Las tensas relaciones que la prensa y
Wikileaks mantenían parecen haberse roto definitivamente en los últimos tres días. La organización decidió ayer
(sábado) publicar los cables diplomáticos del Departamento de Estado de EEUU sin ningún tipo de filtro, después de que un
cúmulo de errores e imprudencias por parte de la organización de Julian Assange y de un periodista del
diario The Guardian pusiera al descubierto en la red toda la información confidencial sobre la diplomacia
estadounidensE.
La historia se
remonta a finales de 2010, cuando Wikileaks se hizo con más de 250.000 cables del Departamento de Estado de Estados Unidos
y decidió compartir esta información con cinco cabeceras periodísticas europeas y estadounidenses. La prensa trabajaría
filtrando toda aquella la información de los cables diplomáticos que pudiera poner en peligro la vida de informantes y
otras personas cuya identidad debiera permanecer en el anonimato.
sobre la información se perdió cuando Daniel Domscheit-Berg, miembro de Wikileaks, abandonó la organización por desacuerdo
con Assange y se llevó con él varios archivos, incluido el que contenía los cables sin filtrar. Poco después, este archivo
circulaba por las redes de intercambio de ficheros P2P, disponible para cualquiera que quisiera descargar los 350MB de
información comprimida. No obstante, la contraseña que permitía visualizar su contenido seguía a cubierto.
de The Guardian, publica un libro sobre Julian Assange por encargo de Hollywood y en uno de los capítulos el periodista
explica cómo el fundador de Wikileaks le entregó una memoria USB con el archivo que contenía los cables originales y le
reveló la contraseña para descifrarlo: Assange escribió en un papel la clave y le dijo de viva voz la palabra que debía
añadir para completarla. Asimismo, insistió en la confidencialidad de esta información y advirtió al periodista de que la
memoria USB nunca fuera enchufada en un ordenador con acceso a Internet.
la palabra que debía de añadirse fueron publicadas por Leigh en su libro, quien ahora afirma que Assange le aseguró que
cambiaría la clave al cabo de unos días. Por si fuera poco, Domscheit-Berg informó poco después al diario
alemán Freitag de que el archivo circulaba por la red y la contraseña estaba disponible, al tiempo que se quejaba de
la falta de seguridad de Wikileaks y la desidia de su fundador.
enteró de que la contraseña había sido publicada, se puso en contacto con el Departamento de Estado de EEUU para avisarles
del inminente riesgo de que alguien descifrara el archivo que circulaba por Internet. Además, los abogados de la
organización iniciaron un proceso legal contra el diario The Guardian por incumplir el acuerdo de confidencialidad
firmado por su director, Alan Rusbridger.
Wikileaks decidió publicar los cables para que la información que en ese momento sólo tenían algunos internautas pasara a
formar parte de la opinión pública y se obligara, así, a los Gobiernos implicados a proteger a las fuentes cuyos nombres
habrían sido revelados en los cables.
artículo con el título “Wikileaks decide hacer públicos
todos los cables del Departamento de Estado” en el que sólo se hace referencia a la contraseña desvelada por un
periodista del periódico en un breve párrafo. Uno de los autores de este texto es el propio David Leigh y se usa como fuente
autorizada a Daniel Domscheit-Berg, quien una vez más arremete contra Assange, esta vez por no haber cambiado la contraseña
del archivo y haber sido demasiado perezoso.
colaboraron con Wikileaks en el Cablegate emitieron ayer un comunicado
en el que condenan la publicación de los cables. The New York Times, The Guardian, Le Monde, Der
Spiegel y El País omiten el delicado asunto de la contraseña publicada por David Leigh, cuñado del director de
The Guardian, Alan Rusbridger. No obstante, el diario español -quien lleva hoy el asunto a la portada de su edición
impresa- publicó ayer un artículo sin firmar en el que defendía tesis muy parecidas a las del artículo del
diario británico, exculpaba al periodista y cargaba todas las tintas sobre Assange y su organización.
por parte de Wikileaks de cables que revelan el uso que hace Israel de aviones no tripulados para asesinar a
personas, así como de la ejecución sumarísima de un hombre, cuatro mujeres y cinco niños por parte de las fuerzas de
ocupación de EEUU en Irak, entre otros asuntos destapados por la organización. Coincide también con la enésima
traición de Daniel Domscheit-Berg, quien el pasado 20 de agosto dijo haber destruido la información sobre Bank of
America que Wikileaks planeaba publicar y que, según Assange, arrojaría luz sobre la corrupción en el mundo
financiero.