La posibilidad de una huelga general convocada desde las Marchas y la condena a la represión policial marcan el día después de la masiva manifestación de la dignidad en Madrid.
Entre las 12h y las 14h del 23 de marzo, varios centenares de personas han participado en una asamblea en la plaza del Museo Reina Sofía. La posible convocatoria de nuevas manifestaciones con las cuatro reclamas de las marchas y contra la represión policial, así como el debate en torno a una convocatoria de huelga general por el núcleo impulsor de las Marchas de la Dignidad –se ha llegado a proponer una huelga general de tres días–, forman parte del orden del día de una asamblea que se ha realizado pese a los esfuerzos de Delegación de Gobierno por sofocar este movimiento de protesta. Uno de los puntos a tratar es ejercer presión para que las personas detenidas en la jornada de ayer –entre las que hay tres menores– salgan en libertad a lo largo del día de hoy o el lunes por la mañana, para lo que hay un acuerdo de acudir a las 10h de la mañana del día 24 a los juzgados de Plaza de Castilla en el norte de la ciudad. Cerca de las 12.55h la asamblea ha consensuado convocar de nuevo protestas en la Puerta del Sol esta tarde a las 19h.
Al menos 24 personas fueron detenidas en los enfrentamientos entre las Unidades de Intervención Policial (UIP) y manifestantes registrados cuando aún no había finalizado la convocatoria que tuvo lugar en Madrid ayer día 22 debido a la llegada de las Marchas de la Dignidad. En los altercados las fuerzas de seguridad usaron, por primera vez en muchos años en la capital, gas CS (ATL-1), un tipo de lacrimógeno. A finales de 2011, el Gobierno empleó más de un millón de euros en comprar artificios lacrimógenos de gas CS, y casi medio millón de euros en botes de humo, a la empresa Falken, perteneciente a familiares de un antiguo diputado del PP. En 2013, la misma empresa suministraba otros 7.000 artefactos fumígenos al Gobierno por valor de 200.000 euros. El periodista Gabriel Arias, que se encontraba en la zona, explica que los efectos sufridos por quienes respiraron los gases tras las cargas policiales el 22M consistieron en picor de ojos, garganta y cara, dolor de estómago y náuseas, que en algunos casos se prolongaron toda la noche. El gas CS también puede provocar severos daños en pulmones, corazón e hígado y puede llegar a ser letal en espacios cerrados.
Según fuentes policiales, una veintena de policías resultaron heridos, junto a decenas de manifestantes, ninguno de ellos de gravedad. Los profesionales sanitarios pudieron atenderles en el hospital móvil que se había instalado en la plaza de Colón.
Tras las cargas policiales, la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional, conocida como ‘los Bronce’, introdujo numerosos efectivos en el interior de la estación de Atocha y cerró parte de los accesos, permitiendo la entrada de viajeros exclusivamente por las entradas que tenían bajo su control.
Por otro lado, decenas de manifestantes intentaron acampar en el paseo de Recoletos, junto a la entrada de la estación de Recoletos de la red de Cercanías, colocando grandes lonas como las que ya fueron usadas en el comienzo del 15M. Sin embargo, las cargas policiales provocaron que abandonasen el lugar.