VISIÓN DE JUAN GARCÍA OLIVER
Introducción bibliográfica
Este post, escrito a 100 años del nacimiento de García Oliver por Manel Aisa y publicado en el boletín del Ateneu Enciclopèdic Popular sigue teniendo una vigencia total y no existe ningún texto nuevo que aporte nada diferente aunque están en proceso de elaboración y de tesis doctoral un par de trabajos. Últimamente se han escrito varias biografías que aportan datos sobre el “ministro anarquista”; destacan las del dúo de investigadores Luis A. Palacio y Kike García Francés sobre la figura de Francisco Ascaso y la ya reseñada en este mismo portal -y también de Manel- sobre Aurelio Fernández. A mi entender ambas y cada una a su modo son inexcusables para obtener una visión que nos saque del clásico paradigma del “Elecodelospasoslogismo” que nos inunda. La vida de Juan García Oliver pasa por ser, junto a la de Durruti, una de las más legendarias y literarias de todas las figuras que poblaron el universo libertario de la Revolución del 36. Las fobias y filias que desata su mera mención siguen mediatizadas por su descomunal obra sin prestar apenas atención a sus escritos en prensa, discursos o balance de su paso por el Ministerio de Justicia en la etapa de colaboración gubernativa de la CNT durante la contienda del 36-39.
Manel ha contado con la suerte inmensa de poder bucear horas y horas en el manuscrito mecanografiado de sus memorias. Un borrador lleno de enmiendas y tachaduras tanto del autor como de Pepe Martínez, editor de la mítica editorial Ruedo Ibérico, que llevó a cabo la impagable labor de preservar para la historia las memorias de algunos de los más destacados personajes del movimiento libertario español: las del propio Juan, Cipriano Mera o las del hijo de Horacio Prieto, César M. Lorenzo.
Manel Aisa ha sabido entresacar oro de entre líneas de estos y otros documentos y con su pasión lectora e investigadora nos dejó en 2001 este interesantísimo artículo. Fue de antes de que esta avalancha de reivindicación de efemérides que vivimos hoy lo inundase. Manel trató en profundidad a Diego Camacho (Abel Paz), uno de los historiadores del movimiento libertario que más desencuentros tuvo con García Oliver, esto y las múltiples pesquisas realizadas le dan la autoridad necesaria para historiar la (su) clase obrera; digno discípulo de Peirats, Manel se ha ganado el honroso título de albacea del anarcosindicalismo barcelonés, del mismo modo que Miquel Amorós lo es de la actuación cenetista durante el conflicto del 36-39. Alejado del academicismo y con un afán investigador más cercano al periodismo histórico, una buena prueba es que esta semblanza, a pesar de los recientes trabajos sobre su figura, no ha perdido un ápice de vigencia.
SEMBLANZA DE GARCÍA OLIVER [Por Manel Aisa]
Originalmente publicado con el título “A cien años del nacimiento de Juan García Oliver” núm 26 del ‘Enciclopèdic Noticiari’, diciembre del 2001.
A veces en el movimiento libertario lo colectivo absorbe tanto a lo individual que parece que las cosas o hechos sean el resultado de todo un conjunto de personas, sin embargo el carácter stirneriano de cada uno de los individuos.
Quizá este no sea el caso de Juan García Oliver en sus años de plena vitalidad, pero al menos a mi me da esa impresión ahora. Máxime cuando estamos cansados de ver y comprobar como solo se recuerda a los muertos a raíz de efemérides centenarias. Véase el ejemplo sin necesidad de salir del movimiento libertario de hace unos años con Buenaventura Durruti o el reciente de Francesc Ferrer i Guàrdia y la Escuela Moderna.
Juan García Oliver no sólo obedece a una de esas figuras del movimiento libertario, sino a uno de esos personajes que hace falta entender en profundidad, para conocer todo el conjunto de la historia contemporánea y compulsiva del primer tercio de este siglo en España. El propio Diego Camacho, Federico Arcos o Liberto Sarrau en más de una ocasión nos han recordado que en sus años mozos de juventud, en plena II República no era ni Durruti, ni Ascaso, quienes les atraían por su cariz sino Juan García Oliver, quien con su sola presencia o su discurso atraía a las jóvenes generaciones a la rebeldía.
