Según dice la propia patronal, y, obvia decir, sufre la clase obrera, el Tercer Sector cuenta con un serio problema estructural, la financiación económica del Tercer Sector no contribuye a establecer condiciones laborales saludables; al revés, las intoxica y contamina, esta es la gran trampa del tercer sector, en cuyo seno las patronales afirman sin rubor que hay que mirar más por el imperativo ético que por el económico. Para ello, dicen que hay que cambiar su modelo de financiación, salir de la ley de subvenciones e ir a fórmulas de concertación donde la financiación sea estable y segura, suficiente. Cuando hay una negociación colectiva, cuando se aprueba un convenio que afecta a prestaciones que se están haciendo con dinero público, la Administración no puede darse por no enterada, porque muchas entidades hacen acción pública delegada, forman parte de la red pública, aunque sea una red social, y si en esa negociación colectiva se ha establecido, por ejemplo, una mejora salarial o una mejora de las condiciones laborales que tienen un impacto económico, la administración de la que depende esa prestación de los servicios sociales no puede decir que no se da por enterada de esa negociación colectiva, porque, dicen las empresas, esa actitud hace imposible o somete a una tensión enorme al proveedor de esos servicios, que tiene que subir los salarios sin que se contemple esa nueva partida presupuestaria en el concierto con la administración, lo que imposibilita la gestión, o hace, como en el caso de Cruz Roja, que no se cumpla la ley.
El Tercer Sector tiene un grave problema que no ha sido desatado por la reforma laboral, sino que incide en una cuestión previa: un modelo anticuado, obsoleto, de financiación.
La trampa es que el Tercer Sector, para reparar de algún modo este modelo de financiación inestable y agotado, exige mucha creatividad y audacia a sus trabajadorxs sin asumir, ¿Cómo lo vamos a asumir, dirán las patronales? Que la solución, que no es más que una asunción de la derrota, que imponen las patronales es la polivalencia ¿alguna de nosotras ha encontrado en algún convenio del Tercer Sector que se nos dote a la clase obrera en este ámbito de soluciones que no devengan de nuestra propia convicción de no dejar a nadie atrás?
El Tercer Sector, dicen, ha de cambiar su modelo de gestión y de recursos humanos; ya no se podrán hacer contratos por obra, contratos temporales, con la generalidad con la que se venían haciendo, y eso significa que hay que hacer una reinvención de su forma de gestionar recursos humanos, que es difícil, costosa, y que significará sacrificios, pero que es absolutamente necesaria e ineludible. ¿Quién va a asumir esos sacrificios, costes y dificultades? El Tercer Sector, a veces, en las dificultades se crece, y este es un momento de gran dificultad dice la patronal. Quienes nos hemos crecido en las dificultades y hemos dado siempre respuesta a la precariedad desde la precariedad hemos sido las personas trabajadoras en la atención directa. Amenazan con EREs y plantean, para tener equipos permanentes, equipos de personal no solo pensados para un proyecto concreto sino equipos polivalentes que puedan reengancharlos a distintos proyectos, de manera que, cuando se acabe uno, en vez de despedir, como se venía haciendo, esos profesionales pasen a otro. Pero quieren una polivalencia que no pagan ni están dispuestos a pagar, la propuesta es polivalencia sin reconocimiento ni regulación, o ERE. Susto o muerte.
El esfuerzo lo sigue poniendo quien cree en aquello que hace, quien acompaña procesos que se precarizan ante la opinión pública desde la opinión publicada. Es, además, perverso, que trabajamos desde organizaciones y entidades que, viniendo del tercer sector que es el de la participación en la sociedad y en la economía desde lo que no es el mercado ni el estado, por la dependencia económica de las subvenciones nos convierte en funcionarias low cost en cuanto a que las políticas que desarrollamos no devienen de ningún otro lugar que no sea el estado.
Es irrenunciable un modelo ético en la gestión del bien común, en el empleo, y no utilizar de coartada un mal modelo económico para tener un mal modelo de gestión de empleo. Pero el problema sigue siendo, cada vez con más desarrollo, que nosotras cumplimos y ellos, las empresas y administraciones no, que creen inventar la pólvora con el tema de la polivalencia con la que se les está llenando la boca últimamente, que esta “solución” ya venía en el paquete de propuestas empresariales en la reforma laboral de 2012, y que tuvo, en la negociación colectiva, ciertas soluciones para esa necesidad empresarial de polivalencia que, en nuestro sector, es como las meigas que haberlas hay las aunque no las vemos en nuestros bolsillos.
Propuestas de acción sindical:
Luchar por la homologación (como personas trabajadoras en políticas publicas de acción social) de las condiciones mínimas de derecho, en cuanto a salarios, jornada, etc, para todas las personas trabajadoras del Tercer Sector de la acción social.