Hoy (20 de agosto) hace 28 años que José Peirats el “Herodoto de la CNT” murió en la playa de Burriana. Ochenta y un años de lucha incansable de este anarquista que se convirtió en “el ladrillero más publicado del mundo”. Para recordarlo a él, y hacer memoria, hemos escrito estas breves líneas extraídas del libro que Chris Ealham presentó este año en Segorbe y en Vall d´Uixó “Vivir la anarquía. Vivir la utopía. José Peirats y la Historia del Anarcosindicalismo Español”. Imposible resumir en un articulo toda la vida y obra de este compañero, nos dejamos muchas cosas en el tintero por ello esto es también una incitación a leer el libro, y todos los demás escritos por Peirats, para acabar con la desmemoria que incluso en nuestros propios ambientes tanto abunda.
Nacido en la Vall d´Uixó en 1908 José formó parte de todos aquellos desheredados, maltratados por la Historia, que tuvieron que emigrar a Barcelona a principios del s.XX escapando de la miseria a la que los habían condenado. Allí, además, conocieron la represión de las autoridades por lo que la conciencia de la clase proletaria se acentuaba aun más en detrimento de la de sus explotadores. En ese ambiente incómodo, Peirats, como muchos otros, empezó a frecuentar Ateneos y a desarrollar una nueva conciencia a través de todas las actividades culturales que se desarrollaban al margen del sistema. Unido a todo ello la lectura se convirtió en el “vicio” que le llevo a ser administrador del semanario Tierra y Libertad de la FAI, fue encargado del periódico clandestino FAI, en 1934 trabajo en Solidaridad Obrera con 26 años de edad…etc. Fue un defensor acérrimo de la democracia interna anarquista, que siempre había caracterizado tanto a la CNT como a la FAI ,enfrentándose a todos aquellos, tanto revolucionarios como reformistas, que se saltaban todos estos procedimientos.
Durante la Revolución Española formo parte junto a Felipe Aláiz del diario Acracia de Lleida, desde donde combatieron la contrarrevolución, formó parte del periódico Ruta de las Juventudes Libertarias y escribió en varios periódicos críticos con la deriva estatista y contrarrevolucionaria a la que estaban llevando a la CNT-FAI sus élites. Después de amenazas y coacciones diversas, para que dejara de defender las ideas y los procedimientos de aquellos que las habían abandonado, se refugió en la 26 División “en busca de la muerte”.
Después de la guerra pasaría a Francia rechazando favoritismos, que podría haber utilizado como muchos de los compañeros a los que estaba enfrentado hicieron, para no acabar en los campos de concentración. Tras una vida de semipobreza ahora conocería la pobreza extrema. Después de un periplo por tierras americanas, de más amarguras y sinsabores, volvió a Francia donde en 1947 fue elegido secretario del Movimiento en el II Congreso del MLE-CNT donde combatió la alarmante burocratización que se había llevado a cabo en la organización por parte de Federica Montseny y Germinal Esgleas en lo que se convirtió como él dijo “el más terrible año de mi vida como militante”. Entró en España clandestinamente para informarse de cómo estaba la situación del movimiento en el interior convirtiendose en el único secretario del la CNT en el Exilio en hacerlo.
En el III Congreso fue reelegido como secretario pero lo rechazó mostrando una vez más su compromiso con sus ideas y con el rígido código ético que siempre defendió. Para él no se debía desempeñar dos mandatos consecutivos para no aferrarse al cargo y así acabar con la burocratización y los personalismos. Liberado ya del cargo empezó con la investigación de su obra magna La CNT en la Revolución Española a la que le dedicó todo su tiempo llegando a compartir cama con un compañero y a vestirse con la ropa usada donada por otro.
Volvió a aceptar otra vez el puesto de secretario del MLE-CNT haciendo otra vez frente a Esgleas-Montseny e intentando la reunificación del movimiento. En 1951 hubo una ola represiva contra los anarquistas por lo que fue encerrado y torturado por el Estado francés dejándolo muy tocado para el resto de su vida. Cuando fue puesto en libertad, y se liberó otra vez de su puesto de secretario, volvió a ponerse a trabajar para acabar el segundo y tercer volumen de La CNT. Siguió escribiendo y trabajando para el Movimiento y combatiendo a los expropiadores y a los burócratas de la CNT. Harto de las derivas a las que se llevaba al movimiento acabó abandonándolo tras 43 años en él. Poco después en una de las purgas de Esgleas fue expulsado.
Con la vuelta del exilio a España sus esperanzas en el movimiento no fueron a mejor aunque siguió en él colaborando en el mitin de valencia, en el de Montjuïc y en las Jornadas Libertarias Internacionales pero se daba cuenta de que “la CNT no iba a renacer como el ave fénix como una organización de masas de la misma manera que ocurrió en su juventud después de la dictadura de Primo de Rivera”. Al final consiguió acabar sus días en la Vall d´Uixó el pueblo que le vio nacer.