las cárceles de la ciudad de Valencia un buen número de los acusados de los diversos delitos cometidos “durante el periodo de
dominación roja” en los pueblos de la
misma, como por estar en ella la capital de la
provincia, densamente poblada y por ello con un número de acusados/ejecutados mayor.
Pero éstos no eran
los únicos.
Si los de la comarca de l’Horta superaban ampliamente los 800 ejecutados, casi trescientos vecinos de
la Ribera Alta, más de doscientos de la Safor, o los 120 de la Ribera Baixa y la Costera son cifras nada despreciables. Y el
resto de comarcas que componen la provincia de Valencia, aparecen igualmente representadas, al igual que hay vecinos de cinco
de las ocho que componen Castellón y cinco de las diez de Alicante.
Además de estos casos anteriores, al cementerio de
Paterna vinieron a parar un total de 109 personas oriundas de veinticinco provincias españolas, así como otra serie de ellas
de las que desconocemos su lugar de procedencia, y de ahí le viene el sobrenombre de “paredón de España”; de entre los
primeros cabe señalar los 23 ejecutados vecinos de Madrid.
Procedentes de la Cárcel Modelo de Valencia, y en
ocasiones directamente de las prisiones comarcales como la de Sueca o El Remedio de Llíria, un somero vistazo a los listados
de los ejecutados en Paterna nos confirma el carácter de masivos que tenían los expedientes y los consejos de guerra, así
como las sentencias dictadas: en muy buena parte de las sacas aparecen agrupados una serie de vecinos de una misma localidad,
en un número variable pero lo suficientemente grande como para desmarcar una acusación individual; son de destacar la saca
efectuada el 14 de septiembre de 1940, en que fueron ejecutados 39 vecinos de Masamagrell, casi la totalidad de los que
fueron ejecutados de este pueblo, los 19 de Cullera ejecutados el 30 de noviembre de 1939, los 17 de La Font de la Figuera
ejecutados el 6 de noviembre de 1939, los 14 de Meliana ejecutados el 23 de octubre de 1940, o las múltiples sacas de vecinos
de Valencia: 19 ejecutados el 3 de abril de 1939, 15 ejecutados el 4 de noviembre de 1939, 21 ejecutados el 27 de agosto de
1940, 14 ejecutados el 11 de septiembre del mismo año, por sólo citar unos pocos ejemplos.
¿Quiénes eran esos
ejecutados? Indudablemente, muchos de ellos eran parte de esa masa anónima, acusados de haber tomado parte activa en las
socializaciones, incautaciones de tierras o fábricas, en la destrucción de iglesias, en los asesinatos incontrolados de los
primeros meses del conflicto, o simplemente de haber militado en partidos o sindicatos del Frente Popular; labradores y
obreros fabriles en su mayor parte, en ocasiones habían además formado parte de los ayuntamientos, comisiones gestoras o
comités revolucionarios que se extendieron por toda nuestra geografía tras el desmembramiento del poder central.
Pero no
estaban sólos. El hecho de que en Paterna fueran ejecutados la mayor parte de los condenados a muerte de la ciudad de
Valencia, hace que junto a ellos aparezcan toda una serie de elementos de profesiones liberales, comerciantes, oficinistas,
médicos, funcionarios municipales y del estado, de secretarios de Ayuntamiento y de Juzgado, de abogados, magistrados y
Secretarios de Sala, de maestros nacionales, periodistas y artistas en sus más variadas facetas, sin olvidar con ello a los
militares, guardias civiles, carabineros, etc. aunque estos por otros motivos muy diferentes.
Sin pretender
realizar aquí una referencia biográfica de cada uno de ellos, sí me gustaría resaltar algunos nombres que tal vez contribuyan
a eliminar esa idea de que la represión franquista se utilizó para eliminar de la faz de la tierra a unos indeseables que
sólo habían contribuido a destrozar España. Podríamos comenzar con Joan Peset i Aleixandre, Catedrático de Medicina de la
Universidad de Valencia, y rector de la misma, hombre de altos valores humanos y auténtica talla científica como médico,
técnico investigador y creador. Joan Peiró i Belis, vidriero de profesión y vecino de Mataró, personalidad política al haber
sido ministro de Industria con Largo Caballero durante la participación de la CNT en el gobierno central; exiliado a Francia,
fue detenido por los nazis y trasladado a España donde tras un juicio sumarísimo fue ejecutado pese a la oposición de muchas
personas de derechas e incluso de militantes falangistas.
