“Lo social es sindical” Quince años sin Eladio Villanueva

Quienes mejor conocieron a Eladio Villanueva dicen que fue un adolescente “raro”, porque hasta los 14 años no salió de su casa. A esa edad ya había analizado y asimilado un importante material sobre anarquismo, pero también había leído otros muchos clásicos literarios. Cuando tomó contacto con la calle lo hizo a conciencia, en unos años muy duros, convulsos y delicados para la clase trabajadora. Eran momentos donde la extrema derecha y el régimen se resistían a ceder o a “perder” privilegios. Y también a conciencia, con 16 años, se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que después de la muerte de Franco y los primeros años de la “transición democrática” atravesaba su propia crisis interna intentando organizarse tras casi cuatro décadas de dictadura. Eladio fue testigo de todo eso siendo muy joven. Con 19 años conoció las tensiones de la organización a la que se había afiliado, donde su militancia no se ponía de acuerdo a la hora de establecer un modelo sindical a desarrollar. Luego llegaría el Congreso de Unificación, en 1984, y finalmente la pérdida de las siglas en 1989 y el arranque de lo que hoy es la Confederación General del Trabajo (CGT).

En ese periodo y durante algún tiempo Eladio tuvo que poner “distancia” de su Valladolid natal, aunque ya nada le detendría hasta la madrugada del 15 de noviembre de 2009 cuando, a pocos meses de cumplir 50 años, su corazón se paró para siempre. Las últimas horas de vida las pasó en Zaragoza, con sus compañeros ferroviarios, participando y tomando decisiones sobre acciones sindicales. Se despidió de ellos aquella tarde y volvió a Madrid, donde vivía. Fueron días muy duros para su familia y todo su entorno, que en absoluto podían creerse que Eladio había podido irse tan rápido. Su inesperada y prematura muerte sorprendió a quienes le habían conocido. Había aportado mucho a la organización que ayudó a construir desde finales de los 80. De hecho, cuando Eladio fallece, hacía aproximadamente un año que había dejado de ser, por decisión propia, su secretario general para volcarse en la formación militante, un aspecto que consideraba fundamental.

Eladio legó, sobre todo, una visión particular a la hora de “hacer organización” y de entender el anarcosindicalismo, aplicándolo y contagiándolo a través de sus ganas y de su ejemplo. Las siglas de CGT, tras la escisión, se impusieron en comités de empresa con un importante crecimiento durante estos primeros años cuando prácticamente se partía de cero y con todo (y muchos) en contra.

Desde 1985, año en el que entra a formar parte de la plantilla de Renfe, Eladio trabaja también para organizar a sus compañeros en esta empresa. En 1986 empieza a funcionar lo que es en la actualidad el Sector Federal Ferroviario de la CGT. Ven la necesidad de presentar listas a las elecciones sindicales, y en menos de un año organiza 16 candidaturas (en 16 provincias). Para ello, se recorre con sus propios medios, y con la ayuda de sus compañeros y sus mejores amigos, el Estado entero. Son ellos, sus compañeros, los que le recuerdan señalando su facilidad y su gran capacidad para entusiasmar, convencer y llevar varios proyectos de trabajo a la vez. Y fue la dinámica de la acción sindical y social puesta en marcha desde el “ferroviario” la que se plasmó años más tarde a nivel confederal en CGT y con Eladio, primero como secretario de Acción Sindical, y a partir de 2001 de lleno, como cabeza de un nuevo equipo.

Imagen: Carlos Azagra

“No podemos transformar la sociedad sin dar tiempo de nuestra vida, o de dejarnos parte de ella en el intento…”

Las señas de identidad de una organización determinan su impacto en la sociedad, de ahí que Eladio diera tanta importancia a la formación de la militancia, porque a través de cada uno de sus miembros y del ejemplo que proyecta cada cual en sus entornos, es cómo mejor podemos explicar lo que somos y lo que hacemos.

La autonomía de CGT como organización sindical, es decir, la no dependencia de formaciones políticas, de colectivos sociales (otra cosa será la confluencia con estos en luchas concretas), de empresas o de cualquier otro tipo de entes con sus propios intereses, es un verdadero motor para la acción social y sindical. Cuando tus ideas no están supeditadas a las de otros eres imparable. Eladio era muy consciente de esto, aunque también admitía que ante la existencia de muchas y muy diversas causas de lucha era imprescindible buscar puntos de encuentro con quienes las peleaban. Fue capaz de crear alianzas significativas con muchos movimientos sociales con empatía, defendiendo firmemente que “lo social y lo sindical son la misma cosa”. Y la única vía para ello era (y sigue siendo) el “consenso” a través del diálogo y del debate para llegar al entendimiento y establecer pactos entre iguales, con la seria voluntad de hacerlos cumplir luego.  

