que hoy en día se ha perdido la creencia—en su día anarquista—en la espontaneidad de las revoluciones. Sin embargo, un
estudio atento de éstas nos muestra todo lo contrario: la gran mayoría de revoluciones—europeas, al menos—ocurrieron
espontáneamente. Para argumentar este texto usaré un ejemplo histórico, aunque la argumentación se puede aplicar, como he
dicho, a la gran mayoría de revoluciones europeas. Este caso
del que hablo es la Revolución de Febrero, la cual sucedió en Francia—París—en el año 1848. Si escojo este caso histórico
es por su importancia para el resto de revoluciones proletarias que la siguieron, pero también porque muestra muy bien el
carácter espontáneo de estas grandes revueltas populares. Dicho esto, vamos al caso.
Louis-Philippe de Orléans, la cual no solamente cambió a los Bourbons sino que también dio el poder a la burguesía
financiera que tomó control del parlamento—la burguesía industrial no era tan poderosa en aquellos tiempos debido al
limitado desarrollo industrial de Francia. Durante esos años que llamamos la Monarquía de Julio la burguesía tomó por
primera posesión real, y legal, del Estado. El régimen claramente diseñó una constitución que beneficiaba a la alta
burguesía y de esto se dieron cuenta las clases populares—que poco a poco iban tomando contacto con las teorías
socialistas—y la pequeña burguesía—que ni estaban completamente a favor de los cambios radicales que Louis Auguste Blanqui
proponía, pero tampoco estaban por la labor de beneficiar a los estratos más ricos de la sociedad.
lo general, sin embargo, en 1847 estalló la primera crisis financiera internacional, la cual se expandió como un cáncer
desde Londres, pasando por Frankfurt y Viena, y llegando a París donde mostró su peor cara. Los buenos tiempos económicos
pasados y los derechos civiles adquiridos tras la Revolución de 1830 se olvidaron pronto, pero si esto sucedió así no fue
por determinación de las inestabilidades económicas sino de la integración de ideas socialistas y republicanas en el
ideario común social.
cuando la revolución estalló, Marx y Engels ya habían publicado su Manifiesto Comunista—de hecho un día antes en Londres. No
obstante, las ideas del Manifiesto que ya habían tenido cierto “rodaje” por los ámbitos obreros no influyeron en lo más
absoluto en el incipiente proletariado parisino que se lanzó a las barricadas el día 23. El contexto económico era de
fuerte crisis económica, altísimo nivel de desempleo, y creciente pobreza entre las clases trabajadoras y medias. A esto le
tenemos que sumar la represión policial y la falta evidente de derechos y libertades. Sin embargo, contrario a cualquier
teoría de la miseria, el pueblo no alzó las barricadas porque no tenía pan alguno que comer ni trabajo alguno en el que
trabajar. Si el pueblo se lanzó a las barricadas, en última estancia, fue por un hecho no planeado: el asesinato de varios
trabajadores a manos del ejército.
banquete popular en París que fue prohibido por el ministro François Guizot. La gente, desoyendo la prohibición, salió a la
calle a protestar y fue entonces cuando una partida de soldados abrió fuego sobre la muchedumbre. El resultado fue la
Revolución de Febrero. Algo similar podemos encontrar en los disturbios populares en Atenas: la gente no empezó a tirar
piedras y cócteles molotov hasta que en 2008 la policía asesinó en Exarheia a Alexis Grigoropoulos.
esquemáticamente:
- La población parisina sufría en 1848
severas condiciones económicas. De hecho siempre las sufrió debido a las malas cosechas que se dieron en el primer cuarto
de siglo. Sin embargo, no se alzaron a grito revolucionario meramente por las condiciones económicas
adversas.
- El proletariado parisino de 1848 ya tenía
una conciencia obrera influenciada por los teóricos socialistas de la época. Dejando a un lado las especulaciones marxistas
sobre “cuándo el proletariado está maduro o no para hacer la revolución”, no se puede negar que las ideas existían y eran
difundidas entre las cooperativas y demás asociaciones informales.
- La represión del Estado existía pero aumentó en el momento en el que la crisis económica y la desilusión
política creada por nuevas ideas socialistas tomaron fuerza.
factores no son causa suficiente para que una revolución tenga lugar, pero seguramente sean causa necesaria (al menos el
segundo y tercer punto claramente en la historia europea). La Revolución de Febrero ni se planeó ni se organizó de
antemano. La idea existía; las condiciones económicas eran favorables en tanto que descontentaban a la gente; y el régimen
incrementó el control social y la represión popular. No obstante, la revolución no sucedió hasta que un evento imprevisto
tuvo lugar, y como una llama prendiendo la mecha de un polvorín, la revolución estalló—teniendo en cuenta el tiempo
presente, los paralelismos con el caso griego actual son muy interesantes.
“espontáneo” y qué consideramos como “organizado.” Las ideas revolucionarias claramente existían en Francia antes del año
1848, no obstante y en último término, fue la espontaneidad que un hecho contingente trajo lo que produjo que las masas
populares se echaran a las calles de forma violenta. La historia nos muestra que los seres humanos somos capaces de asumir
grandes dosis de malestar—¿acaso la sociedad española de hoy en día no sufre mucho? Sin embargo, se necesita algo
extraordinario, algo que haga gritar a la gente “¡ya basta!”, para empezar una revolución. Y estos eventos extraordinarios,
por su naturaleza, ni se planean ni se prevén fácilmente. Con esto me refiero a algo “espontáneo”, de la misma forma que
una élite política revolucionaria puede organizar una revolución en petit comité pero igualmente necesitará de un
evento espontáneo y extraordinario para levantar al resto de la masa popular que no forma parte de su
élite.
revoluciones tienen parte de organización pero también gran parte de espontaneidad. Sino que se lo pregunten a las millones
de personas que hoy en día se manifiestan en Brasil, Turquía, o Túnez: ¿acaso no decidieron salir a la calle, seguramente,
por algún mensaje en Facebook o Twitter a la hora del almuerzo? Supongo que es lo que tiene ser humano: que las cosas
realmente importantes las decidimos a última hora y tirando con lo que nos dictan las entrañas.