De entre los militares podríamos señalar a Francisco
Baldellón Cubero, ejecutado el 12 de junio de 1939: procedía del Cuerpo de Ejército de Santander, Brigada de Santoña, donde
ostentaba el cargo de Mayor de Brigada; Toribio Martínez Cabrera, militar de profesión, ascendido en noviembre de 1936 a Jefe
del Estado Mayor Central, colaboró con Asencio en la formación del Ejército Republicano; partidario de Casado, el fin de la
guerra le pilla como subsecretario de la Consejería de Defensa, donde permanecería hasta la caída de la capital; trasladado a
Valencia, se refugió en el Consulado de Panamá, donde fue detenido y encerrado en las prisiones militares, siendo ejecutado
el 23 de junio de 1939. Manuel Cascón Brieva, aviador, mandaba el 19 de julio el grupo de cazas nº 11 de Getafe, siendo su
actuación decisiva para inclinar la base a favor del Gobierno, al detener a todos los oficiales y suboficiales partidarios de
la sublevación; organizador de la fuerza aérea republicana, estuvo al mando de los primeros pilotos que fueron a la URSS a
formarse como tales; miembro del Consejo de Defensa de Casado, fue el encargado de entregar los restos de la aviación
republicana a las tropas de Franco en el aeródromo de Los Llanos, donde fue detenido y trasladado a la cárcel de Albacete
primero y Valencia después, donde fue juzgado y condenado a muerte, siendo ejecutado el 3 de agosto de 1939. O Manuel Pérez
Salas, Comandante del Ejército Republicano ya antes de la sublevación del 36, y decidido partidario de la lealtad a la
República, fue un verdadero freno a la insurrección de la plaza de Valencia; fue ejecutado el 11 de mayo de 1939.
En una misma saca, la del 28 de junio, fueron ejecutados, entre otros muchos, Luis Cisneros Delgado, magistrado de la
Audiencia Provincial de Valencia; Isidro Escandell Úbeda, diputado en las Cortes del Frente Popular, Presidente de la
Federación Socialista Valenciana, Diputado Provincial, Vicepresidente de la Diputación de Valencia, Secretario del Ateneo
Mercantil de Valencia y Director del diario Adelante, entre otros cargos; Vicent Miquel i Carceller, prolífico y activo
promotor de publicaciones satíricas, republicanas y anticlericales, ya durante la monarquía de Alfonso XII y la dictadura de
Primo de Rivera, de entre las que destaca La Traca, y el dibujante, caricaturista y humorista gráfico, Carlos Gómez Carreras,
“Bluff”, colaborador en algunas de esas publicaciones, y calificado por los falangistas como autor satánico.También fue
ejecutado en Paterna Alfredo Torán Olmos, escultor y maestro artístico durante la República, que formó parte de la Junta de
Incautación de Obras de Arte a las órdenes del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, con la misión de retirar
pinturas y esculturas en aquellos pueblos que corrían el peligro de caer en manos de los sublevados; por ello fue acusado de
auxilio a la rebelión y ejecutado. Otro escultor, tallista y ebanista fue Alfredo Gomis Vidal, amigo del anterior, y miembro
del comité de intervención UGT-CNT.
Para todos ellos el final fue el mismo, la muerte violenta ante un pelotón de
ejecución en un paraje, El Terrer, borrado de la memoria. Sus restos reposan, en unos casos, en nichos individuales o
panteones familiares, en otros, en alguna de las varias fosas comunes donde, unos tímidos intentos de ubicación han llenado
de nombres un espacio que alberga muchos más de los que aparecen reflejados en su superficie.Y todo lo que se haga por
recordarlos, será poco.
Vicent Gabarda Cebellán
Doctor en Historia por la Universidad de Valencia