Figura imprescindible en el devenir del rock estatal, adalid de la autogestión, Fermin Muguruza encontró en Verkami el aliado perfecto para dar vida a su película “Zuloak”, falso documental que, a partir de la banda ficticia íntegramente femenina de nombre homónimo, reivindicaba el papel de la mujer en la escena musical vasca. Unas Zuloak en las que destacaba su vocalista, Tania de Sousa, cantante arrolladora que acaba de iniciar a través de esta plataforma la campaña para poder grabar su debut discográfico en solitario, disco en el que, león asmático pero incansable, el ex Kortatu y Negu Gorriak realizará las funciones de productor artístico. Muguruza nos habla de todo ello y nos avanza en primicia sus planes de futuro.
Texto: Oriol Rodríguez
Foto: Mariana Eliano
¿Cómo surgió el proyecto “Zuloak”?
Durante el rodaje de la serie de documentales sobre la música árabe establecí el campamento base durante unos meses en Beirut, una de esas ciudades que ante todo son una emoción. Y tras plantearnos constantemente sobre el protagonismo de la mujer en los países árabes y las dificultades por expresarse en distintos escenarios, empecé a conspirar con la ayudante de dirección, Natalia de Ancos, lo que podría hacer cuando volviera al País Vasco en clave de rock, y caminando por la cada vez más menos definida línea entre realidad y ficción. La escritora y amiga Eider Rodriguez se unió a la conspiración nada más llegar a casa, y su hermana y poliédrica artista Arrate, fue el detonante del artefacto que armamos en los meses siguientes cuando afirmó que si Andy Warhol había modelado la Velvet Underground, ella crearía su obra de arte viva: Zuloak.
Como has dejado entrever en la primera respuesta, “Zuloak” fue tu primera película pero no tu primera experiencia en el mundo audiovisual, ni la última, ¿verdad?
En 2006 firmé mi primer documental, “Bass-que Culture”, registrando la grabación del disco que grabé en Jamaica. Este documental de factura doméstica tuvo un largo recorrido por diversos festivales y en 2009 con Javier Corcuera dirigí “Checkpoint Rock”, sobre la música en Palestina. En 2010 Al Jazeera me encargó la realización de 11 documentales sobre la música en los países árabes (Marruecos, Túnez, Egipto, Siria, Líbano, Kuwait, Bahrein, Yemen y Sudan), en 2012 dirigí “Zuloak”, y el año pasado codirigí “No More Tour” junto a Daniel Gómez.
¿Qué te aporta este ámbito artístico, el cine, que no encuentres en la música?
El idear una película, la documentación del trabajo, la planificación del proyecto, el trabajo en equipo durante la filmación, el encuentro con nuevos artistas, la experiencia de conocer nuevas expresiones artísticas, miradas ante la realidad, la creación de nuevos lazos de amistad, de conocimiento, la excitación de trabajar con imágenes en movimiento, la fascinación que provoca el montaje… Todas las fases de la creación de una película son sensacionales. Para mí, las dos disciplinas se parecen mucho. El trabajo en equipo durante el rodaje me recuerda mucho al ambiente de gira, y el trabajo en estudio es muy parecido al de la elaboración de un disco, solo que la imagen es todavía más obsesiva si cabe. El cine, por lo tanto, me aporta más insomnio.
Aun así, todos tus proyectos cinematográficos están intrínsecamente relacionados con la música. ¿Te ves explorando a través del cine otras temáticas?
Todo lo que he hecho en el mundo cinematográfico está relacionado intrínsecamente con el ritmo visual. Trabajo el ritmo de las imágenes, planos y secuencias como si de una partitura musical se tratara. Por lo tanto, si explorara otras temáticas siempre caminarían junto a la música.
Pese a su formato rompedor de falso documental, “Zuloak” destaca por su intento por rescatar el movimiento Riot Girrrl y resaltar el papel de la mujer en la escena musica de Euskal Herria.
