El incesante pulso del ser humano al fértil delta del río Guadalquivir atesora una intensa y reciente historia que explota en los estertores de la Guerra Civil y retrata ahora la recién estrenada película La Isla Mínima.
El sur de Sevilla cultivó un relato salpicado de colonizadores con acento valenciano, aventuras vitales al estilo del Oeste americano y ‘rojos’ que, perseguidos por las fuerzas franquistas, ocultaron su identidad en una suerte de finis terrae a la andaluza, entre arrozales, paludismo y trabajo de sol a sol.
Al calor de la naciente dictadura no creció un ‘pueblo de fascistas’, pese a que el topónimo del mayor núcleo residencial acogió el nombre de Franco y persiste simbología afín, caso de la denominación del equipo de balompié local: Villafranco Club de Fútbol.