En plena crisis,
catalogada por todo el mundo como de emergencia social, estamos asistiendo a una nueva puesta en escena, una nueva
representación teatral, que lleva por título el “gran pacto social”, que tiene como actores al gobierno, a la patronal y al
sindicalismo institucional, que tiene como dramaturgia el pasteleo cómplice entre los actores, la paz social, la venta de
los derechos y libertades y a la que asistimos como espectadores la clase trabajadora, la mayoría de la sociedad en su
conjunto.
CEOE , CEPYME y UGT-CCOO en busca de lo que han llamado un “gran pacto social”, que en realidad esta vacío de contenido y
solo sirve para desmovilizar y crear falsas expectativas.
También se ha reunido la patronal con este sindicalismo institucional para abordar la
ultraactividad de los miles de convenios que dejarán de existir a partir del mes de junio, según contempla la sangrante
reforma laboral, por la que hemos ido a la huelga general en dos ocasiones y que afectará a más de tres millones de
personas, que se van a quedar impunemente sin normativa de referencia ni derechos laborales.
El mero hecho de sentarse a dialogar con
quienes nos venden a diario, con quien nos están quitando nuestros derechos, nuestros salarios o las prestaciones sociales,
significa la voluntad de pactar con aquellos que nos destrozan la vida.
¿Cómo es posible sentarse a negociar con un gobierno que no desea ni quiere
resolver el principal problema de la sociedad que es el paro y que solo busca una foto oficial para justificar su programa
de reformas y recortes?
En esa teatralización, hablan de abrir mesas de dialogo sobre diferentes temas como protección
social, sobre el empleo y seguridad social, sobre las pensiones y la reforma de las administraciones públicas, etc…,
convirtiéndose, todos ellos, en cómplices de unas políticas inhumanas al servicio del capital y de los
poderosos.
Mientras tanto vemos como el gobierno del PP se dedica a excluir de la prestaciones por desempleo a
más de 1 millón de personas paradas de larga duración ofertando puestos de trabajo solo para quienes cobran la prestación
por desempleo, consiguiendo de esta manera dejar de pagar dichas prestaciones y dejando en la estacada a aquellas personas
que más lo necesitan.
La alternativa no es compartir sus discursos ni su lógica, sino enfrentarse frontalmente al
capital y a una clase política a su servicio, buscando poner en el centro de todo las necesidades humanas y no los
beneficios empresariales o el déficit público, buscando la igualdad y la justicia social para todas y
todos.
De esto es de lo que hay que hablar y no de dialogo o de consensos. Hay que hablar de derogar la
reforma laboral, la reforma de las pensiones, las decenas de decretos de política económica y social que nos asfixia.
Tienen que dejar de pastelear y desmovilizar puesto que estamos en un tiempo que requiere de coherencia y de firmeza para
llevar adelante la recuperación de nuestros derechos sociales y laborales.
La CGT no va a caer en esa trampa, porque lo
mismo que la crisis es una estafa, también lo es las soluciones de pacto social que están negociando a espaldas de la clase
trabajadora y la sociedad en general.
Este sindicalismo institucional no pueden volver a hablar, ni concertar, ni pactar, cuando hay
millones de personas desempleadas, miles desahuciadas, millones precarizadas, servicios básicos desmantelados y
privatizados, con amenazas de nuevas contrarreformas de la pensiones. No pueden volver a pactar sin recuperar todo lo que
hemos perdido en beneficio de la banca, la patronal, la clase política corrupta. No pueden volver a sentarse para
desmovilizar. Deben hacer justo lo contrario, deben hablar con la clase trabajadora, deben hablar con la sociedad que sufre
para movilizarla, para seguir luchando, aunque con ello pierdan su sillón, o su buena imagen
institucional.
No nos vendáis más. Desde la CGT llamamos a seguir luchando para que no nos
vendan.
Secretariado Permanente del Comité Confederal