El falso documental considerado ya como género, o mejor dicho anti-género, es decir, la distorsión de la realidad, su sabotaje, provoca un punto crítico que me interesa mucho y Isaki Lacuesta me ayudó mucho a trabajar en este campo a la hora de preparar la parte ficcionada de la película. La parte estrictamente documental, efectivamente, trataba de visualizar y destacar el trabajo de distintas mujeres en la escena musical vasca. En cuanto al movimiento Riot grrrl que viví muy de cerca en los años 90, nunca tuvo su reflejo en la escenas cercanas, y reivindicar el grito como figura musical es algo que siempre he defendido. Pero en ningún momento traté de rescatar el movimiento aunque 20 años después se estuviera dando un revival a nivel mundial. La idea de Zuloak era más bien era la de hacer una propuesta que uniera el compromiso con el componente estético y musical, como ya lo hubieran hecho antes los Clash, Fugazi o las mismas Bikini Kill. En este, el elemento artístico tenía que girar alrededor del compromiso musical con un aire a pop-art, que hiciera que lo cotidiano se elevara a la categoría de arte. Y el resultado, como diría el escritor Sagar Male, es una bocanada de aire fresco en un mundo tan masculinizado como el rock. Zuloak es su modelo de feminidad que rompe moldes. Pero es también una feminidad de mujeres que se reivindican sexuales, y que reclaman que pueden evidenciarlo sin ser mujeres objeto. Mujeres que eligen su propia imagen, que deciden sobre su cuerpo, que deciden sobre su sexualidad. Y que toman el escenario y lo hacen suyo.
¿Por qué el rock siempre ha sido tan masculino? Y ya no solo me refiero a los músicos, ya que también son muy pocas las chicas ejerciendo la crítica, haciendo de managers, etc…
La Historia nos enseña, y en las últimas manifestaciones feministas he visto la pancarta de “Somos las nietas de las brujas que nunca pudisteis quemar” parafraseando la canción de La Polla Records. Sin embargo y como el tema da para mucho, pondré el foco esta vez en algo que me parece digno de mención, y es que en el ámbito del rock la referencia número uno ahora es una mujer, PJ Harvey, y en el rap, pues aseguraría que lo mismo con Missy Elliot.
“El disco en solitario de Tania da Sousa va a aportar un nuevo sonido a la escena vasca”
¿Cómo descubriste Verkami, y en qué momento creiste que era la plataforma ideal para lanzar una aventura como Zuloak?
Jonàs y Adrià me escribieron contándome de la plataforma y que les encantaría que algún día lanzara un proyecto creativo con ellos. Después los conocí en una master class que dieron en el Festival de cine de México DOCSDF donde programo una sección de documental musical. Enseguida conectamos y les hablé del proyecto Zuloak.
¿Qué te aportó Verkami que no encontraras en las vías hasta ahora clásicas de gestión y producción de discos y películas?
Mi activismo musical siempre ha estado marcado por la filosofía do it yourself y la autogestión. El sistema de financiación colectiva ya lo había utilizado hacía años, aunque entonces no se llamaba crowdfunding. En 1995 cuando con Negu Gorriak tuvimos que afrontar una querella del entonces teniente coronel de la Guardia Civil Rodriguez Galindo, lanzamos una campaña de financiación colectiva para hacer frente a los altos costes que nos suponía afrontar el jucio. Recuerdo que entonces ofrecimos a cambio de 5.000 pesetas un CD inédito con rarezas, y una entrada pues una vez ganáramos el juicio nos volveríamos a juntar para celebrarlo en un único concierto. Ganamos el juicio 6 años después de esa campaña, y los que nos apoyaron recibieron su entrada. Con la discográfica Esan Ozenki también solíamos proponer la venta anticipada de algunos discos, alrededor de dos meses antes de su publicación. Es decir, que cuando conocí la plataforma Verkami me era ya muy familiar esta herramienta de trabajo.
¿Podríamos decir, pues, que el micromecenazgo es la versión 2.0 de la autogestión por la que siempre has apostado?
No lo veo de esta manera. La autogestión de cada disco tiene muchas caras, y las plataformas de micromecenazgo se encargan de resolver algo muy importante como el arranque de un proyecto a nivel económico, la creación de una comunidad alrededor del mismo y encender un altavoz para que la gente se vaya enterando de lo que estás creando. El previo y post Verkami sigue siendo un trabajo brutal de cada grupo.
