar que hay otra manera de entender las Fallas.
Para la
memoria olvidada quedan las imágenes en blanco y negro de los años treinta con falleros y falleras saludando con el puño en
alto al mundo entero, mientras los campos de naranjos estaban colectivizados por los trabajadores, lejos del caciquismo
valenciano.
Sec. Comunicación CGT-Valencia.
Miguel A. Morcillo
Fuentes:
-Hemeroteca El País
-Hemeroteca Levante-MCV
-Arrancapins: info@fallaarrancapins.org, www.fallaarrancapins.org
-Falles i franquisme a València, Hernández Martí, Gil-Manuel. Editorial Afers.
Fecha: 1996, Publicación Catarroja
-Foto: 1937 Falleras puño en alto