El sector financiero ha comenzado a padecer en carne propia diversos
procesos de despidos colectivos de manera traumática. Casos como el de Sabadell-CAM o el de Bankia eran impensables hasta
hace muy poco, ya que las empresas (bancos y cajas actualmente bancarizadas) habían llevado a cabo sus reestructuraciones o
reducciones de plantilla por métodos menos traumáticos. La nueva situación obliga a los trabajadores y a los
sindicatos del sector a responder a la agresividad de las medidas colectivas de despido.
El difícil contexto en el que se producen
estas medidas está marcado, por un lado, por la situación de un sector que ha sufrido una fuerte desregularización
en materia de horarios laborales, salario, funciones y movilidad geográfica, que además se caracteriza por
una competitividad feroz que aboca a las plantillas a una carrera despiadada de consecución de objetivos
comerciales. Todo esto ha ido minando la moral de las plantillas, y el descrédito de la lucha colectiva como instrumento de
avance, cayendo en el individualismo en la medida que se han ido individualizando las condiciones de
trabajo. El resultado es una bajísima tasa de resistencia ante la agresividad patronal (valga como ejemplo la escasa
participación en las últimas Huelgas Generales), en una situación de miedo generalizado y de “sálvese quien
pueda”.
La otra circunstancia que determina el marco actual, es la imposición de una reforma laboral
salvaje, que ha dejado a la gente trabajadora absolutamente a merced de la voluntad de los patronos. A lo largo del
tiempo, y especialmente en los últimos dos años, los derechos laborales han quedado reducidos a escombros, y las
facilidades para despedir, individual y colectivamente, son prácticamente totales. Con esa carta blanca, los
empresarios, en especial las grandes corporaciones, se están empleando a fondo, como era de esperar, y las consecuencias de
todo ello son la proliferación de los expedientes de despidos colectivos y el aumento de un desempleo generalizado,
prácticamente fuera de control, superando los seis millones y camino de los siete millones de personas.
Con todo ello, la situación creada es de una
tremenda injusticia:
- · Los Despidos Colectivos recaen sobre los trabajadores “de a pie” y no sobre sus altos
directivos, verdaderos culpables de la situación,
por su gestión nefasta o presuntamente delictiva, además de lainmoralidad que representa mantener las retribuciones extra-convenio, mientras se deja a la gente en la
calle.
- ·
Mientras los banqueros reciben enormes ayudas con cargo al erario público, se niegan o recortan ayudas a las capas
más necesitadas de la población (a los bancos españoles, 225.000 millones del BCE y 65.000 millones del FROB, que
podrían aplicarse a seguir pagando los sueldos de los trabajadores afectados por los ERE durante años y
años).
- ·
Las empresas reflotadas con enormes cantidades de fondos públicos están siendo regaladas al capital privado,
al precio simbólico de 1 euro. Ya se han llevado a cabo tres operaciones de ése estilo: la CAM regalada al Banco Sabadell,
UNNIM al BBVA y Banco Valencia a Caixabank. Con todo ello, se han evaporado más de 10.000 millones de euros de dinero
público, el equivalente de todos los recortes llevados a cabo por el Gobierno de Rajoy, en Sanidad y
Educación.
Por ello, y ante la aplicación de los despidos colectivos en el sector financiero, en la
Federación de Servicios Financieros y Técnicos de CGT (FESIBAC-CGT), no nos resignamos al papel de colaboradores, ni
a abrazar la teoría del mal menor, porque sabemos que es la antesala del mal mayor. Tampoco aceptamos los chantajes
en que se han convertido las negociaciones de ERES y despidos colectivos. Como dicen nuestros compañeros de Bankia,
el entrar a negociar un despido colectivo es como aceptar tener que elegir entre que te den un tiro en la cabeza o en la
rodilla. Cuando eliges que te lo den en la rodilla, consta a todos los efectos que eres tu quien lo ha elegido. Pero,
además, te vuelven a apuntar a la cabeza.
Los acuerdos de la CGT que definen nuestra posición ante los despidos colectivos en el
sector
son los siguientes:
- · La CGT, en su Congreso Confederal celebrado en 2009 aprobó una resolución por la que
NINGUNA SECCION DE CGT PUEDE SUSCRIBIR ERES (ahora Despidos Colectivos) EN AQUELLAS EMPRESAS QUE TENGAN
BENEFICIOS.
- · El VII Congreso Federal de FESIBAC-CGT, celebrado en noviembre de 2012, acordó que
aquellas empresas fruto de la absorción de una empresa con pérdidas por otra con beneficios, debe considerarse como
una sola empresa (la empresa real) cuyo resultado final será de beneficios o pérdidas pero, en cualquier caso,
consideradas en conjunto. En el caso de que el resultado final diera beneficios, CGT no podría suscribir un ERE en
ella.
- ·
En ambos Congresos se acordó también que las personas delegadas sindicales de CGT de las empresas con ERES
suspensivos que firme la CGT, deben ser consideradas como cualquier otro trabajador, renunciando a las garantías que
mantienen por su condición de tales.
- · Además, en el Congreso Confederal de 2009 se acordó reivindicar una
Banca Pública, ética, controlada y gestionada democráticamente, y al servicio de la gente trabajadora y del conjunto de la
sociedad.
Desde el cumplimiento de estos acuerdos de la CGT, queremos dejar muy clara nuestra
oposición con respecto a los ERES y despidos colectivos que consideremos fraudulentos. Como alternativa a la pérdida
de miles de puestos de trabajo, y al fraude a las arcas públicas que se está produciendo, proponemos que las empresas
financieras quebradas y reflotadas con fondos públicos no sean regaladas fraudulentamente a otras empresas
absorbentes, sino que deben entrar a formar parte de la red de Banca Pública, manteniendo la integridad de sus
plantillas y redes de oficinas.
La Banca Pública es más necesaria que nunca, porque el actual monopolio de la banca privada
solo fomenta la especulación, el ahogo de la economía productiva y el empobrecimiento del conjunto de la población.
Invitamos a todas y todos a este debate tan
importante para la sociedad, sin el cual vemos imposible salir de la crisis de una manera justa
y
social.
Mientras tanto, también queremos hacer un llamamiento a las plantillas del sector financiero,
para que entre todas y todos logremos parar la sangría de puestos de trabajo que se está produciendo, y el desfalco
a las arcas públicas que todo ello supone.
- · NO A LOS DESPIDOS COLECTIVOS
FRAUDULENTOS.
- · NO AL SAQUEO DE LOS FONDOS PÚBLICOS.
- · POR EL MANTENIMIENTO DEL EMPLEO Y
LOS DERECHOS LABORALES.
- · POR UNA BANCA PÚBLICA, ÉTICA Y DEMOCRÁTICA.
Abril 2013