Eladio entendió la solidaridad y el apoyo mutuo como fuerzas que se desplegaban ante las injusticias, sobre todo en los centros de trabajo, y la acción directa como el hecho de no esperar a que nadie viniera a imponer una solución a conflictos sin contar con la participación de las propias afectadas, porque las personas tienen y deben participar en aquellas decisiones que en algún momento van a ser determinantes para ellas.

Su autodisciplina y su sentido de la responsabilidad le sirvieron para forjar compromisos de largo recorrido no solo en el SFF-CGT, sino en toda la organización. La CGT estaba “desplegada” en su cabeza casi al milímetro, y conocía la forma de encontrar, en cualquier momento y desde cualquier lugar, a aquellos con los que trabajaba estrechamente en algún proyecto.

Combatió el “corporativismo sindical”, haciendo entender que los medios que se lograban a través de las elecciones sindicales no eran “propiedad” de nadie, sino de la organización que a su vez era una herramienta en manos de los trabajadores y las trabajadoras para lograr derechos y libertades. De ahí que defendiera que no se puede cambiar la realidad de los más vulnerables con “horas sindicales”, sino manteniendo un compromiso real y serio “todo el tiempo”. 

Dio muchísima importancia a la participación en todas las campañas de la CGT, convencido de que cualquier compañero o compañera podía aportar desde su experiencia personal o colectiva. Fue también partidario de elaborar o trazar planes de trabajo con balances periódicos como método para tener a la organización siempre en “tensión”, es decir, “siempre activa”, trabajando, luchando, constantemente despierta.

Cuando en 1997 participa por primera vez a nivel confederal como secretario de Acción Sindical de CGT, ya tenía una importante trayectoria sindical y social, tanto a nivel estatal como internacional. Al frente de esta Secretaría, quizás la más importante de un sindicato, se recorre (una vez más) todo el Estado, conociendo y vinculándose a todos los conflictos laborales en multitud de centros de trabajo de todos los sectores económicos. A los cuatro años, en 2001, se convierte en secretario general, y en 2005 vuelve a ser reelegido en València con un apoyo del 90% de la afiliación. A pesar de este respaldo y de su capacidad de trabajo, Eladio llegó a plantearse el poder ser un buen candidato a la Secretaría General de la organización. Compartió estas inquietudes con su entorno más cercano, los compañeros del “ferroviario”, y ninguno quiso dar importancia a estos “complejos” porque estaban más que seguros de su valor y de su potencial.

A nivel confederal, planteó y desarrolló el verdadero significado que las relaciones internacionales de la CGT debían tener, vinculándolas con la acción sindical y la acción social. Dado que en sus señas de identidad la CGT se autodefine como una “organización internacionalista”, era fundamental dar a conocer al mundo su existencia y su participación con otras organizaciones obreras. El SFF-CGT fue el primer ente de nuestro sindicato en establecer conexiones fuera del Estado.

Años más tarde, una vez que su muerte es conocida en muchos lugares, también fuera de España, esta red internacional de colectivos y movimientos reconocen su labor como anarcosindialista, su humanidad, su facilidad para analizar situaciones complejas, su compromiso con las ideas libertarias y su honradez. Un ejemplo, de los muchos mensajes de condolencias que se recibieron durante aquellos días, fueron las palabras de Nico Sguiglia, quien le escribía… “Seguirás vivo en la memoria de la clase trabajadora y tu nombre circulará de boca en boca entre los rebeldes que vendrán”.

La apuesta por la formación, la jurídica y la comunicación

Hacer sindicalismo bajo las siglas de CGT no es fácil, nunca lo ha sido. Quienes lo han podido comprobar han sufrido acosos de todo tipo. A esto se suma el mensaje de nuestra organización, siempre crítico y molesto con quienes se sienten a gusto con las reglas del juego establecidas. CGT ha denunciado siempre el privilegio de los que se han valido del sindicalismo para ir contra los intereses de la clase trabajadora.

