- Atenco nos llenó y nos sigue llenando de dolor, de rabia y de indignación. Pero también de dignidad y orgullo al recordar la rápida movilización y la solidaridad con la que muchas y muchos se volcaron con las y los represaliados.
Durante el año 2006 tuvo lugar la conocida como “La Otra Campaña” del EZLN. Una caravana zapatista recorrió el México de abajo con un mensaje de esperanza y ánimo para quienes padecían injusticia: No están solos ni solas. Frente a las grandes campañas mediáticas que los partidos políticos ponían en marcha en busca de votos, las y los zapatistas hacían una invitación a unirse desde abajo, no claudicar y a resistir.
San Salvador Atenco fue uno de esos lugares donde se escuchó el mensaje zapatista y se puso en marcha la resistencia. Frente al expolio y la destrucción de sus modo de vida que se anunciaba con la construcción del nuevo aeropuerto de México (planeado sobre terrenos agrícolas en Texcoco) los pobladores de Atenco y Texcoco tomaron las calles para lanzar a los poderosos su mensaje de rebeldía.
Las movilizaciones en Atenco fueron reprimidas con una dureza que estremece incluso 10 años después. Las primeras intervenciones policiales se saldaron con varios heridos y dos jóvenes muertos: Alexis Benhumea y Javier Cortés. No contentos con esto, los elementos policíacos siguiendo órdenes del entonces gobernador del Estado Enrique Peña Nieto, tomaron a la fuerza las ciudades de Atenco y Texcoco en un alarde de brutalidad extrema. Hubo cientos de heridos y detenidos arbitrariamente, y se reportaron 26 casos de tortura sexual a mujeres detenidas. Estos atentados contra los derechos humanos siguen hoy impunes. El artífice de la represión ocupa hoy el cargo de Presidente de la República.
Atenco nos llenó y nos sigue llenando de dolor, de rabia y de indignación. Pero también de dignidad y orgullo al recordar la rápida movilización y la solidaridad con la que muchas y muchos se volcaron con las y los represaliados. Una solidaridad que se mantiene gracias a ese arma de las y los de abajo que es la memoria. No olvidamos a las 11 mujeres denunciantes que siguen en lucha contra la impunidad del Estado, y les mandamos ánimos para afrontar su lucha en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La única lucha que se pierde es la que se abandona, y sostener la mirada frente al poder significa , de alguna manera, estar venciendo.
La memoria hace que no olvidemos las luchas de las compañeras y compañeros en todas las geografías y calendarios, ni olvidemos quienes son los represores del pueblo (por mucho que se vistan de demócratas y traten de esconder su pasado). Nos recuerda que este mayo se cumplen dos años de la muerte a manos de paramilitares del maestro zapatista Galeano. Su asesinato no solo ha quedado impune sino que además sus asesinos gozan del favor de las autoridades. Nuestra memoria nos hace recordar que el culpable de la represión en Atenco tomó posesión de su actual cargo el día 1 de diciembre de 2012 en medio del rechazo popular. Las protestas fueron reprimidas con una violencia que se llevó la vida del compañero Francisco Kuykendall y provocó la desaparición forzosa de Teodulfo Torres. Una represión que se sigue practicando de forma rutinaria e impune en todo el Estado Mexicano. Lo vimos recientemente en Xochicuautla y en Chablekal. La vemos en Guerrero con el hostigamiento que sufren los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa cada vez que tratan de recordar al mundo ,que nos faltan 43 estudiantes, y muchas y muchos mas desaparecidos.
En este mayo de memoria de luchas, la CGT queremos enviar nuestro apoyo a quienes han sufrido represión, tortura, despojo y humillación y ,lejos de rendirse o claudicar, han mantenido la cabeza alta y la dignidad intacta. Queremos dejar constancia de que a 10 años de Atenco, nuestro compromiso y apoyo sigue del lado de quienes luchan por la justicia y la reparación, y contra la desverguenza del poder. Seguiremos haciendo de la solidaridad sin fronteras nuestro idioma común y denunciando los atropellos del Estado y el capital mexicano.