Nacido en Reus en 1901 a los once años empieza a trabajar en una oficina de distribución vinícola y poco después como aprendiz de cocinero y camarero en Reus y Tarragona pero a los dieciséis años se traslada a Barcelona en busca de trabajo. Estamos en el año 1917 y en plena Huelga General, García Oliver vive de cerca los acontecimientos que se producen en el centro de la ciudad y en especial el barrio chino y sus calles estrechas y lúgubres donde los huelguistas cenetistas se atrincheran y se hacen fuertes en las barricadas de las calles Cadena /Aurora, San Jerónimo / San Bartolomé o Cadena / San Pablo (conocida como la ‘Barricada de la Bombilla’, por que allí mismo había una Cantina con una gran Bombilla), etc…. Jornadas estas que marcaran el carácter del joven García Oliver tan bien relatadas por Adolfo Bueso en “Recuerdos de un cenetista” o por la entrañable Montserrat Roig en su libro “Rafael Vidiella l’aventura de la revolució”.
Estamos en un periodo compulsivo y efervescente que coincide con el fin de la Gran Guerra en Europa. Son tiempos de crisis económica y clandestinidad obrera, de falta de previsión gubernativa y de subsistencia obrera, mientras la burguesía cierra fábricas y recoge sus ganancias con ostentación.
En Barcelona García Oliver trabajará en diversos lugares de la ciudad de camarero entre ellos el Hotel jardín de la plaza del Pino, se afiliará en la Alianza de Camareros y en una huelga habida en 1919 será detenido y encarcelado en la Modelo de Barcelona. Allí García Oliver coincidirá y tendrá largas conversaciones con Ramón Archs (del sindicato del Metal) tal como él nos relata en sus memorias (1) lo que incidirá en su afiliación a la CNT. Ramón Archs, otro personaje del mundo obrerista malditamente olvidado por el movimiento obrero, generoso como el que más. Archs luchó y dio su vida por la dignidad del hombre.
En 1921 está de nuevo en Reus donde impulsa la creación del Sindicato de aquella localidad. Desde allí, en contacto con Ramón Archs conseguirá el dinero de un importante empresario reusenc (Evarist Fàbregas) para comprar la moto con la que se atentará posteriormente en Madrid a la figura del presidente del gobierno Eduardo Dato.
De vuelta a Barcelona en 1922, después de diversas reuniones en casa de Domingo Ascaso de la calle San Jerónimo, se funda el grupo “Los Solidarios” que tenía su órgano de expresión en la revista “Crisol”. Esta revista estaba dirigida sobretodo a los soldados acuartelados en la plaza de Barcelona, con el objetivo de la deserción o mejor la rebelión a sus mandos.
“Los solidarios” es la unificación de los grupos que procedían de “la perla del sindicalismo”, Zaragoza y los de Barcelona, así entre otros lo formaban Francisco Ascaso, Buenaventura Durruti, Aurelio Fernández, Ricardo Sanz, Gregorio Jover y Juan García Oliver. Enterados de que José Luis Laguia (sospechoso de preparar el atentado a Seguí) del Sindicato Libre se escondía en Manresa y que con frecuencia acude al bar Alambra de aquella ciudad, deciden actuar el 6 de abril de 1923, en la refriega Laguia resultara ileso pero sus tres guardaespaldas quedarán heridos.
Por este hecho será juzgado y condenado en rebeldía el 23 de octubre de 1923 junto a los manresanos Juan Figueras y Francisco Roig ambos del sindicato del Fabril y Textil de Manresa.