Con Eladio se puso en marcha un proyecto encaminado a fortalecer la incidencia del anarcosindicalismo en la sociedad a través de nuestras siglas. Lo primero fue poner en marcha el gabinete jurídico confederal, integrado por profesionales especializados en derecho laboral. En poco tiempo adquirió un importante prestigio, tanto en Madrid como en el resto del país, dado el continuo crecimiento de la organización en número de personas afiliadas y con la apertura de conflictos sindicales cada vez más significativos.

Paralelamente se comenzó a fortalecer la formación de la afiliación. En ello estaba Eladio cuando fallece en 2009. Aprender de nuestra propia historia, conocer los detalles de nuestra casa y continuar educándonos en los valores que la definen es “formarse” en los valores libertarios y anarcosindicalistas. Pero también, igual de importante, es estar al servicio de quienes hoy dan la cara en empresas y sectores laborales por muchas personas trabajadoras, pendientes de los abusos patronales. Aprendemos en la medida en la que nos involucramos en algo, no hay otra manera de adquirir conocimientos, de la índole que sean, con nuestra participación directa y con mucha práctica. Porque algo que preocupa bastante entre quienes estamos hoy en distintas luchas es la “falta de militancia” y la de “conciencia de clase”. Esto está muy relacionado con la formación, de ahí su importancia, porque es básico que las personas sepan dónde están y para que están afiliadas a una determinada organización. Eladio tenía claro que cuando esto se comprende por parte de quienes recién llegan a un colectivo y se asimila, se crean expectativas, se conforman grupos y se establecen relaciones sinceras y duraderas con más personas. Nos emocionamos, nos animamos y terminamos implicándonos en proyectos y batallas que, en la mayoría de los casos, pasan a ser una parte muy importante de nosotros mismos. Y aunque tengamos momentos, etapas complicadas a nivel personal, ese compromiso ya queda para siempre, volviéndose a él una y otra vez.

Tras la desaparición física de Eladio, sus compañeros decidieron continuar con su labor en el propósito que se había planteado a largo plazo, que se venía haciendo paso a paso, pero que comenzaba a dar resultados. En 2016 se pone en marcha un gabinete de prensa profesional, también con militantes de CGT, dentro de la Secretaría de Comunicación, con el objeto de introducir el mensaje de nuestro sindicato en los medios de comunicación y llegar a la sociedad siendo tenidos en cuenta por los altavoces más potentes. Y a la vez se apuesta por la creación de medios propios, con los que contrarrestar el silencio mediático que en muchas ocasiones sufren quienes “ni se rinden ni se venden”.

“El abrazo del oso”

Algunas veces recordamos a las personas que ya no están entre nosotros por su trayectoria profesional, en este caso por la trayectoria sindical del compañero Eladio. Pero también nos acordamos de aspectos íntimos y personales, esos que solo salen en momentos especiales y que solo puede explicar aquella gente que más cerca estuvo de la persona en cuestión. Otras, las que no coincidimos en tiempo y sitio con Eladio, hemos escuchado miles de anécdotas, y hablar de sus características físicas. También nos han contado que una de sus “manías” hacia quienes más amor sentía era dar abrazos enormes, “como los de los osos”, aseguran sus amigos. Era, como llegaron a escribirle tras su fallecimiento, algo tan personal como una firma, era “su marca”.

En estos días se han cumplido 15 años desde que Eladio no está. Dejó una huella imborrable entre sus mejores amigos y compañeros. Algunos de ellos tuvieron que hacer un importante duelo personal para superar su ausencia. En muchos entornos de movimientos sociales a Eladio se le continúa recordando también. Fue capaz de hacer sentir a muchas personas que la CGT era el sindicato de referencia de todas esas luchas, a través de la acción social, que como ya hemos visto está muy ligada a la acción sindical. He preguntado por él y sobre él en diferentes momentos de los últimos años. A veces por necesidad, para poder escribir, y otras lo he hecho por curiosidad. Toda esa gente coincide en que Eladio fue, sobre todo, un hombre íntegro, consecuente y bueno.

Macarena Amores. Publicado en Redes Libertarias

“Que miles de Eladios más,
entre hierros ferroviarios,
transformen los ganchos y las agujas en
libres pensamientos y fanzines libertarios.

Que los rieles de los trenes
se tiñan de rojo y negro
para volverlo a la vida
en cada turno diario.

Que se oKupen las iglesias,
los hospitales y la mansión,
y que se transformen en libres
los palos del represor”.

Poema de la SAC-Suecia a Eladio Villanueva (2009)

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