Anulando las
subvenciones a la Iglesia no sería necesario los recortes ni el retraso de la edad para la jubilación a los 67 años firmado
por UGT-CCOO, Patronal y Gobierno.
Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», cuentan que dijo
Jesucristo a los fariseos en la Galilea del siglo I. Dos milenios después, la Iglesia católica en España continúa olvidando
la máxima evangélica, y este año ya ha conseguido del «César» más de 10.000 millones de euros en conceptos varios.
Una media de 200 euros por habitante que, sea o no creyente, ve cómo esta importante cantidad se extrae de
los presupuestos de las distintas administraciones públicas (Estado, comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos).
Algunos estudios de próxima publicación concluyen además que anulando las subvenciones a la Iglesia no sería
necesaria la ampliación de la jubilación a los 67 años.
Todo ello, sin contar con partidas «excepcionales»,
como la que este próximo agosto destinará al menos 60 millones de euros (en metálico o en especie) para sufragar los gastos
de seguridad, limpieza, organización y cesión de terrenos para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, que
traerá a Benedicto XVI a Madrid y que ha sido declarado por el Gobierno como «evento de interés especial». Ésto supone nuevos
privilegios fiscales, tanto para la Iglesia como para las empresas colaboradoras del acto. El Ejecutivo ya ha anunciado que
pondrá todo su empeño por que la visita sea un éxito. Por si acaso, el director general de la Jornada, Yago de la Cierva, se
encargó el domingo pasado, tras la beatificación de Juan Pablo II en Roma, de recordar al Gobierno que esperaban, cuando
menos, el entusiasmo demostrado por el premier italiano, Silvio Berlusconi, a la hora de volcarse con el evento. «El Gobierno
italiano ha dejado muy alto el listón para España», aseguró De la Cierva.
Ayer mismo, 8.000 jóvenes se dieron cita
en el pabellón Madrid Arena, gestionado por una empresa pública, para festejar la cuenta atrás de un evento que espera traer
a Madrid a dos millones de jóvenes. En su homilía ante los voluntarios de la jornada de agosto, el arzobispo de Madrid,
Antonio María Rouco Varela, calificó el evento de «nuevo Pentecostés», y llamó a los jóvenes a participar en la nueva cruzada
en torno a Benedicto XVI. «La tarea, que hemos asumido al servicio de la Iglesia y de su pastoral juvenil, es de unas
proporciones materiales y espirituales nada comunes, ¡inconmensurables!», señaló.
Una de las partidas llega a
través de la famosa casilla de la Iglesia en la declaración de la Renta, que el año pasado aportó a las arcas de la
institución, de forma directa, más de 250 millones de euros.
Una misa congregó ayer a miles de voluntarios para
lacita de agosto Fines sociales A ello hay que sumar al menos otros 80 millones que la Iglesia recibe a través de la x de
«otros fines sociales», de la que se benefician proyectos de ONG católicas. Una cantidad que no es relevante teniendo en
cuenta el total de las donaciones públicas a la Iglesia, pero que sí refleja la pervivencia de unos privilegios incompatibles
con el Estado laico y que, en algunos casos, se remontan al siglo XIX.
Expertos en Derecho Eclesiástico como Óscar
Celador o Dionisio Llamazares critican que la jerarquía eclesiástica «viva de las rentas de la desamortización de Mendizábal
(1822)», y que los actuales Acuerdos Iglesia-Estado que consagran la financiación pública de la Iglesia, aunque también
elcompromiso de esta, jamás cumplido, por trabajar en su autofinanciación son «inconstitucionales».
Lo recaudado
paga el culto católico o el sueldo de los sacerdotes Una situación que, además, genera desigualdades con otras confesiones.
En la práctica, la Iglesia católica es la única religión con financiación pública. Judíos, musulmanes y evangélicos se
reparten apenas 6 millones de euros (a través de la Fundación Pluralismo y Convivencia), mientras que la Iglesia católica
recibe más de 10.000.
Ajena a estas consideraciones, la jerarquía eclesiástica ha lanzado una campaña la que anima
a los contribuyentes, católicos o no, a marcar las dos casillas de la Renta, lo que supone detraer el 1,44% de los impuestos,
la mitad a la Iglesia y la otra mitad a «Otros Fines». «No pagarás más, no te devolverán menos», afirma el lema de este
año.
Campaña «austera»
El gerente del Episcopado, Fernando Giménez, sostiene que se trata de una nueva
campaña «austera e imaginativa», que incide en «la impagable labor que realiza la Iglesia por la sociedad sin pedir nada a
cambio».