A partir de este hecho el grupo “los Solidarios” decide dejar de enfrentarse directamente con los pistoleros del Sindicato Libre y preparar lo que García Oliver denominará la “Gimnasia revolucionaria” empezando por recaudar fondos para la revolución por lo que centrarán buena parte de sus energías a la recaudación de fondos económicos. Así el 7 y 8 de agosto de 1923 participa en un atraco primero en la Fonda de Francia y al día siguiente en la empresa Arrendataria de Contribuciones de la calle Avinyó, donde los empleados del ayuntamiento barcelonés reconocieron a García Oliver en las fotos mostradas por la policía. Poco después en 1924 será detenido y pasará todo el periodo de la dictadura de Primo de Rivera en el Penal de Burgos.
Con el advenimiento de la República será puesto en libertad. Y poco después el uno de mayo del 31 participa activamente en la manifestación que se convoca enfrente del Palacio de Bellas Artes (Paseo San Juan) hasta la Plaza de Catalunya con diversas arengas revolucionarias como la disolución de los cuerpos represivos, etc… En el mitin intervinieron: Durruti, Santiago Bilbao (escultor, del Sindicato de la Construcción de la CNT), Oliver, Arturo Parera, etc. La manifestación será un duro enfrentamiento con la policía. Por esos días García Oliver participa activamente como secretario peninsular de la FAI en el enfrentamiento con la Cámara de la Propiedad Inmobiliaria por el aumento del precio de los alquileres (2).
Del 11 al 16 de junio está en Madrid en el Congreso Cenetista del Conservatorio representando a las delegaciones de: Trabajadores Alforja. Trabajadores Reus, Riudecols, Riudecañes, y Dosaigues. El 2 de agosto de 1931 participa en una asamblea popular celebrada en el salón de Bellas Artes de Barcelona donde se debate la represión del gobernador civil Anguera de Sojo sobre los obreros que están llenando la cárcel Modelo.
En octubre de este año de 1931 entrará como redactor de Solidaridad Obrera. Aunque un mes más tarde será detenido, (concretamente el 30 de noviembre), poco después será puesto en libertad.
El 27 de diciembre participa en un mitin junto a Durruti, Arturo Parera (miembro del C.R de la CNT) y José Corbella ( Secretario de la Intercomarcal Manresana) en el gran Kursal de Manresa (3). Poco después se produce (Enero del 32) la insurrección del Llobregat con la proclamación del comunismo libertario en diversos pueblos de la cuenca minera que traerá una fuerte represión al movimiento libertario donde una buena parte de sus miembros serán confinados y enviados a Bata, Sidi Ifni mientras que García Oliver será detenido y encarcelado en la Modelo de Barcelona.
Allí, meses después, en marzo del 32, se discute acaloradamente el Manifiesto Treintista publicado pocos días antes y se redacta un nuevo Manifiesto (firmado por la mayoría de reclusos cenetistas) el 10 de marzo en la prisión Modelo de Barcelona pidiendo la expulsión de la CNT de Ángel Pestaña y los restantes firmantes del “Manifiesto Treintista” (4).
En el mes de mayo está García Oliver de nuevo en libertad, participando en diversos mítines por Catalunya. En Sabadell en el Teatro Cervantes mientras participa desde la tribuna con Benjamín Cano Ruiz (Cenetista, FAI), Manuel Jiménez Jiménez (del Sindicato de la Construcción de Barcelona), Vicente Pérez Combina (años más tarde fue miembro de la Agrupación amigos de Durruti) y otros. La Guardia Civil irrumpió en el local y obligó a suspender el acto lo cual se hizo a grito de viva la CNT y la FAI (5). El 20 de septiembre de nuevo es detenido García Oliver en una redada policial en el local del Sindicato Fabril y Textil que estaba en la calle Municipio 12, de Barcelona (6).
El 8 de enero de 1933 se declara una huelga general de ferroviarios y con este pretexto, un pleno Regional de Catalunya trata de impulsar un movimiento insurreccional. García Oliver era del Comité Revolucionario e inmediatamente será detenido y apalizado junto a Gregorio Jover y otros. Ya no saldrá de la cárcel hasta noviembre del 33, pocos días antes de las elecciones de noviembre. En este periodo con antiguos compañeros de “Los Solidarios” crearán el grupo “Nosotros” que no se integrará en la FAI hasta bien entrado el año 34.
