En la tarde del 20-N, hacia las 8 me
disponía a acudir al Instituto Josep María Parra de Alzira con dos amigos más, a ver un tercer amigo que había tenido la
grandísima (y penada por ley si se incumple) fortuna de ser nombrado presidente de mesa electoral. Acudimos, lo saludamos y
puesto que habíamos ido le preguntaremos si podíamos ver el escrutinio (qué mejor sondeo) y nos dijo que sí. Esperando el
momento de que empezara el escrutinio salimos a la puerta del recinto para hacer tiempo y que uno de los amigos
fumara.
locales con actitud intimidatoria (justo es decir que sin comportarse de forma ilícita, pero denotando que no los hacía
demasiada gracia la situación en la que se veían inmersos) nos cierran el paso y nos preguntan dónde vamos. Exponemos que
pretendíamos ver el escrutinio. La reacción es de decir que no podemos verla, pero sin absoluta certeza Tras insistir en
que es público el escrutinio y que además nos lo ha dicho un presidente de mesa, uno de los policías se va a preguntar algo
que desconocemos a no sabemos exactamente quién.
Vuelve y nos dice, ahora sí con seguridad, que no podemos pasar.
Le preguntamos dónde lo dice, pero no lo sabe (después el ordenamiento jurídico nos dice que no exime de culpa no conocer
derecho, pero las fuerzas de orden que lo aplican no se lo conocen). Insistimos y va dándonos excusas como que demasiada
gente allí saturaría, que si debemos ser apoderados para entrar (¿y a los abstencionistas quien nos apodera?), etcétera.
Ante la situación, y entendiendo que los policías simplemente son unos “mandados” que responden a órdenes de superiores (de
tipo político), nos vamos. Pero nada más llegar a casa busco en internet la Ley Orgánica del Régimen Electoral General y me
encuentro con el artículo 95.2 “El escrutinio es público y no se suspenderá, salvo causas de fuerza mayor, aunque
concurran varias elecciones. El Presidente ordenará la inmediata expulsión de las personas que de cualquier modo
entorpezcan o perturben su desarrollo.”
Es evidente la vulneración de un derecho, y más todavía teniendo el
visto bueno del presidente de la mesa en la que queríamos presenciar el escrutinio. Es evidente que la Ley es papel mojado.
Y también es evidente que el que pretenden los partidos en este sistema corporativo (o mafioso, como queramos llamarle) es
resolver las disputas entre ellos, sin presencia ciudadana alguna. Pero ¿y los que no nos sentimos representados con ellos?
No existimos. Si ya tenía clara la inutilidad de votar en un proceso electoral (puesto que sé que el sistema electoral está
creado para propiciar unos tipos de resultados concretos, junto a que los que deciden, los que mandan a los políticos no son
elegidos por elecciones abiertas) ahora además me reafirmo con convicción como abstencionista activo y enque la lucha a
través de los movimientos sociales es la única vía posible de cambio.
Isaac Caballero Suey
Miembro de la Assemblea de Joves d’Alzira ‘El Cau’ i de l’Assemblea Ciutadana d’Alzira.