La campaña cuenta que la Iglesia trabaja con los inmigrantes, los presos, los huérfanos o los ancianos.
Sin embargo, la realidad es que todos los fondos recaudados por los obispos con la famosa casilla van a sufragar el culto
católico, los sueldos de los sacerdotes y la Seguridad Social del clero. De hecho, aunque su ejemplo y su función social
aparezcan en los anuncios de la casilla eclesiástica, las ONG católicas reciben su ayuda a través de la casilla de Otros
fines de Interés Social.
Giménez insistió en que marcar la X de la Iglesia «supone apostar por la familia, la
educación en valores, el desarrollo de las personas y luchar contra la crisis». Una crisis que, hasta la fecha, no ha
afectado a las arcas de la institución, que en los últimos dos años ha visto cómo la cantidad ingresada por el IRPF pasaba de
140 millones de euros a 253,4 millones.
¿A dónde va el dinero? Los presupuestos de la Conferencia Episcopal
indican que el montante de la casilla se dedica a pagar los sueldos de los curas. Aunque no todos opinan lo mismo. Europa
Laica denuncia cómo tanto la jerarquía de la Iglesia como las organizaciones católicas financiadas a través de los fines
sociales, «dedican parte de sus recursos a sufragar costosas campañas para promover la represión sexual, la discriminación
por razón de género u orientación sexual, contra la libertad de la mujer, contra los avances científicos o contra la
eutanasia y la muerte digna».
Discriminación
Desde hace años, distintas instituciones, religiosas y
laicas (desde Redes Cristianas a Europa Laica) claman por la eliminación de la casilla de la Iglesia en el IRPF, que
consideran «una discriminación para los contribuyentes que no señalan ninguna casilla», afirma el teólogo Evaristo Villar.
Por su parte, el presidente de Europa Laica, Francisco Delgado, sostiene que «con el actual sistema, el Estado conculca el
artículo 31 de la Constitución que indica que todos los ciudadanos deben contribuir al sostenimiento de los gastos públicos
en condiciones de igualdad».
Con motivo del arranque de la campaña del IRPF, Europa Laica ha exigido al Gobierno
la eliminación de la casilla de la Iglesia católica, puesto que «refleja el apoyo preferente del Estado a la religión
católica y la discriminación para los ciudadanos que aun siendo creyentes no desean que se financie la iglesia católica, para
aquellos que son fieles de otras religiones y para todos los que no tienen religión».
Europa Laica rechaza también
la casilla de asignación tributaria a fines sociales, porque «lo que se recauda por este concepto se entrega a organizaciones
y fundaciones católicas, de ahí que la jerarquía católica anime a marcar ambas casillas», como así sucede este año.
Después de más de 30 años de democracia y de vigencia de una Constitución que establece «que ninguna confesión tendrá
carácter estatal», las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado español no han cambiado sustancialmente, aunque la
influencia de aquella sobre la sociedad sea menor.
El incremento de la financiación de la Iglesia por parte del
Estado y los privilegios económicos, jurídicos y políticos, de los que disfruta demuestra que todavía «estamos en un estado
confesional encubierto», a juicio de Europa Laica. Muy lejos, cuando menos, de la separación que reivindicaba Jesús de
Nazaret. Y es que el César, muchas veces, está demasiado cerca de Dios.
Del IRPF a las exenciones tributarias 249
millones: Asignación IRPF
La Iglesia destina la asignación del IRPF íntegra a la financiación del culto y el
clero.
80 millones: «Otros fines»
Es la parte que recibe de la casilla «otros fines» del IRPF. Va a
diferentes proyectos de instituciones católicas.
1.000 millones: Sin impuestos
Es el ahorro por la
exención del pago de impuestos como el del IBI o el de patrimonio.
4.600 millones: Profesores y conciertos
Recibe del Estado para pagar a los 16.000 profesores de religión de los colegios públicos y financiar centros
concertados.
3.200 millones: Atención sanitaria
Para financiar tanto dispensarios y centros para
transeúntes, como hospitales y centros de salud dirigidos por órdenes religiosas.
25 millones para funcionarios
Le entrega el estado para el pago del sueldo de los religiosos que ejercen como capellanes en cárceles y
cuarteles.
500 millones: Monumentos
Es el dinero que recibe para financiar las labores de conservación
del patrimonio artístico propiedad de la Iglesia
290 millones: Eventos locales
Subvenciones para abonar
los gastos de eventos religiosos y asociaciones de ámbito local
60 millones: Jornada de la juventud
Es
el dinero que, según las previsiones, costará al erario público las Jornadas de la Juventud que se celebran este verano en
Madrid.