Debido a las continuas clausuras del periódico “Solidaridad Obrera” García Oliver decide marchar a Madrid por unos meses (abril/junio) para, desde el periódico CNT lanzar una campaña de denuncia por la arbitrariedad de las medidas gubernativas en Barcelona. Pidiendo la libertad de los presos y su amnistía. En febrero de 1936 junto con los compañeros del grupo “Nosotros” asumen el “Comité de Defensa Confederal de Cataluña”. En mayo participa en el Congreso de Zaragoza como delegado del Fabril y Textil, defendiendo la reincorporación a la CNT de los Sindicatos de Oposición que en el anterior Congreso de Madrid se habían separado de la organización.
El 19 de julio de 1936 está en la calle enfrentándose a los militares insurgentes, dirige el asalto a la Universidad donde se habían parapetado los militares en los primeros momentos de la sublevación. Al día siguiente junto a Mariano Vázquez “Marianet” (Secretario del comité regional de la CNT) y a Jacinto Toryho (Director Solidaridad Obrera), son los cenetistas que oficialmente incautan el edificio del Fomento Nacional de la Vía Layetana de Barcelona como nueva sede de la CNT, pasando a ser conocida como “La casa CNT-FAI” e inmediatamente es uno de los partidarios del “Comité de Milicias Antifascistas” donde ocupará cargo en la secretaría de Guerra.
El 10 de agosto se celebra el primer mitin después del triunfo revolucionario en el mítico Teatro Olimpia de la Ronda San Pablo de Barcelona, junto a él como oradores estarán Francisco Isgleas (Secretario de la F.L. Sant Feliu de Guixols) y Marianet. Después García Oliver partirá para Valencia para hacer lo propio en la capital del Túria (7) En noviembre del 36 acepta la cartera de Justicia del Gobierno Largo Caballero. Una de las primeras medidas que tomó al llegar a Madrid será nombrar director de la cárcel madrileña a Melchor Rodríguez “El Ángel Rojo” por ser un perfecto conocedor de la prisión por sus continuas entradas y salidas de la misma durante los tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera y República.
A raíz de los “Hechos de Mayo del 37”, García Oliver viaja a Barcelona y el 4 de mayo a las 4 de la tarde está en el Palau de la Generalitat reunido con otros responsables de otras organizaciones, a las 8 de la tarde será uno de los que hablarán por la radio para calmar los ánimos en la lucha e inmediatamente saldrá del gobierno como el resto de ministros cenetistas.
Aquel mismo verano entrará a formar parte del CAP del Comité Regional de Catalunya que se encargaba de dirigir la política anarquista ante la guerra. El 28 de junio del 37 es nombrado Conseller de Servicios Públicos de la Generalitat cargo que ni él ni el resto de compañeros cenetistas aceptarán. A finales de 1938 intenta organizar la defensa de Barcelona, pero el proyecto fracasa. El 27 de enero del 39 cruza la frontera con Francia, después parte a París, Suecia y en 1940 hacia México por la ruta de Moscú, Vladivostok, Estados Unidos y finalmente México. En el exilio mexicano trabajó en una empresa química e intentó influir en la CNT del exilio e incluso con su amigo Aurelio Fernández intentó crear un partido anarquista pero un accidente de tráfico le recluyó en su casa.
Murió en Guadalajara (México, el 13 de julio de 1980) después de haber publicado en la prestigiosa editorial Ruedo Ibérico de París una de las más interesantes memorias del anarcosindicalismo español, cargadas de contradicciones pero ineludiblemente expuestas para el conocimiento y el análisis de posteriores generaciones, que aun hoy en más de una ocasión, en distintos foros y debates recuerdan y se apasionan con fervosidad al recordar por ejemplo aquella asamblea del día después del 19 de julio del 36 donde García Oliver y Federaciones Locales de la CNT como Hospitalet apostaron por ir “a por el todo”, ya que el poder en ese momento en Catalunya estaba en la calle con la CNT.
¡Pero eso forma parte de la ficción!, por lo que podemos continuar el debate.