Antonio Pérez Collado, Secretario General CGT
PV.
Semana Santa, nos encontramos metidos de lleno en otra repetitiva y tediosa campaña electoral. De nuevo el buzón rebosante
de salutaciones y falsas promesas de quienes en los últimos cuatro años han pasado absolutamente de nosotros y de sus
promesas anteriores; otra vez los mítines para incondicionales y los debates insulsos; un mes de sonrisas ensayadas y
frases incluso menos graciosas que originales, destinadas rellenar telediarios.
ven reducidos a compromisos imposibles de cumplir (aunque tuvieran voluntad de hacerlo, que ya lo dudo), a una guerra a base
de los insultos más burdos, y a la competencia entre los asesores, peluqueros, jefes de prensa, maquilladores, etc. de los
respectivos candidatos para lograr arañar unos puntos en las encuestas de intención de voto: todo, todito, todo como la
última vez; o peor, si me apuráis.
nos óbice para que sesudos ciudadanos y hasta viejos compañeros de utopías olvidadas y derrotas honrosas, cada vez que
entramos en campaña se pongan nerviosos ante la gran responsabilidad que la Democracia ha dejado en sus manos. Poniéndose en
su piel, la excitación estaría más que justificada: saben que todos mienten y que muchos se corrompen, pero el voto es
sagrado y una posibilidad (remota, a juzgar por los muchos y fallidos procesos habidos desde la Transición) de que algo
cambie.
amigos no se resignan a meter la pata ellos solos; quieren que otros (que, a su juicio, no vemos el peligro que corre el
país si cae en manos de los malos) les acompañemos ahora en ese doloroso camino hacia las urnas. Primero nos dan la razón
en que no hay ningún partido que merezca la confianza de la gente honrada y trabajadora, para a renglón seguido advertir que
si seguimos con nuestra demodé y peligrosa postura abstencionista, estaremos permitiendo que el resultado de las elecciones
sea contrario a los intereses populares. La ecuación es incontestable: si la gente de izquierdas no vota, votarán todos los
electores de derechas y con un partido conservador en el Gobierno, la Comunidad o el Ayuntamiento empezarán los recortes de
derechos y libertades.
análisis, humildemente me permitiré alguna tosca aportación sobre las experiencias más recientes. En primer lugar, algo que
pocos analistas y ningún tertuliano saben o quieren ver: si lo habitual en todos los procesos es que se abstenga la misma
gente (pongamos un 30%) es evidente que será el 70% que siempre vota el responsable de que gane uno u otro partido. No creo
justo que se culpe del fracaso de una candidatura a los que, de entrada, ya teníamos decidido no participar en la
votación.
activos, cuando las alternativas que se nos ofrecen (descartada la derecha más reconocible) son, o bien unas candidaturas
confeccionadas para la ocasión con los restos de naufragios anteriores, o como mal menor el voto al PSOE, que por lo menos
defiende la cultura, lo público y no amenaza las conquistas del Estado del bienestar.
Rodríguez Zapatero lo que se recordará por los que las hemos vivido son la entrada en la OTAN y la participación española
en cuantas aventuras militares han interesado al amigo americano, las privatizaciones de servicios públicos y el cierre de
los más importantes sectores industriales del país, la pasión por la urbanización de costas y montes, la apuesta por grandes
infraestructuras como las autopistas y el AVE (sin olvidar otras obras faraónicas, que tanto brillo dan a quien las
inaugura), el abaratamiento del despido y los contratos basura, el recorte de las pensiones y el socialismo al revés: a
sea, quitar a los pobres para darle a los bancos.
rápida con los ricos y poderosos como lo es cuando se trata de embargar a los pobres o expulsar a los trabajadores
extranjeros, a estas horas faltarían políticos para sustituir a todos los cargos públicos que, presuntamente, se han
pringado en los cientos de casos de corrupción que salpican toda la geografía y todo el abanico parlamentario.
que vamos a dejar de ser acusados los de la abstención activa de irresponsables o pasotas. Lo que sí pediría es un poco de
respeto para quienes llevando tantos años en la lucha social, nos negamos a votar por la “cara a” o la “cara b” del sistema
capitalista. Nosotros respetamos tanto el derecho de los churumbeles a seguir colocando los zapatos en el balcón (para que
los llenen de regalos sus graciosas y orientales majestades) como el de los buenos ciudadanos a equivocarse cada cuatro
años, esperando acertar con su voto en la siguiente cita electoral.
Antonio Pérez Collado, Secretario General CGT
PV