Las empresas que cotizan en Bolsa repartieron el año pasado un total de 8.553 millones de euros entre sus accionistas, según un reciente informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La mayor parte de ese dinero corresponde a las incluidas en el Ibex, cuyos dividendos sumaron en 2013 la nada despreciable cifra de 7.830 millones, aunque se quedaron un 32,5% por debajo de los del ejercicio precedente.
En cuanto a los resultados, la comparación con 2012, sin embargo, es más favorable, pues las sociedades que forman parte de ese índice pasaron de unas pérdidas de 3.046 millones de euros a unos beneficios de 22.947 millones. Para el conjunto de la Bolsa, los datos resultan todavía más espectaculares: las ganancias de 2013 ascendieron a 25.078 millones de euros, frente a unos números rojos de 8.802 millones del año anterior.
Si el último ejercicio fue claramente mejor para las cuentas de las empresas cotizadas y para el bolsillo de sus accionistas, no puede decirse lo mismo de los trabajadores, siempre según el citado informe de la CNMV. Nada menos que 120.000 de ellos perdieron su empleo a lo largo de 2013, lo que equivale a un recorte del 6,7% de las plantillas, que se eleva al 8,9% en el caso de las sociedades del Ibex.
El ajuste de personal se concentró el pasado ejercicio en el sector de comercio y servicios, que paradójicamente es el que repartió un mayor volumen dividendos: 3.045 millones de euros, más de un tercio del total. Después de dejar en la calle a más de 128.000 personas, ese sector perdió un 18,3% de su empleo, muy lejos del 1,4% del energético y del 0,4% registrado en el financiero.
Las entidades de crédito y seguros cerraron 2013 con 440.185 trabajadores, unos 2.000 menos que un año antes, y eso no les impidió ganar 13.198 millones de euros y repartir 2.472 millones entre sus accionistas. La comparación de los resultados de la banca con 2012 es engañosa, dadas las fuertes provisiones realizadas entonces para adaptarse a la nueva normativa y que le llevaron a presentar fuertes pérdida de manera excepcional.
En las empresas industriales que cotizan en Bolsa no sólo no se destruyeron, sino que se crearon 2.117 puestos de trabajo netos, mientras que los beneficios crecían un 2.000%, al pasar de 31 millones de euros en 2012 a 602 millones en 2013. Mayor fue la creación de empleo en el sector de la construcción e inmobiliario (más de 11.000), a pesar de que sigue en números rojos y de que, como consecuencia de ello, tuvo que reducir a una tercera parte sus dividendos.
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