La reforma de los servicios postales y telegráficos de 1879 permitió que los encargados de las estafetas telegráficas unipersonales contrataran a sus familiares femeninas como auxiliares.
En 1882 eran ya 40 las mujeres telegrafistas; al año siguiente se las reconoció oficialmente como trabajadoras.
Fue en 1909 cuando se convocó la primera oposición para auxiliares femeninas. Entre las mujeres que aprobaron estaba Clara Campoamor, que fue la principal artífice de la defensa del voto femenino y gracias a ella, entre otras, las mujeres logramos ser ciudadanas con derecho a voto; fue la Constitución de 1931, de la II República la que reconoció el sufragio femenino.
El Estatuto de Funcionarios de 1918 reconoce a la mujer el derecho a trabajar en la Administración Pública, solamente en la categoría de Auxiliares.
Durante la huelga de Jefes y Oficiales de Correos y Telégrafos de 1922 se incorporaron 300 mujeres como auxiliares para hacer el trabajo de los huelguistas. Posteriormente, tras un examen de trámite pasarían a ser funcionarias del recién creado Cuerpo Auxiliar Femenino de Correos.
Persistía la desigualdad salarial y los sindicatos impulsaron una diferencia de salario en las horas extraordinarias entre hombres y mujeres. Ellos cobraban la hora a 2.50 pesetas y ellas a 1 peseta.
La Guerra Civil y la posguerra significaron un paso atrás para la mujer, puesto que volvió a ser discriminada para el acceso a determinados empleos en la Administración.
Se produjo una depuración franquista dentro del cuerpo de funcionarios de Correos.
En 1979 accedieron por oposición las primeras mujeres carteras funcionarias. Actualmente, las mujeres representamos en 48% del total , sin embargo, en puestos directivos la presencia de las mujeres es muy escasa.
Sección Sindical de CGT en Correos