Lo van a volver a hacer y no será la última. De nuevo asistiremos a otra vuelta de tuerca. Los “sindicatos” CCOO y UGT, cada vez más amarillos, más en manos (dándose la mano) de la patronal, volverán a vender a los trabajadores y trabajadoras. No se extrañe nadie si les llamamos pseudosindicatos o sindicatos del régimen.
La CEOE volverá a dar un vuelco a las políticas “más o menos” sociales del Gobierno y CCOO y UGT se alinearán junto a la patronal en vez de junto a la clase trabajadora como tantas veces hemos visto. Estos tres agentes sociales están negociando un pacto para pasar de un máximo de 80 horas extraordinarias anuales a 150 horas argumentando que la legislación del Estado español es la más restrictiva en este tema en la UE (si los sueldos aquí fueran parecidos a los de otros países de la UE quizás podríamos hablar de otras condiciones, pero no es el caso).
Si hacemos un cálculo sencillo, dividir 150 horas extra entre 48 semanas que tiene el año (descontando las 4 de vacaciones), sale un cálculo de 3,12 horas extra por semana. Curiosamente, la propuesta del Gobierno de reducir la jornada laboral a 37,5 horas resulta en 2,5 horas menos semanales… Con este pacto, la patronal se ahorrará el contratar a más personal para cubrir ese déficit, simplemente recurrirá a las horas extra (incluso podrán trabajar una poco más a la semana en previsión de posibles, aunque no probables, nuevas reducciones de la jornada laboral). Además, los sindicatos arriba mencionados, quieren incluir la realización de las horas extra en los convenios colectivos o en los contratos individuales para evitar la voluntariedad aumentando la flexibilidad laboral para mayor gloria del empresariado patrio.
Estos pseudosindicatos también plantean que se aumente el coste de las horas extra para así compensar el tiempo de trabajo de manera más lucrativa sin plantearse que, de este modo, los empresarios seguirán precarizando salarios y teniendo a los y las trabajadoras atados a las horas extra para alcanzar salarios dignos.
Si desde CGT defendemos la reducción de la jornada sin reducción de salario hasta las 30 horas semanales, lo hacemos con un doble sentido e intención; por un lado, que se pueda contratar a más personas (para cubrir ese déficit horario) y que de esta manera las cifras del paro, especialmente en la juventud, bajen, y por otro lado, que las personas podamos recuperar nuestras vidas, que podamos tener un tiempo de ocio de calidad, que podamos recuperar el control sobre lo que hacemos fuera de las horas laborales.
Evidentemente, la propuesta de CGT está muy alejada de la que plantea el Gobierno, aunque entendemos que esa pequeña reducción que plantea el ejecutivo, abriría los ojos a una parte de la ciudanía que ve la medida inviable e inaplicable y serviría para continuar con la lucha por una reducción de jornada más amplia, que afecte realmente y de manera positiva a las condiciones laborales y de vida de la clase trabajadora. Sin embargo, si se alcanza este nuevo pacto, todo lo
anunciado sobre la tibia reducción de jornada por parte del Gobierno quedará en agua de borrajas, las empresas podrán seguir campando a sus anchas y los trabajadores y trabajadoras tendrán que seguir recurriendo a la disyuntiva de seguir precarizando sus salarios mediante las reducciones de jornada o precarizar sus vidas con jornadas de trabajo interminables.
Desde CGT defendemos unos salarios dignos y una reducción de la jornada laboral para que los y las trabajadoras no se vean sometidas a las condiciones cada vez más restrictivas que tanto gustan a la, cada vez más enriquecida, patronal. En definitiva, desde CGT, como sindicato de clase, apostamos, defendemos y seguimos luchando por acabar con ese pseudosindicalismo aburguesado, rancio, arrodillado ante el régimen y completamente alejado de la realidad laboral que día a día se vive en los centros de trabajo; y lo seguiremos haciendo desde los centros de trabajo, desde los barrios, desde las calles, codo con codo con organizaciones sociales y sindicales hermanas, porque solo la unión de la clase trabajadora y su lucha en la calle hará que los derechos que durante décadas nos están haciendo perder en los despachos, un día vuelvan a recuperarse y así poder seguir avanzando hacia una sociedad más libertaria, igualitaria, anticapitalista, ecologista y feminista.