¿Qué crees que debe aportar un artista para que su proyecto obtenga a través del micromecenazgo el éxito deseado?
Honestidad, imaginación, comunicación directa, saber generar empatías, y ofrecer retornos ventajosos para la gente que quiera formar parte del proyecto. La venta anticipada de entradas para un concierto te está ofreciendo un precio distinto al de taquilla, y esto es también una forma de financiación, que es lo que te ofrece el Verkami, pero con la variante de poder tener una relación directa con el colectivo que crea el proyecto. De todas maneras, en este punto me gustaría mencionar que hay una cosa que critico del planteamiento estándar de las campañas de cofinanciación: entendiendo el reto de los 40 días, no comparto que proyectos creativos no se puedan realizar por no llegar a los objetivos marcados.
¿Has descubierto a algún artista nuevo a través de Verkami?
A través de Verkami sobre todo he conocido proyectos documentales y de cómic, aunque tengo que reconocer que me sorprendió el impacto de un músico que no conocía, Jero Romero.
De aquel “Zuloak” ha salido Tania de Sousa, cantante de la banda protagonista del film que días atrás inició en Verkami la campaña de micromecenazgo de su primer disco en solitario. Un proyecto que parece haber tenido muy buena acogida, pues en su primera semana ya ha recaudado casi 1.500 euros. ¿Os ha sorprendido la respuesta?
El arranque de la campaña ha sido muy potente, pero lo difícil es mantener el interés durante los 40 días y conseguir el objetivo. Hay un momento crítico en cada campaña, en el que piensas que has tocado techo y nadie más va a estar interesado en colaborar, creando días de angustia y pensando que no se llegará al objetivo marcado. Esperemos que ese momento de angustia se pase rápido.
¿Qué destacarías de Tania? ¿Y del disco en el que estáis trabajando?
Tania es un huracán, un talento desbordante, una trabajadora perseverante con una gran voz, carisma y entrega. Me sorprendió su descaro cuando trabajamos juntos y se convirtió en la cantante de Zuloak, y ahora creo que su proyecto en solitario va a aportar un nuevo sonido a la escena vasca.
Un proyecto en el que te has implicado mucho. ¿Cuál será tu trabajo, tu aportación, en el disco?
Me encargo de la producción artística, es decir, dirigir la creatividad de los músicos de la banda sin invadir su personalidad, potenciar al máximo las cualidades de cada músico, aportar mi experiencia y criterio en la grabación y mezclas, además de coordinar y planificar las sesiones de estudio.
Como creador, ¿qué te aporta trabajar con artistas jóvenes?
Ilusión, estimulación y energía. Recuerdo cuando descubrí y trabajé con Sorkun, Afrika, Anari, o cuando realicé la producción de las suizas Wemean… Pura vida. Yo aporto, pero aprendo a la vez. Enseñar aprendiendo, pues provengo de la pedagogía de la anti-escuela.
Más allá del disco de Tania, ¿te encuentras trabajando en algún proyecto nuevo?
Black is Beltza. Se trata de una novela gráfica que espero publicar para finales de este 2014. Escribí un guión junto al escritor Harkaitz Cano para una posible película de animación y de momento, lanzaremos la novela gráfica basada en el citado guión, una vez encontrado el ilustrador que está ya dibujando la misma, el argentino afincado en México Jorge Alderete popularmente conocido como Doctor Alderete.
Y, a parte de la música y el cómic, ¿volverás a situarte tras la cámara?
Pues ya estoy escribiendo también la escaleta de guión de un documental que me gustaría rodar en primavera del 2015. Trataría sobre la vida de una bailarina de dancehall de Irun en busca de sus raíces. Una parte del documental se rodaría en Sierra Leona, de donde es su padre, por lo que no descarto lanzarme con un Verkami a comienzos del 2015 para financiar parte del viaje.
Proyecto Verkami: Tania de Sousa
Película Zuloak (2012)
@muguruzafm // facebook.com/Fermin-Muguruza